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Tiziano Breda, analista: “La inestabilidad puede desembocar en episodios de violencia política”

El analista analista para Centroamérica de Internacional Crisis Group, Tiziano Breda, habla sobre la ebullición de la región: dictaduras, narcotráfico, migración y, como si fuese poco, las grandes potencias mundiales disputándose su influencia en ella.

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Centroamérica está en ebullición. Dictaduras, narcotráfico, migración y, como si fuese poco, las grandes potencias mundiales disputándose su influencia en ella. Para hablar sobre la situación de la región, Revista DOMINGO buscó a Tiziano Breda, analista para Centroamérica de Internacional Crisis Group, una organización no gubernamental “dirigida a la resolución y prevención de conflictos armados internacionales”.

Breda es italiano, radicado en Guatemala, sociólogo con una maestría en relaciones internacionales con especialización en la solución de conflictos y con un enfoque particular en América Latina. Dice que China y Rusia tienen poco interés comercial en Centroamérica, pero sí la están usando para molestar y amenazar a Estados Unidos para que no haga acciones en otras áreas del mundo donde China y Rusia están aumentando su presencia. “Se está usando como pieza en el rompecabezas global de competencia entre estas potencias”, afirma.

¿Se han agudizado los problemas de Centroamérica en estos últimos años o es simplemente otro ciclo de crisis de los mismos que ha tenido siempre?

A veces se tiende a absolutizar conceptos en lugares que tienen una historia bastante borrascosa. Si bien la convulsión que se vivió en los años 80, con todos esos conflictos armados, dejó una huella bien fuerte en la historia de estos países, en este momento siento que hay una agitación política y una pérdida del norte como valor real. Los conflictos de los 80 era liderados por ideologías, en este caso siento que se ha transformado la manera en que se expresan, pero sí se han agudizado ciertas dinámicas debido, sobre todo, al cambio global, en términos de influencia de ciertos actores en la región, cambios de mercado en un mundo multipolar que ha hecho evolucionar estos aspectos. Efectivamente se está moviendo toda la región, si bien no ha avanzado mucho en términos de integración regional a nivel político, sobre todo, sí se han dado pasos a nivel comercial. Hay un juego de espejos, en el sentido que hay una constante mirada de un gobierno hacia otro, desafortunadamente en este caso, en un intento de replicar algunas prácticas represivas y de discurso soberanista y anti injerencista para justificar ese tipo de prácticas.

Centroamérica vuelve a llamar la atención a grandes actores internacionales: China, Rusia, Estados Unidos…

Centroamérica es un punto sensible por su cercanía, por ser una zona de buena parte de la migración que llega a Estados Unidos, y por ser una zona de tránsito de bienes ilícitos, narcotráfico.  A nivel estratégico y político es muy sensible para Estados Unidos y se está utilizando, por ahora más a nivel simbólico, por parte de países como China y Rusia para molestar, tener una influencia sobre todo política y de esta manera intentar amenazar a Estados Unidos para que no haga acciones en otras áreas del mundo donde China y Rusia están aumentando su presencia. Se está usando como pieza en el rompecabezas global de competencia entre estas potencias.

Honduras tenía problemas con un gobierno al cual se le vinculaba al narcotráfico. Con el nuevo gobierno, ¿usted ve a este país mejorando o empeorando su situación?

Una transición política en Honduras era una necesidad sobre la cual había un gran clamor popular después de 12 años de gobierno del Partido Nacional, una gestión no muy eficaz de la pandemia, la situación de seguridad y el desempeño económico del país que ha sufrido muchísimo en estos años también porque ha sido víctima de la continuación de esta convulsión política que se ha estado dando a raíz del golpe de estado del 2009. Fue una señal bastante contundente de parte de la población en su voto de castigo hacia el Partido Nacional y de confianza a la presidenta Xiomara Castro, de que un cambio era necesario.

El problema es que parece que, para muchos, al imponer en la junta directiva (del Congreso) a Luis Redondo a través de mecanismos poco legales o con vicios de formas, no abona al fortalecimiento democrático de un país.

Muchos ven al presidente salvadoreño Nayib Bukele emprendiendo un camino similar al que ha recorrido Daniel Ortega. ¿Usted halla similitudes entre Bukele y Ortega?

Estamos hablando de políticos de generaciones muy diferentes, que hacen política de manera diferente. Solamente pensemos en el uso que hace Bukele de las redes sociales. Bukele no tiene la narrativa ideológica para justificar ciertas acciones. Pero sí hay jugadas políticas que se asemejan en las dos trayectorias políticas en términos de concentración de poder, desmantelamiento de los controles democráticos y de verticalismo, de centrar el poder del Estado sobre la figura del presidente y crear esta especie de culto. Son figuras muy diferentes, pero con determinados rasgos comunes, quizás por cultura política.

¿Nicaragua es un problema para Centroamérica?

A pesar que los países vecinos, principalmente los del norte, mantienen una posición bien cautelosa, vemos que hay consecuencias ya a nivel subregional en la inconformidad que tienen ciertos países, por ejemplo, el impacto que ha tenido en el Sica (Sistema de la Integración Centroamericana). Este organismo ha sido paralizado y al tener un gobierno que es desconocido, que se ha reelegido a través de elecciones que han sido desconocidas por la mayoría de estados latinoamericanos y europeos, puede representar un problema en la evolución de la región, tanto a nivel de integración económica como a nivel de relaciones políticas.

¿Que podría, a su criterio, hacer cambiar la situación que vive Nicaragua actualmente?

Hay tres factores que juegan en este ámbito. Unos son internos y otros son externos. A nivel interno, mientras no haya una recomposición de las fuerzas de oposición y que se traduzca en la demanda interna, que quizás incluya a sectores mismos del sandinismo, de apertura, de concesiones o una hoja de ruta clara, Ortega no va a sentir la necesidad de hacer ciertas aperturas. Al mismo tiempo, a nivel internacional sigue habiendo esta poca concertación entre organismos multilaterales, como la OEA, la Unión Europea y estados como como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, y mientras no se establezca una estrategia clara y no se esté dispuestos a tomar pasos más contundentes en caso de que Ortega siga en este cierre de espacios, tampoco veo que habría algún incentivo para Ortega en abrir algún tipo de espacio de diálogo o concesiones.

¿Cuáles podrían ser esas medidas más contundentes?

La OEA está en una posición muy complicada porque las elecciones de noviembre mostraron que no respetaron los estándares básicos para una elección libre, justa y transparente. De hecho, fueron desconocidas por la mayoría de los estados miembros, que hubo una ruptura del orden democrático del país. Esto, en principio, debería traducirse en la activación del artículo 21 de la Carta Interamericana, cosa que sigue siendo una probabilidad lejana, sigue habiendo dudas de parte de muchos estados sobre la necesidad de aplicarla. Y hemos visto como la decisión de Ortega de adelantarse y denunciar la carta de la OEA puede haber jugado también un papel para desincentivar el voto de aquellos países que están indecisos. Esa medida se debería considerar, y si no se ha hecho hasta el momento es complicado verlo ocurrir de aquí en adelante. Igual estas medidas individuales de sanciones no han tenido un impacto muy fuerte en crear fracturas en los aliados de Ortega en varios sectores del Estado, por el contrario, se han acercado muchos de los sancionados a la pareja presidencial.

Nosotros estamos en contra de medidas comerciales fuertes porque se sabe sobre las consecuencias nefastas que podrían tener sobre la economía de un país que ya está en una dificultad económica muy fuerte, pero posiblemente una mayor concertación y una expansión de este tipo de medidas sancionatorias, más sectoriales, podría tener un impacto mayor. Pero al mismo tiempo creemos que sean acompañadas por mensajes claros, cosa que no ha ocurrido hasta el omento, en el sentido que no ha quedado claro cuál sería la expectativa de acciones concretas de parte de OEA, Estados Unidos, Unión Europea para que estas medidas puedan también ser revertidas en algún momento, y esto no abona a que los sancionados y el mismo Ortega vean algún incentivo en conceder algo pensando que eso pueda traerles algún beneficio.

¿Se prevé algún escenario de violencia para la región como sucedió en otras épocas?

En lo personal me parece que han cambiado los tiempos. La Guerra Fría, las guerras proxy, el armamento, las guerrillas, fue parte de ese proceso. A nivel de conflicto armado las condiciones internacionales han cambiado y habría menor apoyo, hasta ningún apoyo, de parte de las grandes potencias para financiar o alimentar un conflicto de ese tipo. Igual a nivel interno, los sentimientos de lucha y protesta se han vuelto más civiles porque fueron liderados en su mayoría, en 2018 sobre todo, por sectores juveniles que no cargan esa mochila del pasado y que privilegian unos métodos pacíficos y democráticos para exigir algún tipo de cambio. Por eso me parece difícil que erupcionen conflictos a gran escala. Sí, posiblemente, la situación de inestabilidad y polarización pueda desembocar en episodios de violencia con una carga política.

¿Cómo juega este acercamiento de Ortega a Rusia y China?

Este acercamiento hace parte de la necesidad de Ortega de balancear esta denuncia creciente internacional sobre los abusos de su gobierno y sobre el proceso electoral viciado que lo ha llevado a su relección. Espera que el apoyo político de estos dos actores, muy influyentes a nivel internacional, pueda contrarrestar ciertas acciones en el seno de la ONU y pueda ofrecerle un apoyo político que también venderá a nivel doméstico para galvanizar a sus bases. ¿Qué le pueden ofrecer Rusia y China? En caso de que la economía empezase a contraerse nuevamente de manera fuerte, estaría por verse, porque al final de cuenta Nicaragua tiene poco que ofrecer en materias primas, por lo tanto, comercialmente no es muy atractiva para estos países. Lo es sí desde el punto de vista político a nivel simbólico por su cercanía a Estados Unidos. Pero si a consecuencia de este progresivo aislamiento se empezase a ver las consecuencias económicas de ello, que hasta el momento han sido mitigadas por la llegada de una serie de recursos por la pandemia y los huracanes, el cálculo podría cambiar.

La migración se ha disparado en Nicaragua. ¿Qué consecuencia tiene este repunte?

Tiene varias. Deriva de una crisis económica y humanitaria y alimenta la crisis sobre todo humanitaria, en la frontera sur de Estados Unidos y en Costa Rica. La segunda consecuencia es que alimenta redes del tráfico de personas que están vinculadas o tienen que interactuar con organizaciones criminales en Centroamérica y en México. En tercer lugar, tiene consecuencias en el tejido social de familias que se ven divididas por la necesidad de algunos de salir del país, en un momento en que el tejido social ya está puesto en dura prueba por las heridas de la crisis que el país ha estado viviendo en los últimos años. Puede ser una válvula de escape para los países y ha mitigado la muy precaria situación económica por el aumento de las remesas con el riesgo de establecer un círculo vicioso de posicionar a la migración forzada hacia Estados Unidos como casi la única opción para sustentar a las personas que salen y a sus familias.

¿Qué espera Internacional Crisis Group que suceda en Centroamérica este año?

Es difícil prever lo que suceda porque Centroamérica nos ha acostumbrado a tener cambios repentinos de rumbo. Es posible que, si no se ajusta esta estrategia internacional, liderada por Estados Unidos, de acercamiento a la región, de gestiones diplomáticas, se siga profundizando y alimentando estas tensiones que hay a nivel político, con la posible excepción de Honduras con este nuevo gobierno, que aún está por verse si estas posiciones que parecen positivas en el principio se siguen manteniendo como tales. La emigración de centroamericanos, y nicaragüenses en particular, seguirá, sino aumentado al menos manteniéndose a niveles muy altos por este conjunto de factores políticos y económicos, y habrá que ver si el producto de estas tensiones se traduce en una mayor presión económica a estos gobiernos que han estado más involucrados en esta tensión con Washington y si esto puede provocar algún cambio de actitud.

Plano personal

  • Tiziano Breda tiene 30 años, y nació en Padua, Italia.
  • Sociólogo, con maestría en relaciones internacionales y especialización en la solución de conflictos con un enfoque particular en América Latina.
  • “Siempre me ha atraído América Latina, el idioma, la historia, la variedad de pueblos, de cultura y con el interés en este tema de resolución de conflictos América Latina ofrece las historias más turbulentas y variadas de conflictos internos, de luchas ideológicas, problemas de orden político y seguridad”, dice.
  • En 2016 presenció el proceso de paz de Colombia.
  • Le apasiona el futbol y la música. Es fanático del Inter de Milán y baterista.
  • Como buen italiano, dice, la pizza prima sobre cualquier otra comida, pero afirma que le encanta probar las comidas locales de cualquier lugar que visite.

La Prensa Domingo Centroamérica Conflictos Migración

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