Como es del conocimiento público, las asociaciones de la sociedad civil, también llamadas organizaciones no gubernamentales (ONG), están pasando por una difícil situación.
Algunas, de mucho prestigio y arraigo en la sociedad, han sido canceladas por el régimen y sus líderes fueron encarcelados, o se marcharon al exilio, por la acusación de cometer delitos de lavado de dinero y activos, y financiamiento de actividades terroristas. Sin embargo, según sus abogados defensores las acusaciones no han sido probadas y las atribuyen a una causa o intencionalidad política.
A los beneficiarios de las ONG y la nación en general les perjudica el debilitamiento y, peor aún, la desaparición de estos organismos de la sociedad civil que se dedican al servicio público, la solidaridad, la educación en todos sus niveles y la formación de cultura democrática.
En este mismo espacio citamos ayer, martes 8 de febrero, que las Naciones Unidas reconocen oficialmente que “las ONG realizan una variedad de servicios y funciones humanitarias, llevan los problemas de los ciudadanos a los gobiernos, supervisan las políticas y alientan la participación de la comunidad…”
Por eso, las Naciones Unidas respaldan la creación y el funcionamiento de las ONG, alentando a los gobiernos a que las respeten y apoyen. En los países donde las ONG desarrollan libremente sus actividades, hasta los mismos gobiernos se benefician de ellas porque cumplen funciones que muchas veces los aparatos gubernamentales no pueden ejecutar.
En Nicaragua, las organizaciones de la sociedad civil son de antigua data, se remontan hasta la época prehispánica según investigadores sociales. En una monografía para optar a la licenciatura en Derecho, de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UCA, titulada “Las Organizaciones no Gubernamentales en el Ordenamiento Jurídico Nicaragüense”, se indica que en la época moderna las ONG se comenzaron a formar en los años 50 del siglo pasado. Pero en sus antecedentes se pueden encontrar en la sociedad aborigen, antes de que llegaran los españoles.
En la mencionada monografía se citan estudios académicos, incluyendo del sabio nacional Jaime Incer Barquero, según los cuales por religiosidad y altruismo los indígenas creaban cajas comunales para recaudar bienes en beneficio de los más necesitados.
Los españoles convirtieron las asociaciones indígenas de solidaridad en cofradías y sus funciones continuaron hasta la revolución liberal de 1893, cuando el dictador José Santos Zelaya, en su odio y ataque a la Iglesia católica la despojó de sus bienes materiales y disolvió las cofradías.
En la época reciente, las ONG florecieron durante el gobierno democrático de doña Violeta Barrios de Chamorro. Después, el régimen liberal de Arnoldo Alemán las sometió a presiones porque las veía como una competencia política para su partido, pero pudieron volver a trabajar con libertad en el período del presidente Enrique Bolaños.
Hasta llegar a la difícil situación que las ONG están sufriendo en la actualidad.