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Manuel Orozco es director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo Económico de Diálogo Interamericano. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Manuel Orozco: “Daniel Ortega todavía cree en la guerra y la resistencia terrorista”

El analista considera que Daniel Ortega se resiste a dejar atrás la Guerra Fría, y que, con su apoyo a Rusia en medio de la invasión a Ucrania, está haciendo “el ridículo” a nivel internacional.

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Manuel Orozco es un nicaragüense que se ha especializado en temas de migración, remesas y desarrollo económico, pero también domina temas políticos y diplomáticos. Dice que el régimen de Daniel Ortega lo conoce muy bien porque sus funcionarios lo buscaron al inicio de su gobierno para implementar algunos programas como Hambre Cero.

Ahora, Orozco más bien es perseguido por el régimen de Ortega. En Nicaragua tiene orden de captura por supuestamente incitar al “menoscabo de la integridad nacional”. Él prefiere no brindar una opinión al respecto.

En esta entrevista, Orozco comenta que Daniel Ortega está haciendo “el ridículo” con su apoyo a Rusia en medio de la invasión a Ucrania, y considera que en lugar de que la crisis política esté en un segundo plano a nivel internacional por la guerra en Ucrania, el mismo Ortega se ha encargado de mantenerla en agenda.

De igual manera, el analista de Diálogo Interamericano asegura que los nicaragüenses están viviendo entre el miedo y la incertidumbre, lo cual también está golpeando a los simpatizantes del régimen, sobre todo a funcionarios y trabajadores públicos.

¿Cómo ve la situación de Nicaragua en este momento?

Muy complicada para los nicaragüenses en general. Hay un problema de incertidumbre, miedo y cautela. Incertidumbre por la situación económica. No hay trabajo y el ingreso que se está ganando no ha aumentado básicamente desde 2018, más bien se complicaron las cosas con la pandemia y dado que la gente vive en una cultura de miedo, todo mundo tiene miedo de que les van a hacer algo, los van a detener o a intimidar, entonces entre la incertidumbre y el miedo, la situación está bastante complicada para los nicaragüenses. Por otro lado, hay mucha expectativa porque no se sabe qué viene, porque básicamente el gobierno viene arrasando, eliminando universidades, organizaciones, expulsando a diplomáticos del país, cerrando puertas con la comunidad internacional y aliándose con Estados parias. La gente se encuentra en una expectativa de qué es lo que viene, y también hay mucho temor por el futuro de los presos políticos. Es un país que vive en una situación bastante incierta, pero con miedo a la vez.

¿Qué tan positivo o negativo puede ser para Daniel Ortega mantener a la población en este miedo e incertidumbre?

La cultura del miedo lo que crea es una sociedad bastante pasiva. Unos huyen de la amenaza y eso se observa con la fuerte taza migratoria que estamos viendo que sale del país, estamos hablando de por lo menos 25,000 personas que están emigrando de Nicaragua mensualmente. Es una de las tasas más altas en la historia del país. También están los que no tienen la posibilidad de huir ya sea por falta de recursos o porque la represión política no les permite salir, entonces se convierten en personas indiferentes en un contexto pasivo y no les queda de otra más que aceptar a la fuerza el estatus quo. Eso tiene un efecto desmotivador y emocionalmente es desmoralizante. El nicaragüense promedio se encuentra desmoralizado y desesperanzado por la situación en la que se encuentra en el país. Uno trata de vivir su vida lo mejor que puede, pero la frase estoica de “es lo que hay”, en un mundo de miedo, lo que hay no es estimulante ni motivante para hacer nada.

Este miedo y esta desmotivación también golpea los simpatizantes del régimen

Sí. Los simpatizantes del régimen están constituidos en tres grupos. Los del círculo de poder que es toda esta élite dirigente que está compuesta por unos 300 funcionarios máximo, que incluye legisladores, ministros y quienes ocupan otros puestos en las instituciones políticas del país. En segundo lugar, está una base leal al gobierno que es la que salió a votar y que es un grupo muy pequeño de la población. Un cinco por ciento máximo. Y en tercer lugar están los clientelistas, que está compuesto por empleados del Estado, personas que por razones de oportunidad económica cooperan con el régimen.

El primero y el último son los que se encuentran con mayor incertidumbre y algunos de los del círculo de poder con temor, porque miran que el aislamiento, las oportunidades de movilidad social se han venido disminuyendo y entonces uno de los resultados es que buscan como salir, pero muchos tienen pasaportes retirados, otros no tienen la oportunidad de salir del país porque a sus familiares los tienen amenazados. Hay una cultura del miedo que se ha desarrollado a lo interno del círculo de poder que es bastante fuerte. Esto genera incluso desconfianza en el interior y hay algunos que no se comunican entre ellos porque no saben si van a delatarse entre ellos mismos por sentirse incómodos y con ganas de salirse de la estructura gobernante. Esa gente vive con un grado de ansiedad bastante fuerte, pero no les queda de otra más que aguantarse.

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Daniel Ortega ha cancelado universidades y varias organizaciones en las últimas semanas. ¿Cuál cree que es su intención con la ilegalización de estas entidades?

Hay varios elementos que explican la razón de ser de este proceso. El primero es el ideológico. La política ideológica y filosófica de Daniel Ortega que es un líder político que no cree en la democracia, él cree en el principio fundamental de un estado comunista. Para Daniel Ortega, la estructura de la gobernabilidad de un país depende de la subordinación de los derechos ciudadanos al poder del Estado, el cual está constituido por un partido único. En este caso, el Frente Sandinista. Para Daniel Ortega la totalización de las funciones del Estado incluye el sistema educativo. Esa es una de las razones por las cuales, para él eliminar la sociedad civil y las instituciones educativas privadas, es prioritario.

En segundo lugar, hay otra razón que tiene que ver con el clientelismo económico. La fuente de ingresos de muchos de los miembros, de los actores gerenciales del régimen, han venido disminuyéndose, entonces con la confiscación de instituciones académicas o de organizaciones no gubernamentales a las cuales se les van retirando sus bienes, se les va a trasladar hacia allegados al régimen y van a recibir salarios desde el Estado. Entonces es una forma de mantener oxigenada su base legal y gerencial. Y la tercera razón de ser es una forma de castigo por el rechazo que le tiene la población.

¿Cómo está siendo vista Nicaragua en medio de la invasión de Rusia a Ucrania?

Hay una mayoría abrumadora de la comunidad internacional que por un lado condena la alianza (Nicaragua – Rusia) en un momento crítico donde la mayoría está en contra de la guerra por un lado y en contra de la invasión a Ucrania, porque son dos realidades importantes. Hemos llegado a un punto en donde la opción militar como forma de resolución de conflictos es prácticamente considerado obsoleta e innecesaria y alguien como Daniel Ortega todavía cree en la guerra, la resistencia terrorista y en alianzas al estilo de la Guerra Fría. Hay una percepción de condena bastante fuerte y de amenaza por esa alianza con Rusia y a la vez hay mucha percepción de que Nicaragua hace el ridículo frente al resto del mundo al ser un Estado que se presta a validar a un régimen que está condenado por el resto del mundo, como es Rusia. También da pena ajena porque hasta dicen haber ofrecido tropas para enviar a pelear a Ucrania cuando el resto del mundo se encuentra en una crítica contra la invasión.

La retórica de Ortega es que la Guerra Fría no se ha acabado

Yo creo que la Guerra Fría realmente no terminó. El ciclo de la Guerra Fría pudo haber culminado en 1990 después de la caída del muro de Berlín. Había una ola democrática que se fue consolidando, pero también iban quedando algunos líderes de la Guerra Fría que se han resistido a adaptarse a las normas democráticas. Uno de esos líderes es Daniel Ortega. Hay otros líderes también que se han resistido. Putin es uno de ellos. Y otros líderes de Medio Oriente. Estos grupos se han resistido a adaptarse a la democracia global porque ellos miran que su vida política desaparece una vez que se democraticen, entonces tratan de crear un bloque hegemónico, frente al bloque democrático y eso es lo que está ocurriendo. Es una resistencia a salirse de la Guerra Fría, pero estos movimientos son pocos, están por expirar. Daniel Ortega no es joven y no hay generaciones que le suceden que puedan lograr mantener ese sentido de la Guerra Fría.

Manuel Orozco durante una presentación ante los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA). Cortesía OEA

Las sanciones a Rusia, ¿qué tanto podrían afectar a los países que lo apoyan como Cuba, Venezuela o Nicaragua?

Las sanciones a Rusia afectan la economía de Nicaragua y estos otros países. También pueden ser extendidas por extensión en su alianza a estos países de mantener esa relación.  Más específicamente países como Estados Unidos ya están al tanto de la amenaza de Nicaragua frente al uso de su espacio para extracción de inteligencia y desinformación.  Uno de los temas preocupantes estriba la posibilidad de extender sanciones en el campo comercial y financiero contra Nicaragua.

¿La guerra en Ucrania ha hecho que la crisis de Nicaragua quede en un segundo plano en la agenda internacional?

En realidad, el gobierno de Ortega ha aumentado su visibilidad durante la invasión de Ucrania porque no solo apoya a Rusia, pero también en medio de eso expulsa al nuncio, al embajador de Colombia, ataca a España con una soberbia desproporcionada.  La atención de América Latina está también sobre Nicaragua, y en el seno de Naciones Unidas son más países los que están reaccionando contra las violaciones de Derechos Humanos en Nicaragua.

La situación política nicaragüense coincide con esta guerra en un momento en que Estados Unidos con la Ley Renacer, que tiene una clausula con la que querían investigar más a fondo el vínculo entre Rusia y Nicaragua. Hay un informe confidencial que presentó los resultados de esa investigación y en donde básicamente hay un triángulo militar entre Cuba, Venezuela y Nicaragua, en la cuenca del Caribe que representa una amenaza geopolítica a la seguridad regional de América Latina y el Caribe. Esto ha creado también un sentimiento de amenaza frente a Estados Unidos y Canadá. La presencia de Rusia en Nicaragua ha sido vista como amenazante porque es de conocimiento que el espionaje y los servicios de inteligencia que han utilizado los rusos desde Nicaragua han sido para socavar los intereses de Estados Unidos. Todo eso ha resaltado la visibilidad de Nicaragua como un Estado paria.

¿Cómo puede reaccionar Estados Unidos y los demás países de la región ante esta amenaza que representa Nicaragua?

Yo creo que la reacción que van a tener es continuar su presión diplomática sobre Nicaragua. Mantener una presión firme sobre el posicionamiento del régimen, incluyendo una presión no solamente con sanciones, si no con otras opciones sobre la mesa incluyendo aspectos relacionados con CAFTA. Estados Unidos tiene, como miembro signatario de este acuerdo de libre comercio, la prerrogativa de cambiar su posición frente al acuerdo, de cambiar su relación comercial con Nicaragua ante el artículo 21 del tratado, y hay otras consideraciones y formas de presión que se pueden agotar de índole estratégica sobre Nicaragua. Hay un menú de opciones que se están explorando, incluyendo el congelamiento de la ayuda de la cooperación externa. Esto lo ha expresado no solamente Estados Unidos, sino también Canadá y la Unión Europea que no están aceptando la magnitud de la impunidad que existe en este momento de parte del régimen.

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¿Qué tanto está funcionando la diplomacia con Ortega? Usted mismo mencionó la expulsión del nuncio, la del embajador de Colombia y también el retiro del embajador en España

Es que lo que está haciendo vuelve al tema de la incertidumbre de no entender qué está haciendo el régimen con su autoaislamiento selectivo. Más que todo dando la impresión que lo quiere hacer Ortega es lo que le dé la gana, con la menor interferencia interna y externa posible. A nivel interno causando miedo con la represión, la desinformación y la censura, y a nivel externo está tratando de echar a cuanto actor internacional puede. Lo está haciendo con un cálculo político asumiendo de que el riesgo de que estos países van a responder, sea mínimo.

Para Daniel Ortega, la provocación que él está generando, la hace de una forma que genere una confrontación no diplomática con la comunidad internacional, y los actores internacionales lo saben. Ortega quiere llegar al extremo de la violencia para así mantener oxigenada a su base, de la que está perdiendo el apoyo, y la única forma de mantener ese vínculo vivo, es creando expectativas de amenaza desde el exterior.

¿Cuánto ha impactado los juicios políticos en la comunidad internacional?

Han impactado grandemente. Han quedado perplejos frente al anacronismo político de este nivel de impunidad que se ha observado y el mundo está realmente catatónico frente a la magnitud del descaro, de la ilegalidad y la inconstitucionalidad de todos los procedimientos que ha ejecutado el gobierno. Ni siquiera los mismos aliados, ni los rusos o los cubanos. Todos ellos saben que esto es un acto político para mantenerse en el poder.

El primero de derecha a izquierda es Manuel Orozco en su juventud. CORTESÍA

Plano Personal

Manuel Orozco nació el 16 de octubre de 1965. Tiene 56 años y tres hijos. Durante su juventud escribía poesía. En la década de los ochenta migró hacia Costa Rica en donde estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Costa Rica (UCR)

En 1988 partió hacia Estados Unidos en donde estudió dos maestrías. Una en Estudios Latinoamericanos y otra en Administración Pública. Luego, un doctorado en Ciencias Políticas. En 1995 publicó su primer libro sobre remesas.

Dice que, en 1998 era el único nicaragüense titulado como doctor en esa profesión. Tiene 22 años de trabajar para Diálogo Interamericano. Actualmente es director del programa sobre Migración, Remesas y Desarrollo de esa organización

Ha trabajado con más de 130 países en todo el mundo con organizaciones y gobiernos, incluso trabajó con el gobierno de Nicaragua en el periodo de Enrique Bolaños y en el primer mandato de Daniel Ortega, entre 2007 y 2012

“Cuando estaba implementando el plan Hambre Cero, muchos funcionarios me contactaron para pedir asesoría”, recuerda Orozco.

Le gusta correr. Diario corre entre 15 y 20 kilómetros para ejercitarse. También le gusta leer y se declara aficionado a la música salsa. Además de escucharla y bailarla, le gusta estudiarla.

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