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Uriel Pineda inició su labor como defensor de derechos humanos en el Cenidh, en el 2008. Luego, se ha destacado como catedrático en diferentes universidades. LA PRENSA/ CORTESÍA

Uriel Pineda: “El régimen está dispuesto a morir matando para no ser llamados a cuentas”

El jurista, especialista en derechos humanos, explica, en entrevista a la revista DOMINGO, que Ortega Murillo ya viven en una cárcel, angustiados porque si pierden el poder serán enjuiciados por crímenes de lesa humanidad

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Desde el año 2008, el jurista Uriel Pineda viene observando la forma en que Daniel Ortega y Rosario Murillo han violentado los derechos humamos de los nicaragüenses y explica que el comportamiento de ellos se debe a que tienen “una visión totalitaria” del ejercicio del poder.

Pineda, de 38 años de edad, habló con la revista DOMINGO sobre la situación actual de Nicaragua y señala que muchos factores hacen que Nicaragua esté sumida en la profunda crisis sociopolítica y económica actual. Destaca entre ellos que el nicaragüense en general ha tolerado las injusticias mientras el régimen Ortega Murillo permitía cierto desarrollo económico. Puso de ejemplo a los empresarios, cuyo exlíder hoy es un reo político.

El jurista, quien está en el exilio en México, asegura que, como todos los nicaragüenses, él anhela ver a Ortega ante un tribunal, pero, sobre todo, un juicio a los orteguistas debería de servir principalmente para esclarecer la verdad de todo lo que ha pasado en Nicaragua, que dé paz a las víctimas, para que se comience a construir una nueva Nicaragua.

¿Era mejor la situación de derechos humanos en Nicaragua antes del 2007, cuando Daniel Ortega llega al poder?

Sí. El contraste entre el gobierno de Enrique Bolaños y Daniel Ortega es inmenso. Aunque no siempre fue grato, pero era una manera de ejercer el gobierno muy distinta, tal vez orillado por la falta de respaldo del partido que lo lleva al gobierno, pero lo cierto es que la crítica, el cuestionamiento, el debate democrático en el tiempo de Bolaños era muy diferente. Estábamos en estándares regionales en materia de derechos humanos, en cuanto al cumplimiento, a la observancia, pero no había situaciones tan graves como las que se desataron a raíz del ingreso al poder de Ortega.

¿Qué hace que Ortega tenga tantos problemas con los derechos humanos?

El conflicto de Daniel Ortega en los derechos humanos tiene su génesis en la visión totalitaria del ejercicio del poder y que no tiene la menor intención de abandonar el poder. Y esto, no solo empieza el conflicto, sino que hace que el paso del tiempo articule un caldo de cultivo para la comisión de crímenes de lesa humanidad. Para que se den crímenes de lesa humanidad no basta el resultado, no basta el asesinato, la tortura, el encarcelamiento. Lo que hace que un crimen de lesa humanidad tenga esa naturaleza es el contexto, y el contexto es una política gubernamental orientada a perseguir a un grupo con identidad propia, en este caso cualquier expresión de oposición.

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¿Ortega es un presidente delincuente?

El régimen Ortega Murillo lo que ha hecho en Nicaragua no solo es una regresión democrática, el cierre de espacios, ha imposibilitado la alternancia democrática, sino que ha cometido crímenes internacionales. Me refiero específicamente a crímenes de lesa humanidad. Más recientemente estaba expresando a sumar a esto el tema de Rusia, pues es un tema de crimen de agresión. También estaríamos en el plano de crimen internacional porque Rusia no encontró respaldo en el Consejo de Seguridad, que es el último árbitro y el más importante en el tema de mantenimiento de la paz y Nicaragua guarda distancia y se suma a la política de agresión de Rusia. Vemos como Ortega no solo ha cometido crímenes de lesa humanidad con los nicaragüenses, sino que empieza a aventurarse en situaciones más complejas.

¿Quiénes han sido los principales cómplices de Ortega?

Todo ejercicio del poder autoritario tiene dos sustentos. Primero, una especie de brazo armado, que aquí ha fungido sin lugar a dudas la Policía Nacional como esa instancia represora. Por otro lado, el silencio de otros actores. Esos otros actores son diversos van desde el ejército, que cada vez ha tenido un papel más protagónico en la represión en Nicaragua y, por otro lado, la cúpula empresarial y otros sectores sociales que se han prestado en la complicidad del régimen. Colapsaron esas instituciones que deben de contener los abusos dentro de un Estado de Derecho. La Asamblea Nacional, la Contraloría, el poder judicial. Cuando estas instancias colapsan, gracias digamos al pacto libero-sandinista, que facilita esta situación, pues no hay nada que contenga el hambre de poder del régimen y la represión desmedida. Hay actores que tienen diversos niveles de responsabilidad y eventualmente esto debe ser objeto de una rendición de cuentas.

Se habla de que el orteguismo busca la impunidad. ¿Cree que la consigan?

Creo que Daniel Ortega y Rosario Murillo son rehenes de sus crímenes. El problema que ellos tienen es que al momento que dejen el poder, y no controlen esa sucesión de poder, y aunque la controlasen, puede haber circunstancias que deriven en una reclamación masiva, indetenible, de rendición de cuentas. De manera tal de que, al verse como responsables de estos crímenes de lesa humanidad, tienen claridad de que si dejan el poder serán llamados a cuenta. Cada día que pasa en Nicaragua es menos probable el establecimiento de un régimen político orteguista sin Daniel Ortega. Entonces, necesitan estar en el poder para salvaguardar su fortuna, sus intereses económicos y, sobre todo, para no ser llamados a cuenta. Es por eso que el régimen no es racional. Y es por eso que el régimen está dispuesto a morir matando en el ejercicio del poder, antes que enfrentar a la justicia en Nicaragua.

¿Quiénes deberían de detener a este régimen? Se recurre a la comunidad internacional porque dentro del país no se puede hacer algo.

Aquí hay un tema interesante, lo que yo llamaría un efecto boomerang en la legitimidad del régimen. Nadie reconoce al régimen como gobierno legítimo y eso, aunque le permite al gobierno, la construcción del derecho internacional, que no lleguen y lo saquen como en su momento ocurrió con (Manuel Antonio) Noriega en Panamá, por otro lado, es una situación compleja para el régimen, porque a la comunidad internacional tampoco le va a importar el régimen. Es decir, así haya una disputa del poder interna entre ellos, ya sean causas naturales, de muerte de la pareja presidencial que derive en un caos, la razón que sea, así fuese un mercenario que termine con la vida del régimen Ortega Murillo, cualquier situación, aunque rompa el orden constitucional, a la comunidad internacional le va a importar muy poco las reglas de la sucesión de poder en Nicaragua por la falta de legitimidad del régimen. Este debería de ser un tema de preocupación para el régimen. En cuanto a la pregunta original, yo creo que la comunidad internacional ha hecho lo que le toca, pero, pueden emprender acciones que debiliten más al régimen, pero bajo ninguna circunstancia esta lucha debe de recaer exclusivamente sobre la comunidad internacional y más bien hay que replantear la resistencia contra el régimen.

¿Es un problema de educación de los nicaragüenses o de qué se trata?

Es un poco más complejo que la educación. Hay planteamientos económicos que hablan de que, si se tiene una renta per cápita, promedio, superior a los dos mil dólares al año, entonces la gente empieza a preocuparse por temas de Estado de Derecho. Eso no ha ocurrido en Nicaragua, donde hay condiciones de pobreza extrema generalizada, donde la gente vive el día a día, pues es común desde la perspectiva humana ser seducidos por estos cantos de sirena. La conexión que hace la clase política con la población tiene que ver con aspectos más inmediatos que con aspectos estructurales o que se van a desarrollar en el largo plazo y no impactan en el día a día, o no lo percibe al menos así la población. Hay algo que se conoce como la pirámide del desarrollo humano y plantea justamente esto, nosotros tenemos tiempo para la filantropía, para meternos a obras de beneficencia si tenemos satisfechas nuestras necesidades básicas. Mientras la gran mayoría de nicaragüenses iba al día, mientras la gran mayoría de nicaragüenses tenga una escolaridad promedio, muy baja en el sentido formal, creo que el riesgo de una vida democrática va a ser perenne o permanente.

“Cada día que pasa en Nicaragua es menos probable el establecimiento de un régimen político orteguista sin Daniel Ortega. Entonces, necesitan estar en el poder para salvaguardar su fortuna, sus intereses económicos y, sobre todo, para no ser llamados a cuenta. Es por eso que el régimen no es racional. Y es por eso que el régimen está dispuesto a morir matando en el ejercicio del poder, antes que enfrentar a la justicia en Nicaragua”.

Uriel Pineda, experto en derechos humanos.

¿Qué le dice la muerte en prisión de Hugo Torres?

Hay varias cosas a analizar. Primero, el impacto político. Este descrédito de Daniel Ortega entre la izquierda. La lucha de Hugo Torres, la identidad de Hugo Torres con la causa sandinista, hace que el hecho de que él muera en una cárcel a manos del régimen de Ortega y Murillo tenga un significado muy grande respecto del abandono de la lucha y los ideales sandinistas. Por otra parte, desde los derechos humanos, lo que representa estos son dos cosas. La primera tiene que ver con la falta de condiciones en los centros de reclusión y, la segunda, es que es inevitable ver el fondo de estos procesos que carecen de un sustento legal real y que en todo caso son producto de un proceso de persecución política, de violentar el derecho a disentir de un gobierno, de violentar las libertades más elementales, como libertad de expresión, de organización, la participación política.

Desde el punto de vista del derecho, ¿tiene Ortega alguna justificación para actuar como lo ha hecho? Él dice que se intentó un golpe de Estado contra él.

No. Justamente el planteamiento del crimen de lesa humanidad supone que un régimen político ubica a la oposición en la posición de enemigo, a actores sociales que cuestionan, que critican su gestión y en todo caso que demandan la apertura de espacios democráticos. No hay una sola explicación que justifique el accionar del régimen Ortega Murillo. La prolongación de la crisis solo apunta a dos cosas, la primera es que en el 2018 se cometen crímenes de lesa humanidad con la represión a las protestas. Se cometen crímenes de lesa humanidad por la persecución y encarcelamiento de opositores. En 2021, cuando se abre la posibilidad de un proceso electoral, que se empiezan a movilizar grupos opositores en función de ello, pues la reacción del régimen es no puedo presentarme a una elección, el descontento es tan grande que no hay manera que me pueda robar la elección, así que lo más conveniente es que no haya elección. Si no se puede desacreditar un proceso electoral, y la gente quiere salir a votar, entonces lo que ocurre es que empieza a encarcelar a los aspirantes a la presidencia y a una serie de opositores. Ese encarcelamiento también se convierte en crimen de lesa humanidad porque es parte de una política gubernamental de persecución. Mientras más se extienda el conflicto van a presentarse nuevos crímenes de lesa humanidad. Es hora de que ya Nicaragua no solo visualice a Daniel Ortega y a Rosario Murillo como un par de villanos en la historia, sino que se van sumando a ello una serie de actores, el Ministerio Público, la Policía, los jueces, etcétera. Incluso médicos, los que de alguna manera se han presentado como cómplices del régimen para no brindar una atención médica adecuada. Tienen una responsabilidad respecto de los presos políticos, a propósito de la muerte de Hugo Torres y el notorio deterioro del estado de salud de otros presos políticos.

¿Usted defendería a Ortega en un posible juicio?

El derecho de defensa y a la defensa son derechos que nos asisten como seres humanos a todos. Daniel Ortega debe de tenerlo. Yo, al igual que cualquier nicaragüense, anhelo y deseo que Daniel Ortega sea llamado a cuenta. No aspiro a que se le imponga una sanción muy grave. El hecho de compartir celda con Rosario Murillo en la pobreza y sin poder, creo que va a ser suficiente castigo. Pero, eso indudablemente tiene que pasar por el establecimiento de la verdad. Más que ver a Daniel Ortega preso, en las condiciones que te decía, me gustaría ver la paz en las familias de quienes perdieron seres queridos, en las personas que han sido privadas de su libertad, no solo por haber recuperado su libertad, sino por conocer más detalles sobre cómo y por qué se dieron las cosas. Creo que eso es lo que permitiría a los nicaragüenses, más allá del fin del régimen, una posibilidad real de dar vuelta a la página y empezar a construir una nueva Nicaragua. Más importante que Daniel esté preso, el esclarecimiento de los hechos es de gran importancia. Saber quién ordenó, por qué, qué se salió de control. Todos estos detalles que hoy no conocemos van a permitir determinar la responsabilidad no solo de Daniel sino de todos los actores políticos que han contribuido para que el país esté como está. Sí creo que debe de existir un proceso, que debe estar orientado al esclarecimiento de la verdad, y naturalmente eso pasa por el derecho a la defensa de Daniel Ortega, porque si no, no estuviéramos siendo distintos de Daniel Ortega con estos juicios simulados que actualmente se están realizando.

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¿Qué piensa de Rosario Murillo?

Es muy ambiciosa. Pero, más que ambiciosa, es perversa. Mucha gente explica su poder en tolerar el tema de la violación de su hija y esto yo creo que es muy descarnado, muy pragmático. Aunque explica porque ella tiene tanto poder, también hay una gran ironía detrás de eso, porque si ella quería poder, paradójicamente la ruta más corta en llegar a concentrar la mayor cantidad de poder no era permaneciendo en el ejercicio del poder, sino saliendo de él. Pongo como ejemplo el caso de Honduras. En 2009, le dan un golpe de Estado a (Manuel) Zelaya y hoy llega Xiomara Castro al poder. Es muy probable que, si Daniel Ortega hubiera salido del poder en 2011, cuando le correspondía, muy seguramente hoy Rosario Murillo fuera presidenta o expresidenta de una forma legítima y sin haberse manchado las manos de sangre y sin estar amenazada por la vieja guardia del Frente Sandinista o con la paranoia de la traición. No podría describirla, contrario a lo que se piensa, como una persona culta o una persona inteligente. Cree que lo tiene es un nivel de perversión desmedido.

¿Y Daniel Ortega?

He revalorado mucho a Daniel Ortega últimamente. Vivo en México y veo al presidente de México hablar. Yo pensaba que Daniel Ortega era un torpe, ignorante, etcétera. Y hoy, dándole seguimiento a la actuación y al discurso del presidente (Andrés Manuel) López Obrador en México, me doy cuenta que Daniel Ortega no es ni tan ignorante ni tan tonto, entonces creo que lo he revalorizado. Pero, cuando una persona permanece en el ejercicio del poder por mucho tiempo, como es el caso de Daniel Ortega, hay varias lecturas y ninguna es favorable, pero hay algunas más interesantes. Hoy veo una persona que me genera lástima, que fue víctima de sus errores y sus ambiciones. Y es una persona que tomó mucha distancia del idealismo revolucionario que en algún momento pudo haber llegado a tener. Además, él tiene como una cárcel doble. Así como comparte ese temor con Rosario Murillo, de perder el poder y ser llamado a cuenta, él tiene una cárcel doble en el sentido de que el tema de la violación de Zoilamérica lo hizo también rehén de Rosario Murillo. Los errores que cometió por ser rehén de Rosario Murillo fueron más graves. Finalmente es una persona, no solo en una decadencia profunda, sino una persona digna de lástima. A pesar de ello, al igual que muchos nicaragüenses, anhelo que el brazo de la justicia lo alcance antes de que termine su paso por esta tierra.

Pineda es padre de una niña de cinco años de edad, a quien le dedica los fines de semana. LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal de Uriel Pineda

Su nombre completo es Uriel de Jesús Pineda Quintero, pero no le gusta usar el “de Jesús”. Tiene 38 años de edad y nació en Matagalpa. Es divorciado y es padre de una niña de cinco años de edad. “Suelo bromear que es lo único que comparto con Daniel Ortega, tener una hija que se llama Camila”, explica Pineda, quien añade que no fue decisión de él que la niña lleve ese nombre.

La secundaria la estudió en el instituto Eliseo Picado, donde fue presidente del gobierno estudiantil, y estudió derecho en la Universidad Centroamericana (UCA), donde fue influenciado por la filosofía jesuita de “amar y servir”.

De joven fue monaguillo y acólito del entonces monseñor Leopoldo Brenes, hoy cardenal. Al final de sus estudios universitarios estuvo debatiéndose si ser sacerdote, pero finalmente decidió casarse.

Quería especializarse en derecho constitucional pero las prácticas profesionales las hizo en el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), en 2008, y desde entonces se enamoró de los derechos humanos, que entran en la rama del derecho constitucional.

No se considera propiamente un exiliado, pero desde 2014 vive en México, adonde se fue buscando experiencia a nivel internacional pero también empujado porque en Nicaragua ya se iban cerrando los espacios y la cooperación internacional comenzaba a irse del país.

Los fines de semana los disfrutando con su hija y también se divierte leyendo, haciendo ciclismo, senderismo y conociendo pueblos.

Le encantan las películas, especialmente las históricas y se ha hecho cocinero porque le distrae, pero principalmente por necesidad, ya que el mucho picante que utilizan en México le hace daño.

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