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Camilo, Daniel y Humberto Ortega Saavedra en una foto del anuario del Colegio Pedagógico La Salle.

Las credenciales académicas de Daniel Ortega y Rosario Murillo

Él bachiller, con foto promocional en LA PRENSA, y ella con primaria aprobada y varios cursos de secretariado en Nicaragua y el extranjero

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Para diciembre de 1967, llegó a la recepción del diario LA PRENSA un señor flaco, de ropas humildes pero limpias y planchadas, con una carpeta de fotos y recortes bajo el brazo. Se trataba de don Daniel Simeón Ortega Cerda y quería publicar un campo pagado con la fotografía de su hijo en el día de su promoción como bachiller.

Entre varias que llevaba, escogió una donde se ve a su esposa, doña Lidia Saavedra, poniéndole el anillo de bachiller al hijo, un muchacho de unos 18 años, con traje de casimir brillante, corbatín de pajarita y gruesos lentes para su miopía. Luego, en una hoja de papel escribió con cuidada caligrafía la idea del texto, que junto a la fotografía aparecerían publicados en la edición de LA PRENSA del 12 de diciembre de 1969 con el título: “Br. José Daniel Ortega Saavedra en el feliz día de su promoción”. Y el siguiente texto:

“Don Daniel Ortega padre, dice que su hijo, como católico digno discípulo de Don Bosco y del Maestro Gabriel, confía en la Justicia y protección de Dios, para coronar sus estudios de abogado, en su propia patria natal, siendo ésta, digna, libre y feliz para todos sus hijos”.

La publicación no era el arrebato de un padre orgulloso por los logros de su hijo. Más bien buscaba convencer de la buena conducta del muchacho al jurado y al juez en el juicio en su contra que por esos días se celebrada por el asalto a mano armada de un banco.

Daniel Ortega Saavedra no llegó a “coronar sus estudios de abogado” como su padre soñaba. Poco tiempo después sería condenado a 14 años de cárcel, de los cuales solo cumplió siete, porque en diciembre de 1974, un comando guerrillero asaltó una fiesta, tomó como rehenes a connotados funcionarios del régimen de Anastasio Somoza y exigió la liberación de 14 reos, entre ellos Ortega, a cambio de la vida de los secuestrados.

La vida académica de Daniel Ortega quedaría estancada en el bachillerato. Intentó ser abogado, pero solo llegó a las aulas de clases de la Universidad Centroamericana (UCA) por unos tres meses y de manera muy irregular. Luego vino el clandestinaje, la cárcel, Cuba, Costa Rica y la revolución, para finalmente convertirse en un dictador. Incluso su bachillerato sería motivo de mofa y caricaturas, sobre todo después de la ofensiva contra las universidades privadas que ha emprendido su régimen.

Campo pagado, publicado en LA PRENSA el 12 de diciembre de 1967.

Rosario Murillo

Si el estatus académico de Daniel Ortega ha llamado la atención, el de su esposa y, a su decir, “cogobernante”, Rosario Murillo, ha pasado prácticamente desapercibido. En educación formal, Murillo solo tiene la primaria aprobada, y luego suma varios cursos de secretariado, algunos inconclusos, en Nicaragua, Suiza e Inglaterra.

“Ella estudió en Suiza e Inglaterra, pero lo que estudió fue para ser una ama de casa, tener buenos modales, saber poner la mesa. Eso es lo que estudió”, relató a LA PRENSA su exesposo, el periodista Anuar Hassan, en diciembre de 2013. “Sé que lo que la mandaron a estudiar fue tonterías de ama de casa, ninguna carrera. Y estaba muy joven cuando la mandaron a estudiar, yo creo que ni se bachilleró, porque se fue como de 10 o 12 años a estudiar afuera. Estuvo solo dos o tres años a lo sumo, regresó. Inmediatamente se casó y entró a trabajar a LA PRENSA como secretaria, con el conocimiento que tenía del inglés y del francés”.

Murillo, nacida en junio de 1951, aprobó la primaria en el Colegio Teresiano de Managua a los 11 años de edad. Poco después, su padre, Teódulo Murillo la envió a hacer cursos de secretariado ejecutivo a Suiza e Inglaterra con la intención, sobre todo, que aprendiese los idiomas francés e inglés. “Eso era costumbre de las familias adineradas. Pretendía educar a sus hijas con fineza en Francia e Inglaterra”, afirma un familiar de Murillo.  Asegura también que la decisión de don Teódulo estuvo motivada, además de la chispa que veía en su primogénita, para aplacar la rebeldía que venía mostrando.

“Por sobre sus otras tres hijas, don Teódulo adoraba a Rosario por la inteligencia que mostraba. Se sentía orgulloso de su hija que pronto demostró tener interés por los libros y la poesía, a tal punto que a los once años la envía a Europa a ella y a ninguna otra de sus hijas, para estudiar un secretariado ejecutivo en Inglaterra y Suiza. Aunque no fuese una carrera universitaria, el curso le proporciona un bagaje cultural importante, pues no solo le da la experiencia de conocer la vida europea de esos intensos años sesenta sino también aprender otros idiomas, inglés básicamente y algo de francés”, relata el periodista Fabián Medina en el libro “El Preso 198”.

Entre dos y tres años permaneció Rosario Murillo en el extranjero, regresando ocasionalmente a Nicaragua durante las vacaciones. En una de esas venidas se enamoró del leonés Jorge Narváez Parajón, de quien resultó embarazada a principios de 1967, cuando ella tenía 15 años de edad. De esa relación, llevada al matrimonio por insistencia de su madre, doña Zoilamérica Zambrana, nacería su primera hija, bautizada con el nombre de su abuela.

Ya no pudo continuar sus estudios en el extranjero e inicio cursos de mecanógrafa y taquígrafa en la escuela Julieta Matamoros, la única y más prestigiosa de su tipo para aquel entonces. El embarazo y el matrimonio, sin embargo, le impidieron sacar el título de “secretariado bilingüe” que pretendía. “Ella se forjó sola como secretaria, eso hay que reconocerlo”, dice un familiar que pidió no se le mencionara.

Daniel Ortega y Rosario Murillo han emprendido una feroz persecusión contra universidades privadas. “En temas de Educación están aplazados”, dice una experta. (Foto 19 Digital)

Ortega en la UCA

Cuando Julio López Campos llegó a estudiar derecho a la Universidad Centroamericana (UCA), una de sus sorpresas fue encontrarse como compañero de aula a un viejo conocido: Daniel Ortega. No era la única sorpresa. “En la misma aula estábamos Fausto Amador, uno de los hermanos de Carlos Fonseca, pero además estaban ahí nada más y nada menos que el que era capitán en ese momento, Nicolas Valle Salinas, también otro que era solo teniente en ese momento, Juan Lee Wong, un capitán Pereira, de la guardia presidencial, un agente de la seguridad y en el aula de al lado teníamos a otro agente de la seguridad de Somoza, que dicho sea de paso fue uno de los que me interrogó a mi cuando caí preso”.

A Ortega lo conocía del movimiento estudiantil, López Campos como presidente del centro estudiantil del colegio Ramírez Goyena y Daniel Ortega dirigente del maestro Gabriel.

Daniel Ortega estudió en los colegios Calasanz, Pedagógico La Salle y Maestro Gabriel, según las posibilidades de pago de don Daniel Ortega Cerda. “Daniel y Humberto (Ortega) estudiaron primero en el Calasanz, cuando la familia vivía en la Colonia Somoza. Daniel estudiaba en la modalidad pagada y Humberto en el Anexo, destinado a quienes no podían pagar la colegiatura. Cuando a don Daniel le comenzó a ir mejor en el comercio de importaciones, la familia se trasladó a la Avenida Roosevelt, frente a la Capilla del Colegio Pedagógico La Salle, y ya los tres varones, Daniel, Humberto y Camilo, se inscriben en el Pedagógico y Germania en el Colegio La Inmaculada”, relata Medina en el libro citado.

En el Pedagógico La Salle, Daniel Ortega no destacó por sus buenas notas. En una investigación que realizó la revista Magazine, se muestra que sus calificaciones de primaria estuvieron entre 8.2 a 8.7, en la categoría “regular”, cuando el sistema de calificaciones iba del 5 al 10 y se aprobaba con el 7.51.

Julio López Campos recuerda que antes de entrar a la universidad se encontró a Ortega en un famoso Concurso Nacional de Oratoria que promovía el Club de Leones y que era transmitido en vivo por la radio nacional. Ortega representaba a Colegio Maestro Gabriel y fue eliminado en la primera roda, mientras López Campos llegó a la final, que la disputó con William Báez Sacasa.

De Ortega, como compañero de clases, dice López Campos que “llegaba de manera irregular a la universidad, nunca tuvo un perfil como estudiante, callado y sin ningún papel relevante”. Cree que trataba de no llamar la atención porque se estaba preparando para entrar a la clandestinidad.

“Llegaba y se iba, hasta que desapareció”, apunta.

Apareció como coordinador de la Junta de Gobierno, en 1979, tras el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza, y ha sido presidente del país durante cinco periodos. En los últimos dos se ha hecho acompañar de su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.

“Las calificaciones académicas de alguien son importantes, pero no determinantes en el mejor o peor desempeño de un jefe de Estado”, dice una socióloga, experta en temas de educación, que pide no se le mencione por su nombre. “Doña Violeta era ama de casa y, en mi opinión, tuvo un buen desempeño. Lo que sí es determinante es la actitud que un gobierno tiene hacia la educación, y, en esa materia, el actual gobierno de Nicaragua sale aplazado”.

La Prensa Domingo

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