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Ruptura violenta con la OEA y los Estados parias internacionales

El domingo 24 de abril el régimen de Nicaragua informó que había expulsado del país a la OEA y cancelado los nombramientos de sus embajadores ante ella, el permanente y los dos alternos.  

En noviembre del año pasado el régimen denunció la Carta de la OEA, lo que significa separar a Nicaragua de la organización hemisférica. Pero deben pasar dos años para que se concrete la separación, por eso el régimen seguía participando en las sesiones de la OEA.

Inclusive, después de que el 23 de marzo pasado el entonces embajador del régimen ante la OEA, Arturo McFields, lo denunció como una cruel dictadura, fue acreditado un nuevo embajador, Orlando Tardencilla, quien el 8 de abril presentó credenciales ante el secretario general, Luis Almagro. 

¿Por qué, entonces, apenas 16 días después el régimen decidió romper relaciones con la OEA de manera tan violenta, tomándose policialmente su sede oficial para poco después confiscarla y apoderarse de sus bienes y archivos?

Según McFields, este grosero acto violatorio del derecho internacional y las prácticas diplomáticas es porque Rusia fue suspendida de su estatus de Observador Permanente en la OEA por su guerra de agresión contra Ucrania. 

En las Américas solo el régimen de Nicaragua y la dictadura de Venezuela respaldan de manera abierta la agresión rusa contra el pueblo ucraniano. Algunos gobiernos no se atreven a condenarla, pero tampoco a respaldarla. Y cabe señalar que el régimen de Cuba por lo menos ha tenido el recato de declarar oficialmente que “aboga por una solución diplomática (del conflicto bélico) a través del diálogo constructivo y respetuoso”.

Según el exembajador McFields, con su violenta acción contra la OEA el régimen prácticamente convierte a Nicaragua en un Estado paria internacional.

Pero en el derecho internacional no existe tal categoría de Estado paria. Este es un concepto del lenguaje político que define como Estados parias a aquellos que: 1, producen, poseen o utilizan armas de destrucción masiva contrariando el derecho internacional; 2, practican o apoyan actos terroristas contra otros Estados; 3, son tiranías brutales y sangrientas; y, 4, tienen un historial documentado de graves violaciones a los derechos humanos.

En general se dice que son Estados parias los que por sus sistemas políticos totalitarios “sufren de aislamiento diplomático y oprobio moral global generalizado”.

Pero la verdad es que no pasa mayor cosa con que a esos Estados se les califique como parias. A lo sumo les ponen sanciones económicas que no hacen daño  a los líderes y más bien perjudican a la gente inocente que sufre el rigor de las dictaduras. Para mencionar solo tres casos, Afganistán, Corea del Norte y Sudán son calificados como Estados parias, pero igual participan en los organismos internacionales y se codean amistosamente con los representantes de los Estados democráticos. 

Como muchas otras cosas oprobiosas que ocurren en el mundo, eso de Estados parias se queda en la retórica de la política internacional.

Editorial Daniel Ortega y Rosario Murillo OEA
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