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Lesbia Alfaro junto a su hijo recibiendo un reconocimiento a la excelencia académica de la Universidad Centroamericana. LA PRENSA/CORTESÍA

Lesbia Alfaro, madre de Lesther Alemán: “A Lesther lo criamos así, bien fuerte”

Lesther Alemán sufrió mucho asedio, pero nunca lo denunció. Así nos cuenta su madre. Habla sobre las aspiraciones políticas de su hijo, y lo que le diría a Daniel Ortega si lo tuviese en frente

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Los últimos 23 años de su vida, Lesbia Alfaro los dedicó a criar a su “cumiche”, Lesther Alemán, el joven que encaró a Daniel Ortega el pasado 16 de mayo de 2018 en el Diálogo Nacional.

En esta entrevista, cuenta cómo le cambió la vida ese día, desde disgustos con sus vecinos, hasta irse a la clandestinidad con su hijo. Para ella es difícil, pero está consciente de que Lesther Alemán puede ser asesinado en cualquier momento. “Yo tengo que aceptarlo”, dice.

Habla sobre las aspiraciones políticas de su hijo, y sostiene que en noviembre la población debe asistir a las elecciones, pero también considera que se debe exigir la observación internacional. También nos cuenta lo que le diría a Daniel Ortega si lo tuviese de frente.

¿Qué ha podido saber de su hijo hasta la fecha?

Nada. Ya tenemos más de veinte días y sin razón alguna. Solo nos admiten el agua y sus cosas de aseo personal. El champú, jabón, la pasta de dientes, su cepillo. Yo les he preguntado si podemos meterle un par de calcetines y me dicen que no. Solo una toallita pequeña.

¿Lesther padece alguna enfermedad?

Sí. Lesther padece de un reflujo gástrico que ya tiene como unos cuatro años. A él le dio una bacteria y quedó con ese reflujo. Ahora se le ha agudizado más, porque de ahí (Auxilio Judicial) recibí una receta para que le lleve lansoprazol, que es el medicamento que él toma. No sé si es que solo come una vez al día, porque él la tomaba una vez al día, pero la receta de ahí dice que ahora tiene que tomar dos al día.

Eso quiere decir que él tuvo visita médica porque solo así podían saber ellos qué es lo que él toma para el reflujo. Ellos no me han preguntado a mí. Esa receta es porque pasó con un médico o él pidió su medicamento porque lo tomaba diario.

¿Y le dejan pasar esa medicina?

Sí, esa sí. Pero si yo le quiero llevar alguna otra para el dolor o algo más, no me la dejan pasar. Como madres nos violentan nuestros derechos porque él como preso político, y yo como su madre, tienen que darme razón e información sobre mi hijo. Ellos tienen todo el deber y nosotras todo el derecho de verlos. Él no es un terrorista, ni un delincuente. No es un asesino para que lo tengan secuestrado. No sé en qué condiciones puede estar.

¿Cómo es Lesther normalmente con usted?

Es muy apegado. Es mi tierno, es mi bebé. Para mí, es como mi sombra. Y hay mucha confianza, porque su papá siempre fuera trabajando para que a él no le faltara nada y hasta la fecha su papá siempre ha estado pendiente de él. A mi hijo nadie más lo ha mantenido, mucho menos el imperio, porque el imperio no mantiene a nadie, peor que van a estar manteniendo a un estudiante.

El papá de Lesther no pudo entrar a Nicaragua

No lo dejaron entrar. Él no ha renunciado a su nacionalidad como nicaragüense. Él venía para apoyarme a mí en estas andanzas, pero no lo dejaron entrar. Le dijeron que había órdenes desde arriba que no podía entrar al país y si lo hacía, que tiene orden de captura.

¿Cómo han sido estos tres años de crisis política en los que su hijo ha estado involucrado?

Han sido terribles, dolorosos.

Su hijo encaró a Daniel Ortega en el primer Diálogo Nacional. ¿Cómo fue para usted ver a su hijo hablándole así al presidente?

Nos dio un giro a nuestras vidas porque a partir de eso ya comenzaron las amenazas y eso.  Fue algo terrible, que hasta tuvimos que dejar la casa un tiempo. Yo he andado con él en la clandestinidad. Donde andaba él tenía que andarse escondiendo como que ha matado a alguien, como que es un terrorista.

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Para mí no fue algo malo, pero si dije yo “¿qué le podrá pasar cuando salga de ahí?”. Él le estaba pidiendo que cesara como dueño de todo, de la Policía y todo eso, era el que podía dar la orden de que ya no matarán a más jóvenes. Los que se levantaron aquí fueron los jóvenes por una injusticia, por lo que estaban haciendo a los asegurados, a los ancianos y por eso fue la represión. Yo siempre le decía: “no, no te involucres en eso”. Y él me decía: “Madre, pero es que ahí yo estoy protestando por usted, porque usted ya está cerca a jubilarse y no quiero que le hagan eso a usted”.

¿De quién sacó ese carácter su hijo?

De los dos. De su padre y mío. Los dos. A Lesther lo criamos así, bien fuerte.

¿Cómo ha sido vivir en la clandestinidad para usted?

Terrible, angustiada. Siempre lo andaban buscando, si no eran los dirigentes políticos de los barrios, era la Policía. En ocasiones le tomaban fotos, le quitaban la camisa, lo tenían buen rato ahí amparado en los postes de luz, pero mi hijo nunca denunció eso. Ya los últimos días (antes de su detención) los motorizados o gente de civil lo perseguía, pero él siempre lo hacía invisible. Él nunca ha tenido miedo. Si diario ahí en la casa de CxL estaba la Policía y siempre estaban rodeados, pidiéndoles la cédula, tomándole fotos y esto y lo otro. Diario era eso

Lesbia Alfaro dice que su hijo Lesther es como su sombra. A sus 23 años continúa siendo su bebé. LA PRENSA/CORTESÍA

En una ocasión Lesther dijo que estaba preparado para la cárcel o la muerte. ¿Usted también estaba preparada?

Pues sí, siempre platicábamos sobre eso y yo tengo que apoyar sus decisiones. Nacimos para morir, y si él va a entregar su vida por su país, yo tengo que aceptarlo. Sería muy desgarrador, pero en mis manos no está. Él es un joven que sabe lo que hace.

Lesther también ha dejado entrever que quisiera optar a un cargo público en un futuro, usted ¿qué opina de eso?

Si él va a buscar un cargo, una diputación en un futuro, pues ya es una decisión muy personal de él. Yo creo que no solo Lesther, hay muchos jóvenes que son capaces y si él algún día se decide, yo tengo que apoyarlo.

En conferencia de prensa usted decía que había que ir a elecciones para conseguir la liberación de su hijo, pero ¿y si gana Daniel Ortega?

Pues no sé si siempre los va a continuar teniendo ahí o si van a ser procesados, pero sí elecciones tienen que haber. Yo creo en las elecciones porque si nos quedamos ahí sentados, ¿qué va a ser de nosotros?, ¿Qué va a ser de todos los privados de libertad?, ¿Qué va a ser de Nicaragua y los opositores? Va a ser un país que cada día se va a hundir más. Tenemos que ir a elecciones. Yo creo que hay que ir y se tiene que exigir la observación para que haya elecciones justas y transparentes.

¿Qué fue lo último que le dijo su hijo el día que lo detuvieron?

Que fuera fuerte, eso fue lo que me dijo.

¿Cómo fue la detención ese día?

Yo había ido a la casa a traer unos papeles para su diploma. Me dijo que me iba acompañar, pero yo no quería. Él me dijo: “¿Y por qué? Si es mi casa”. Y yo le dije que se acordara de la gente ahí del barrio. “No se preocupe, vamos a ir” me dice, y fuimos. No teníamos ni dos horas cuando nos cayó la Policía. Llegaron a querer desbaratar los portones de la casa y yo me salí porque oigo el ruido donde se parquean los vehículos. Mi casa es una casita humilde y gracias a Dios somos personas muy pobres, pero con mucho orgullo. No hay para que den vuelta los carros. La callecita es de tierra. Vivimos cerca de un cauce. Es tope. Había tres patrullas al frente de la casa. “¿Y qué es esto?”, entonces se asoma uno y me dice: “la Policía”. Y en los portones ya están buscando como destruirlos. Ahí ya tengo a mi hijo en la espalda y me dice: “Deje. Yo voy abrir”.

Ya abrió él y ahí se le tiraron como siete policías, como que él iba a huir y lo van agarrando a empujones, y yo les grito que qué les pasa si mi hijo no es delincuente, ni asesino ni ningún narco, y ahí yo veo que tengo la calle rodeada de antimotines. Que cosa más horrible. Hay uno que estaba encapuchado y me le da un golpe en la espalda (a Lesther), y vengo yo y le doy al hombre, entonces él me avienta. Pero Lesther va caminando y me va viendo, va como un león, y cuando ve al hombre tirándome le dice: “No me toqués a mi madre”. De ahí me agarran dos mujeres policías, pero cuando ya lo van metiendo a la patrulla Lesther me dice: “Madre, Cristo vence pronto”. Entonces yo le di a las mujeres también, me les solté, corrí a la patrulla y vi que le tomaban fotos y fotos ahí adentro. En eso cierran la puerta y se fueron de retroceso.

¿Le allanaron la casa?

Así es. Después de eso me querían agarrar, pero yo no dejaba que nadie me agarrara. Incluso había unos vecinos que estaban con los teléfonos y también los aventaron para sus casas. Los perros ladrando. Hasta que me metí a la casa y me dijeron que iban a allanarla.

¿Se llevaron algo?

Se llevaron su computadora, el teléfono. Su cartera me la querían quitar y yo no se las di. Se las enseñé y les dije: “Yo no se las doy porque dinero no tiene”. Incluso tenía la Biblia ahí y me preguntaron si yo oraba, y yo les dije que ahí mantengo mi Biblia porque esa es mi espada. Y ahí estuvieron revisando el cuarto, sus zapatos, su ropa y a todo le tomaron fotos. No eran ni las nueve y media de la noche y se fueron casi a las una de la mañana.

¿En qué condiciones cree que puede estar su hijo en este momento?

Se me pasan muchas ideas. Puede estar golpeado. Puede que no lo dejen dormir, o que a cada rato lo estén maltratando psicológicamente o físicamente. Se me pasan miles de cosas por la cabeza. Eso es lo que yo digo, ¿por qué no lo dejan ver? Ni al abogado.

¿Lesther fue sandinista en algún momento?

Pues para los 19 (de julio) Lesther cantaba las canciones. Incluso compró camisas de Carlos Fonseca Amador, de Sandino, del “Che” Guevara, y cantaba las canciones, no lo voy a negar. Tengo unos vecinos con los que siempre él cantaba las canciones, pero hoy en día a mí no me hablan. Hoy en día ellos son de ese partido (FSLN), y después de todo nos dejaron de hablar, pero sí saben quién es Lesther. Todos ellos me conocieron a mí cuando yo estaba embarazada de él. Todo el barrio sabe quién es mi hijo, quién es su madre y su padre.

Mi hijo a todo mundo respetó. Cuando venía de la escuela o la universidad hacía estaciones, saludando a toda esa gente. Le tenían aprecio, pero como encaró a Daniel Ortega les ha dolido. Yo no tengo nada en contra de nadie. Yo siempre aprecio, aunque lo critiquen o que me critiquen a mí, porque yo he visto a mis vecinos como familia. Y yo no voy a tomar represalias con nadie porque cuando yo hice amistad, yo no pregunté de qué partido político eran, ni ellos me preguntaron a mí.

Si usted tuviese de frente a Daniel Ortega, ¿qué le diría?

Le diría que se ponga la mano en la conciencia porque él es padre. Tiene hijos, tiene nietos, y no hace nada con tener a mi hijo preso. Él tiene que reconocer que le ha fallado a Nicaragua, porque él ha dado las órdenes. En su último discurso, él lo dijo, que cuando no hay nada que hacer se va a defender con balas, con plomo, y eso no es así. Si Daniel Ortega hubiera cedido, las cosas estuvieran diferentes. Tiene que aceptar los errores de lo que ha hecho con los jóvenes, y no que ha tomado más represión.

 

Plano Personal

Lesbia Inés Alfaro Silva tiene 59 años. Es madre de tres hijos, dos mujeres mayores y un hijo menor, Lesther Alemán.

Trabajó varios años como contadora, pero cuando nació su hijo Lesther dedicó todo su tiempo a criarlo.

Vivía en Villa El Carmen y trabajó en la Alcaldía de ese municipio por 13 años, hasta que conoció al furgonero Lesther Javier Alemán.

Después de que su hijo encarara a Daniel Ortega el pasado 16 de mayo de 2018, tuvo que dejar su casa en Villa Reconciliación debido a las amenazas y el constante asedio policial.

Actualmente se está encargando del trámite del título universitario que dejó pendiente su hijo en la Universidad Centroamericana (UCA)

 

La Prensa Domingo Lesther Alemán Nicaragua

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