14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Monseñor Silvio Fonseca comentó que el actual proceso electoral no cumple con requisitos elementales para ser declarada democrático o transparente. LA PRENSA

Monseñor Silvio Fonseca: “Nicaragua no es de una familia”

El vicario de la Familia explica en entrevista con revista DOMINGO cómo ve la actual situación de Nicaragua, valora las elecciones, habla del exilio y los presos políticos, qué es lo malo que hay en Daniel Ortega y la manda un mensaje a los partidarios del dictador

Contenido Exclusivo CONTENIDO EXCLUSIVO.

Son las 7:36 de la mañana y un hombre abre apresurado el portón de la iglesia Santa Faz en el barrio Costa Rica de Managua. Manejando un carro pequeño entra monseñor Silvio Fonseca. Tiene la agenda apretada y solo a esa hora puede recibir a la revista DOMINGO de La Prensa.

Al fondo, en una sala de espera, cerca de donde también está un comedor, monseñor Fonseca se sienta en una mecedora y comienza a conversar con DOMINGO. Tiene una voz fuerte. No es necesario acercarle mucho la grabadora.

Tiene 68 años de edad, dice que se encuentra bien, pero “con este clima mucha alergia en el ambiente”. “Todo bien gracias a Dios, hasta hoy, porque somos vulnerables todos y no sabemos mañana cómo vamos a amanecer”, explica.

Durante la conversación, monseñor Fonseca se mostró preocupado por la situación de Nicaragua, especialmente la económica. Habló sobre los desafíos actuales de la familia, muy afectada en estos días porque la gente se está yendo al exilio debido a la represión del orteguismo. Los sacerdotes mismos han estado siendo atacados verbalmente por Daniel Ortega.

¿Cuántos años ya de vida sacerdotal?

Cuarenta. Los sacerdotes no nos jubilamos. Hasta la muerte. Hasta que ya no podemos. A los 65 años, en la arquidiócesis, se cotiza durante la juventud, entonces le pasan a uno una ayuda, pero no significa jubilación porque uno sigue en el ministerio, en una parroquia, en cualquier responsabilidad.

¿No necesita mucho para vivir tampoco?

Depende. Lo más importante es la salud. Si un sacerdote tiene enfermedades crónicas y amerita como cualquier mortal, pues son altas sumas de dinero. Hay un seguro, como facultativo que le dicen, igual que todos, no necesariamente te cubre el ciento por ciento. Gracias a la generosidad del pueblo siempre hay médicos que están pendientes de los sacerdotes. Siempre ayuda el tipo de vida que uno lleva. En general, los sacerdotes son disciplinados en sueño, en actividad, esa es la formación del Seminario.

¿Los desmanes suyos cuáles son?

Abuso de uno mismo, en términos de sentirse joven. Excesivo trabajo. Por eso es necesario, como cualquier ser humano, organizar su trabajo.

Lea también: Silvio Fonseca: “Siempre ha habido una intención de robarle el discurso a la iglesia y confiscarle sus tradiciones”

¿Satisfecho con su elección sacerdotal?

Yo siempre me pregunto por qué Dios me llamó. Hay otra gente mejor que yo, pero Dios sabe a quién llama. A pesar de reconocer mis pecados, mis deficiencias, si yo volviera a nacer volvería a ser sacerdote.

¿Y cuáles han sido sus pecados?

Tal vez confiar mucho en la gente, en algunos. Fui muy precipitado en confiar en alguien y después no resultó lo que uno pensaba.

¿Qué ha aprendido en sus 40 años como sacerdote, de la gente, de Nicaragua?

Cada quien tiene su historia. En mi caso, he sido privilegiado porque me ha tocado una coyuntura histórica del país muy particular, que fue un aprendizaje para mí. El seminario no me formó para esto. El Señor me ha dado oportunidades que nunca las hubiera soñado: estudios, responsabilidades pastorales, que las tomo no porque he sido el indicado sino como un aprendizaje.

¿Su origen es de pobreza?

Mi madre era una lavandera de Tiscapa, de aquellas que iban con unos motetes de ropa. Ella bajaba a la laguna de Tiscapa. Yo aprendí a cocinar porque mi madre se iba a lavar y yo les hacía la comida a mis hermanos. Mi madre venía en la noche a planchar. Una humilde mujer. Sufrió mucho e hizo lo posible por darme lo que podía. Recuerdo que una vez mi madre no llegaba y eran las 6:00 de la tarde. Llegó a las 10:00 de la noche arrastrándose porque una piedra le cayó donde lavaba ropa. Venía con sus dedos (de un pie) casi destrozados. Eso marcó mi vida.

¿Y su padre?

Era un carpintero. Trabajó como portero del Banco Nacional. También mi padre era muy humilde. Cuando yo llegué a tercer grado, me dijeron: Silvio, no vas a seguir estudiando porque no podemos asumir… Yo no nací en la pobreza, sino en la miseria. A veces no comíamos. Fue fuerte ese impacto porque yo quería seguir mi cuarto grado de primaria. En la vecindad donde crecí, que todavía está como yo la dejé, había una señora que vendía tortillas en el mercado San Miguel, antes del terremoto. Yo me animé y por la mañana iba a cuarto grado de primaria y por la tarde yo vendía tortillas en el mercado. Así aprobé mi primaria.

Usted es el vicario de la Familia, ¿qué retos enfrentan las familias en Nicaragua actualmente?

La familia ha sido para mí un aprendizaje. Es un maremágnum, es demasiado amplio. La familia ha sufrido transformaciones históricas a nivel mundial, en primer lugar. Nosotros no somos una isla. Las familias antes eran numerosas y ahora son dos hijos nada más.

¿Eso es positivo o negativo?

Ha sido negativo para la sociedad porque, en vez de enriquecernos, nos hemos empobrecido. La mentalidad que ha permeado hoy en la familia ha sido de confort y de la solución de los problemas. Ha sido totalmente una equivocación porque, al final, el mundo sigue siendo más pobre que antes. No se trata con que eliminar la humanidad, porque es eliminar con estas políticas antinatales… la familia ha cambiado muy rápidamente porque los medios de comunicación han ejercido una influencia determinante en el comportamiento familiar desde el punto de vista de la identidad, de su misión. No solamente hay factores culturales y morales sino también los factores políticos han sido determinantes. Hoy, por ejemplo, cantidades de familias han emigrado fuera del país. Vas a una casa y solamente está el papá y la mamá porque los hijos han tenido que huir por seguridad. Urge una acción en todos los campos porque hay una familia que está fraccionada, sufriendo. La gente que ha emigrado tiene una familia aquí y forman una familia donde están en el exilio.

¿Aconsejaría usted que la gente no se vaya para que no se desintegre la familia?

Entre dos males… lo que pasa es que es desproporcional, frente a un peligro inminente, tenés que salvar tu vida si la situación llega al extremo, pero siempre añorando que un día tiene que regresar esa familia. Se entiende por la gravedad de una situación.

Habría que diferenciar entonces lo que es la migración por necesidad económica y la forzada por situaciones políticas.

Evidentemente. Unos pueden tener posibilidades económicas pero su vida está en peligro. Moralmente eso es aceptable, la legítima defensa en términos de buscar la seguridad ciudadana, siempre buscando el bien de la familia.

¿Se ha acentuado el exilio por razones políticas durante los últimos años?

El exilio siempre ha sido una realidad distópica. La misma familia de Nazaret tuvo que exiliarse porque Herodes quería matar a Jesús. Esto, desgraciadamente, es el pan de cada día. Yo me ordené en la época de los ochenta y la familia totalmente se separó. Ya muchos se quedaron y no regresaron más al país. Entonces, volver a comenzar. Y una familia no la vas a reconstruir en términos de un año, de una década. Este es el peligro que yo veo aquí, de un futuro inmediato en Nicaragua, de que en nuestra familia se está editando la época de los ochenta. Muchos no van a regresar porque ya se establecieron en otros países, porque tienen mejores oportunidades. Una crisis, esto es para largo.


“Este país no es de una familia y todos los nicaragüenses tenemos derechos. Todos tienen el derecho y el deber de expresar sus opiniones… Cualquier presidente de cualquier república tiene que entender que un presidente no es un dueño de un país. Él es simplemente un gobernante”. Monseñor Silvio Fonseca, vicario de la Familia.


¿No mira un cambio cercano en Nicaragua?

Lamentablemente, hoy es unánime que esto no se ve que sea de mediano plazo siquiera, pero nosotros siempre animamos que Dios es la última palabra y que las cosas tienen que cambiar. Lo malo no puede subsistir por siempre. El problema nuestro es el plazo porque muchas veces queremos que ese plazo sea mañana. No son cambios cosméticos, estos son de raíces muy profundas. Cuando escarbas, es un divieso que donde se toca sale pus. Nos vamos a morir nosotros, porque estamos prácticamente en una destrucción total. Eso va a tomar su tiempo. Se va a cumplir la ley de la física, las cosas caen por su propio peso.

Muchas personas ven lo malo del régimen de Daniel Ortega, pero algunos también lo defienden. ¿Qué les diría?

Cada quien tiene derecho a pensar. Nosotros nos llevamos por los hechos, no por lo subjetivo. Estamos frente a realidades que se imponen a la razón. Lo malo tiene que ser malo en cualquier parte del mundo. La tragedia hoy es el suicidio de la razón, porque es inconcebible que un ser humano, que piensa, frente a unos hechos que son malos y que no admiten refutación, sigan defendiendo lo malo como bueno. Cuando ese mal llegue a las mismas personas tendrán que sumarse a la verdad. Este es un problema de fondo, de verdad y razón.

¿De verdad y de razón?

De verdad, porque es negar una evidencia. La verdad se impone por sí misma. Esto es negro y punto, aunque tú quieras decir que es blanco. Es de razón porque si tú estás defendiendo algo, que es subjetivo y no se ajusta a la razón, entonces hay un suicidio de la razón.

Hablando sobre los sacerdotes, por un lado están siendo víctimas de la pandemia y el por otro sufren ataques verbales del gobierno.

La iglesia tiene 21 siglos de sufrir. La palabra de Dios se cumple: por mi causa van a sufrir, por mi causa los perseguirán en el Evangelio. En Nicaragua esto no es nuevo. Yo soy de los ochenta y la memoria histórica no puede borrarse. La memoria nos recuerda aquellos años cuando 10 sacerdotes fueron expulsados del país. Cuando hicieron el montaje a monseñor Carballo, que lo desnudaron en Las Colinas. Cuando a monseñor Peña también le hicieron una trama. La expulsión de monseñor Vega. En mi parroquia, San Judas, todos los días pasaban los que Daniel Ortega llamó las turbas divinas. Era todas las noches, un asedio. Eso es muy reciente para aquellos que se les ha olvidado. Lo que estamos viviendo ahora, quiero agregarte dos cosas: primero, el presidente Ortega ha repetido o sostiene esos ataques. Esto es frontal ya contra la Iglesia católica. La pregunta sería, porque él es un jefe de Estado: ¿Esto lo hace a título personal o es una política de Estado? Viniendo de un gobernante es de serias responsabilidades. Lo otro es que esto, aunque él ha insistido que es contra obispos, contra sacerdotes, no es tanto contra nosotros. Es contra el pueblo católico, porque el pueblo católico sigue a sus pastores. Este pueblo es de mayoría católica y, por lo tanto, hiere también a los católicos.

Mucho se usa el nombre de Dios en la política. Los políticos dicen ser creyentes. Ortega se declara cristiano.

Eso está en la misma Biblia, cuando Jesús dice no todo el que me diga Señor entrará en el Reino de los Cielos y las cartas de San Juan dicen que vendrán los anticristos. Eso seguirá ocurriendo en la historia, de gente que usa a Dios para hacer actos contra Dios totalmente. Fue la tentación cuando la serpiente fue donde Eva y se presenta como un devoto y entra sin agresividad, una mansa paloma y el diablo comienza a dialogar con Eva y le dice: es cierto que Dios…, para no espantarla, pero era una serpiente venenosa, que era el demonio mismo. De manera que el demonio también se reviste como creyente.

Lea también: Monseñor Silvio Fonseca: “El imperio del mal gobierna Nicaragua”

¿Se ha agudizado la persecución contra los sacerdotes desde abril de 2018?

Sí. Llama poderosamente la atención, porque él pidió a los obispos que llevaran el diálogo para solucionar la crisis política. Él mandó una carta. Lo expresó verbalmente y luego los obispos le pidieron que lo escribiera. ¿Qué hay después de eso? Solo Dios lo sabe. Pero viene al caso decir que la Iglesia no le sirve a ningún régimen, ningún gobierno. La Iglesia le sirve al pueblo de Dios y colabora al bien común de la gente. Nosotros no tenemos intereses políticos, no buscamos diputaciones ni cargos políticos. Esos sentimientos solo los puede explicar la misma persona que los ha hecho público.

¿Qué hacen los sacerdotes en estos momentos, en qué se están enfocando?

Nuestra primera tarea es hablar con la verdad, de que el odio destruye y sufrimos todos. No puede una nación, una familia, no puede ser conducida por esta vía porque por esta perdemos todos, no hay excepción. Exhortamos a nuestro pueblo a siempre trabajar por el amor, por la reconciliación, porque el ser humano ha nacido para amar. Segundo, desde nuestras posibilidades, se ayuda a las personas que puedan tener necesidades materiales por el desempleo. Y, tercero, estamos en permanente oración, porque para Dios nada es imposible y estamos plenamente seguros de que Dios va a cambiar la historia de nuestro pueblo, porque este pueblo es creyente, religioso, respeta a los obispos, a los sacerdotes. Nosotros no nos quejamos del pueblo de ninguna manera, todo lo contrario, el pueblo siempre está a nuestro lado.

¿Cómo están valorando las elecciones actuales?

Las elecciones entran dentro de la doctrina social de la Iglesia, hablando de la democracia. La Iglesia siempre ha tenido una palabra a la conciencia de los católicos, cuando estamos en nuestras elecciones. En junio pasado los obispos volvieron a retomar el tema y pidieron unas elecciones libres, democráticas, transparentes, competitivas para Nicaragua. En los últimos días la Comisión de Justicia y Paz publicó un comunicado con la preocupación de que en este momento no se ven condiciones en esos términos que los obispos pedían. Pero no nos toca a nosotros resolver esa situación sino al Estado. Lo de nosotros no es un invento, es la certeza mundial y nacional de lo que se está viendo. Lamentablemente, no es una fiesta cívica como cuando uno ve en otros países que hay manifestaciones. Nos preocupa ese ambiente de tensión que hay en el país.

Hay presos.

Hay presos, hay gente por la que la población hubiera podido votar por cualquiera de ellos. Todo eso afecta a la nación porque si no hay opciones, un país no puede decir que fue ciertamente una fiesta cívica. Sobre todo, es el respeto a la Constitución, porque esto es constitucional.

¿La situación económica cómo la están viviendo?

Muy dura. Se siente la dificultad en nuestro pueblo. Las ofrendas pueden haber bajado hasta un 70 por ciento. Los salarios están congelados y la gente tiene dificultad. La Iglesia, que depende de las limosnas de los fieles, está pasando serias dificultades. Hay que pagar el agua, hay que pagar la luz. Eso no ha bajado, más bien ha subido.

¿Cómo les ha afectado las muertes de sacerdotes por Covid-19?

Muy duro. En su mayoría sacerdotes jóvenes con un potencial para servir a este pueblo. Estamos para dar la vida a los demás, aun con todas las precauciones que hemos tratado de tomar. La bioseguridad no es que no se ha hecho.

¿Cómo está viendo el ataque a LA PRENSA? Todavía está tomada por la Policía.

Ha sido un golpe duro. Era el único medio escrito. Eso tensiona más el país. Lo ideal es que se respeten los derechos humanos, la comunicación, la libre información, es un derecho ciudadano que nadie lo puede quitar. La humanidad tiene que entender, los gobiernos también, de que no todos tienen que pensar como ellos piensan y que esas no son maneras de solucionar una situación. Es una equivocación que se paga a alto precio. No es ese el camino.

¿Cómo se pueden explicar las actuales actuaciones de Daniel Ortega?

Yo no sé si él actúa solo, si tiene sus asesores. Quisiéramos a alguien conciliador, que ame a su pueblo. Por ejemplo, eso frontal contra la Iglesia, creo que él está equivocado. No se sabe si alguien lo aconseja así o si él es así. Pero es una responsabilidad, porque este país es de todos, este país no es de una familia y todos los nicaragüenses tenemos derechos. Todos tienen el derecho y el deber de expresar sus opiniones.

¿Tiene que entender eso Ortega?

Cualquier presidente de cualquier república tiene que entender que un presidente no es un dueño de un país. Él es simplemente un gobernante.

Desde los 19 años de edad monseñor Silvio Fonseca entró al seminario y pasó seis años discerniendo si sería sacerdote o no. LA PRENSA/ARCHIVO

Plano Personal de monseñor Silvio Fonseca

Silvio José Fonseca Martínez nació el 1 de junio de 1953 en Managua. Se crio en el barrio Campo Bruce. Su padre fue Joaquín Fonseca Doña y su madre María Martínez López.

El bachillerato lo estudió en el instituto Telcor, lo cual se le facilitó porque trabajó en esa institución desde los 16 años, primero como mensajero y luego como reparador de líneas telefónicas.

Lea también: Vicario de la Familia critica el terrorismo estatal contra los ciudadanos

A los 19 años de edad entró a estudiar en el Seminario. Desde niño había pensado en ser sacerdote. El entonces monseñor Miguel Obando lo mandó a estudiar a Colombia después del terremoto de 1972. Estuvo seis años discerniendo si finalmente iba a ser sacerdote.

Tuvo dos novias y una de ellas, como no se casó con Fonseca, nunca lo hizo.

Fonseca gusta de leer una o dos horas diarias, ya sea de cultura, historia o exégesis.

Escucha música clásica y le gusta caminar e ir al gimnasio.

Le gustan los deportes, especialmente el beisbol y el futbol, este último lo practicaba en el Seminario.

Se considera una persona escéptica. “La vida me ha enseñado a ser un poco prudente. No me emociono, soy práctico”, dice.

En los últimos años de vida ha optado por la “comida light”, nunca comida chatarra. Come lo normal de un nicaragüense; arroz y frijoles. Le encantan los asados.

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Me sorprende que Mons. Fonseca y La Prensa no sepan que : 1 ) Que hay gente que se casan con mucho amor y despues se divorcian odiandose. 2 ) La Historia de la Iglesia Catolica tambien es complicada al igual que la Politica. Tambien tiene seguidores y detractores porque por lo general ha estado a favor de los Imperios. 3 ) Con todos sus defectos y abusos absurdos e indefendibles , la actual Dictadura ha sido el Gobierno que mas ha favorecido a los pobres. 4 ) Los mundialmente muy queridos y respetados Presidentes Obama y Biden tienen detractores, y el asqueroso nefasto narcisista mentiroso patologico Trump tiene millones de seguidores.Me explico ?

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí