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¿Un juguete que recuerda de su niñez?
Más que un juguete, una invención de niños: un par de sillas que mi hermana y yo convertíamos en una especie de “carros chocones” en la sala de mi casa. A mi mamá no le hacía gracia (risas).
¿Cuántas novias ha tenido?
(Carcajadas). ¡Madre mía! Esta pregunta tiene trampa. ¡Me ha ido fatal en el amor! Eso sí, más de alguna admiradora sí he tenido.
Mencione tres cosas que aún no ha hecho y quiere hacer.
Ser corresponsal en el Vaticano. Irme de viaje en el tren transiberiano. Escribir un libro.
A su juicio, ¿qué prenda de vestir femenina es más incómoda?
¡Los brasieres! Me parece súper incomodísimo andar algo que te comprime el pecho.
¿Qué le da asco?
En España consideran el queso con moho y olor fuerte una exquisitez. Para mí es todo lo contrario.
¿Una película que ha visto muchas veces y siempre quiere ver?
La trilogía de Karate Kid, con Pat Morita y Ralph Macchio.
¿Cree en la reencarnación?
Más bien, creo en la transformación de la vida cuando partís de este mundo. Al ser obras de Dios, el amor no muere, sino que se transforma.
¿Qué es lo más raro que ha visto en casa de alguien?
Una vez en Madrid entré en casa de un artista conceptual donde las paredes del apartamento estaban pintadas de colores estrambóticos, había muchos espejos y ninguno de los muebles hacía juego entre sí. Una locura (ríe).
¿Le da risa alguna mala palabra?
“¡Jodeeeer!”. Les sale del alma a los españoles cuando se “arrechan”, como diríamos los nicas.
¿Un placer culposo?
Comer nacatamal con pan y café todos los sábados cuando estaba en Nicaragua.
¿Tiene algún apodo?
En el gremio periodístico me conocen como “el periodista católico”.
¿Una habilidad que otros pueden encontrar extraña en usted?
No sé si es habilidad o maña: corrijo la ortografía de cualquier texto que llega a mis manos (risas).
¿Frío o caliente?
Caliente. Uno debe ser apasionado en lo que hace. En el periodismo hay que darlo todo (ríe pícaramente).
¿A quién extraña?
En primer lugar, a mi familia, a mis amigos y por supuesto, cuando estás en el exilio, extrañás a Nicaragua.
¿Una app que le gustaría inventar?
Una en la que los ciudadanos podamos destituir de su cargo a los políticos incapaces o corruptos.
También puede ver: Tres años fuera de Nicaragua. Las historias de los exiliados de 2018.
¿Una pregunta sin respuesta?
¿Algún día lograremos tener los nicaragüenses el país libre, justo y democrático que nos merecemos? Yo no pierdo la esperanza.
¿Qué es lo que menos extraña de Nicaragua?
A la dictadura (carcajada). Creo que nadie, en su sano juicio, extraña vivir bajo el autoritarismo.
¿Con qué color se identifica?
Me encanta el azul, el color de la inmensidad, del cielo y el mar.
¿Qué haría si se queda sin papel de baño en casa ajena?
(Carcajada), esta pregunta es embarazosa. Usaría la toalla de secar manos para limpiarme y luego la botaría en la basurera. ¡Qué pena!
¿Algo que le molesta de las redes sociales?
Los trolles que llegan a las publicaciones para generar ruido, polémicas innecesarias o publicar ofensas. No aportan nada.
¿Cuál es la palabra que más utiliza?
Esperanza. Creo que la he vuelto como una especie de leitmotiv, sobre todo si va relacionada con Nicaragua.
¿A qué le tiene miedo?
A las serpientes y los alacranes. Los evito a toda costa. Me paralizo si los veo.
Tiene 20 dólares y 10 minutos de vida ¿qué haría?
Desplazarme al mar. Es un buen lugar para terminar la vida.