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Carlos Fernando Chamorro: “Esta sociedad se puede salvar con un proceso de unidad”

Carlos Fernando Chamorro ve a Ortega sin un plan a mediano plazo y considera que los grandes empresarios deben pronunciarse sobre la crisis

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El periodista Carlos Fernando Chamorro considera que Daniel Ortega puede volver ingobernable el país si por cualquier razón la oposición llega al poder. Además, cree que el mandatario sandinista está jugándose el día a día y no tiene un plan a mediano o largo plazo.

En esta entrevista, Chamorro habla sobre la necesidad de que la oposición pueda unirse al menos en la acción para hacerle frente a la represión estatal, y sobre la cuota que deben asumir los distintos sectores de la sociedad, incluidos los grandes empresarios, de quienes opina que deben pronunciarse sobre la crisis política.

Recientemente recibió el premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística, pero lo hizo en medio de un desfile de colegas en la Fiscalía. ¿Qué sabor tuvo para usted este premio?

Primero fue una gran sorpresa porque no sabía que estaba nominado a ese premio y de inmediato me produjo una gran alegría y emoción. Hay que entender que este es un premio compartido. Es un premio a mi persona, pero también es un premio a toda la prensa independiente. En ese momento están desfilando periodistas y directores de medios de comunicación a quienes el régimen pretende criminalizar por la relación de cooperación que han tenido con la Fundación Violeta Barrios de Chamorro. Yo creo que este premio es un mensaje que nos está diciendo el jurado del diario El País de España que “no están solos”.

A propósito, ¿no lo ha citado a usted la Fiscalía?

No, yo no he recibido citación para la Fiscalía. En mi caso el Estado ha actuado por las vías de hecho. El asalto que se dio el jueves pasado contra la oficina provisional de la redacción de Confidencial no tuvo ningún soporte de un juez, ni de la Fiscalía, ni nadie. Ni siquiera la propia Policía nos entregó un acta de los equipos que incautaron. Ellos llegaron a la oficina a capturar a los golpistas. De hecho, capturaron durante siete horas al camarógrafo Leonel Gutiérrez. Si hubiera habido otros periodistas en ese momento hubieran sido capturados también.

¿Cuál fue el motivo del asalto? ¿Qué estaba buscando la Policía?

Lo que conocemos es que cuando la Policía entra, pregunta si están en la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, y Leonel les dijo: “Esta no es ninguna Fundación”. Ellos (policías) dijeron: “Esta es la oficina de Carlos Fernando Chamorro. Hay que recoger entonces todos los equipos”. Las preguntas que ellos hicieron y el interrogatorio fueron estrictamente políticos. Para estos policías, ejercer el periodismo independiente pareciera que es como una actividad de tipo criminal porque las preguntas eran sobre cómo hacen periodismo aquí los periodistas, con quién se reúnen, qué hablan. Eso es espionaje político.

En 2018 hubo otro allanamiento a las oficinas de Confidencial, y en aquel entonces usted interpuso un recurso de amparo ante el Poder Judicial. ¿Ya hubo respuesta?

Se presentaron tres recursos de amparo. El Estado nunca dijo una palabra sobre por qué había perpetrado ese asalto. Fue el jefe de la Policía, Francisco Díaz, el primero que dio una versión cuando la Corte Suprema de Justicia le mandó a responder porqué había asaltado Confidencial. La respuesta que dio fue que él estaba cumpliendo órdenes a una solicitud del Ministerio de Gobernación que le pidió auxilio para ir a cerrar la organización no gubernamental CINCO. Yo he explicado en distintas ocasiones y no debería tener que explicarlo porque la Policía lo sabe, lo sabe la Fiscalía, lo sabe Ortega, que CINCO estaba registrada en el Ministerio de Gobernación. Es verdad, yo fui presidente de esa organización durante algunos años, pero en 2018 ya no lo era.

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Los recursos de amparo fueron admitidos por la Corte Suprema de Justicia, nunca los fallaron y otra vez vino una acción de hecho, cuando el Estado decretó la confiscación definitiva de nuestra redacción y del inmueble, y cuando la traspasó al Ministerio de Salud sin decretar nuevamente ningún sustento de carácter jurídico.

¿Y con este nuevo asalto piensa volver a interponer otro recurso de amparo?

En este momento no estamos presentando otro recurso de amparo, estamos recurriendo a la denuncia pública. Estamos recurriendo a exponer los hechos y que los hechos hablen por sí mismos. La Corte tiene los tres recursos de amparo del asalto (de 2018) y ahí está a la vista la violación a su propia Constitución con la confiscación.

Cuando usted salió del Frente Sandinista, se le tildó como “traidor” y existe esa concepción de que a los traidores el Frente Sandinista les pasa la cuenta en algún momento, ¿no considera que los asaltos a Confidencial y los ataques a su persona sean parte de una pasada de cuentas?

Creo que es la consecuencia de hacer periodismo que fiscaliza el poder. Hay que recordar que Ortega estuvo en la oposición más de una década, y mientras él estuvo en la oposición, yo hice periodismo independiente. Y aunque no era una fuente accesible, ni él ni el Frente Sandinista, pues había una suerte de relación profesional con Ortega como líder de la oposición. En el momento en que el Frente Sandinista regresa al poder en 2007, uno de sus objetivos era aplastar a la prensa crítica y nosotros presentamos muy temprano en su gobierno un reportaje de investigación sobre la corrupción y el tráfico de influencias que se llamó Extorción en Tola. Y yo sinceramente pensé, planteé y dije que esta era una oportunidad para Ortega de investigar la corrupción, y lo que hizo fue lincharme a mí como periodista en los medios oficiales donde me acusaron de narcotraficante, y ese fue el inicio de una escalada de ataques y agresiones.

Carlos Fernando Chamorro atiende a medios de comunicación después de que la Policía asaltara su oficina en diciembre de 2018. CORTESÍA/Carlos Herrera

¿Cómo valora el estado de la libertad de prensa en Nicaragua?

La libertad de prensa está siendo aplastada por el régimen a través de estas acciones que se dirigen contra medios de comunicación independientes, contra periodistas y también a través de este proceso de criminalización que se está llevando a cabo en este momento. ¿Hay libertad de prensa en Nicaragua? Sí, sí hay a pesar de este aplastamiento que está realizando la dictadura. ¿Tiene consecuencias defender la libertad de prensa? Sí la tiene porque el régimen está tomando estas represalias contra los periodistas. Al ejercer la libertad de prensa, estamos brindando un servicio invaluable a la sociedad nicaragüense que es el de la información para la verdad, la fiscalización del poder, la promoción del debate público, y son servicios que la prensa oficial no puede brindar y tampoco tiene ninguna credibilidad.

Pero a esta sociedad nicaragüense también se le percibe pasiva en cuanto a la defensa de sus derechos y el respaldo para los periodistas en cuanto a las embestidas del régimen.

Bueno, yo he recibido enormes muestras de solidaridad cuando se produjo el asalto de Confidencial. Yo creo que sí hay un reconocimiento a la labor que los periodistas independientes estamos realizando en Nicaragua. Eso no se manifiesta, quizás, de manera masiva, palpable, porque la gente no se puede movilizar, no se puede expresar en este país porque vivimos bajo estado policial. Yo no creo que la sociedad nicaragüense esté dormida, o esté pasiva, ni tenga complacencia con esta dictadura. Está esperando el momento de expresarse.

Yo soy un creyente de que la recuperación de la libertad, el derecho de reunión, de movilización, es crucial para encontrar la salida a esta crisis política. No va a provenir ni de afuera, ni de las sanciones internacionales, ni de la presión internacional, ni de la dictadura. La dictadura no va a facilitar una reforma electoral y tampoco la suspensión del estado policial. Hay que arrancárselo y ese es el desafío que tenemos todos los nicaragüenses.

¿Y cómo se le arrancan todos estos derechos a una dictadura?

La población, los pobres, los trabajadores, los estudiantes han pagado la peor parte de la represión. Los más de 300 muertos son trabajadores, estudiantes, no solamente de Managua, sino de todo el país. Yo creo que la gente ha puesto una altísima cuota de sacrificio. Tiene derecho a reivindicar la verdad y a reivindicar justicia frente a estos crímenes, sin impunidad. Esa es una de las grandes deudas que tenemos todos los nicaragüenses con las víctimas de la represión, y tiene que estar en el centro, en el corazón de las demandas de cambio político y de cambio democrático.

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¿De qué depende esa fuerza de presión? Yo creo que depende de la unidad nacional. Si no se pueden unir los bloques políticos hasta hoy, debería de darse por lo menos una unidad en la acción. Si todos están de acuerdo en que se debe salir de la dictadura, lo que debe imperar es la unidad en la acción para protestar frente al estado policial, para demandar que se respete el derecho a la libertad de reunión y movilización, y por ese camino llegar finalmente a una reforma electoral. El costo que se está imponiendo a Nicaragua es muchísimo más alto que los riesgos que vale la pena tomar. El empresario, el autoconvocado, los productores, los servidores públicos, civiles y militares tienen también una responsabilidad en buscar el cambio político en este país. Esta sociedad no se salva con un iluminado. Esta sociedad se puede salvar con un proceso de unidad.

¿Qué le espera a los votantes y a los periodistas para el próximo siete de noviembre?

El proceso electoral se está dando bajo un estado policial donde muchos líderes políticos están bajo arresto domiciliar de facto, y por otro lado el aparato electoral está sometido al control del Frente Sandinista desde las Juntas Receptoras de Votos hasta los magistrados. La maquinaria del fraude está activada y ya inició el proceso de eliminación de la competencia política, de manera que nuestras elecciones no serán ni justas, ni transparentes y tampoco competitivas. Los líderes de la oposición tendrán que tomar una decisión a finales de julio e inicios de agosto sobre como concurrir o no concurrir a esa elección, pero cualquiera que sea la decisión que adopten tiene que estar directamente relacionada con la resistencia cívica.

El periodismo hoy es un testigo. Es imprescindible en este proceso en el que no habrá observación internacional. Y lo que nosotros tenemos que hacer es fiscalizar al poder, a los actores políticos y brindar información confiable para la gente. Yo no he pensado cómo cubrir una elección porque no me imagino todavía cómo se va a llevar a cabo esa elección bajo estado policial.

¿Puede el periodismo nicaragüense suplir o llenar el vacío que dejaría la falta de observación electoral?

No puede suplirla. La observación es una labor profesional de especialistas que deberían estar en Nicaragua desde ya, desde el mes de mayo, pero el gobierno no solamente ha sacado de la ley la observación, ahora hablan de acompañamiento, sino que no hay voluntad política de invitar a una misión de observación de la OEA, Naciones Unidas, la Unión Europea o del Centro Carter. En ausencia de la observación internacional, yo creo que la prensa tiene un rol imprescindible e insustituible. Pero nosotros no tenemos acceso a las Juntas Receptoras de Votos para poder realmente constatar e informar lo que está ocurriendo por dentro, y tampoco tenemos acceso al proceso electoral que es administrado como un monopolio político de parte del Frente Sandinista. Creo que la presencia de la prensa le da a la población una mínima confianza, pero la gente quiere observadores internacionales.

En el pasado usted fue director de Barricada, el diario oficial del Frente Sandinista, y también cercano a Daniel Ortega. ¿Qué cree usted que podría estar pensando Ortega de cara a las elecciones?

Yo creo que Ortega está aferrado al corto plazo. Atornillarse en el poder y jugarse en ese aferramiento el día a día. No tiene visión de mediano plazo, ni de futuro. No piensa en Nicaragua, simplemente está pensando en preservar el poder a costa de la destrucción de la economía y de cómo se desarma el tejido social de Nicaragua. Su obsesión está enfocada en imponer este fraude electoral, intentar obtener alguna legitimidad y eso va a depender fundamentalmente de la oposición.

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Ortega ya ha dicho o ha insinuado cómo se imagina el futuro y ha dicho que después de las elecciones vamos a tener un diálogo nacional y prácticamente ha hecho una convocatoria directa, él y otros de sus voceros a los grandes empresarios para después de las elecciones. Supongo que tiene la intención de reconstituir el statu quo que existía antes del 18 de abril. Los hechos hasta hoy indican que el sector empresarial ha mantenido su distancia de la dictadura y que tiene un compromiso de apoyar la construcción de instituciones democráticas en el país. Yo no creo que estén dispuestos a volver al pacto corporativista, pero sería importante que lo digan. Que se pronuncien los grandes empresarios sobre esta crisis nacional. Creo que eso le daría al país un sentido mayor de certidumbre, que podamos escuchar a los líderes de los grandes grupos económicos del país cuál es su posición sobre esta crisis. Se distanciaron de la dictadura, pero la gente está esperando realmente qué es lo que van a aportar. ¿Se van a convertir o no en un actor democrático para empujar el cambio que necesita el país?

¿Qué pasaría con el país si Ortega consuma el fraude electoral?

Ortega ya está consumando un fraude electoral. Todavía no sabemos si ese fraude se va a consumar de manera definitiva. Depende de la reacción del liderazgo de la oposición y de la población, pero si se llegara a consumar, yo creo que no va a resolver la crisis nacional. El régimen no va a obtener legitimidad nacional ni internacional. Simplemente se prolongará la crisis económica en el país. Este régimen no es viable, no es sostenible. Nadie puede pronosticar de qué manera vamos a salir de la dictadura, pero tenemos la certeza de que la dictadura no es sostenible y el cambio político va a llegar como combinación de la resistencia cívica y de un proceso competitivo electoral.

Lo que le daría confianza a este proceso son básicamente tres cosas, observación nacional e internacional, unidad de la oposición y un candidato o candidata única que le devuelva a la gente la seguridad de que está dispuesta a luchar por un cambio profundo, y ninguna de esas tres condiciones existe en este momento

¿Usted ve a Ortega capaz de gobernar desde abajo como lo hizo en los 90s?

Sin lugar a dudas. El nivel de control que tiene Ortega, las mafias políticas del Frente Sandinista en el aparato del Estado, espacios económicos, en la Policía, en el Ejército y sobre todo en el otro ejército de paramilitares, representa una gran amenaza para Nicaragua, y si por algún motivo la oposición logra ganar esta elección, Ortega tiene los elementos para hacer este país ingobernable. La única manera de desmantelar la dictadura es ganando la elección con mayoría calificada, es decir, que le dé a la oposición mayoría calificada en el parlamento para deshacer la Constitución, las leyes represivas y las estructuras de la dictadura. Uno de los posibles escenarios es que Ortega siga gobernando desde abajo si por algún motivo no logra imponer el fraude para robarse la elección.

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Plano personal

Carlos Fernando Chamorro es periodista nicaragüense, director de Confidencial y los programas Esta Noche y Esta Semana.

En el pasado fue jefe del Departamento de Agitación y Propaganda del Frente Sandinista, y también director de Barricada, el diario oficial del partido rojo y negro.

En 2010 ganó el premio María Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, y recientemente el diario español, El País, le otorgó el premio Ortega y Gasset.

Es hijo de la expresidenta Violeta Barrios y del mártir de las libertades públicas Pedro Joaquín Chamorro.

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Excelente entrevista, bueno conocer esa opinión de un periodista con larga trayectoria que más que todo vemos siempre haciendo su trabajo y no respondiendo a preguntas tan claves. Me han gustado esas respuestas tan prácticas y honestas, claras y puntuales, además de asertivas.

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