Se ha informado que el preso político Manuel Urbina Lara, quien se encuentra encerrado en la cárcel de Waswalí, Matagalpa desde enero de 2021 y está condenado a cuatro años de prisión, se declaró en huelga de hambre desde el lunes de la presente semana, 25 de abril corriente.
Así lo dio a conocer él mismo en un audio sacado de la cárcel y fue confirmado por su propio hijo. “Hemos decidido ponernos en huelga de hambre debido al trato cruel e inhumano del que somos víctimas por parte de las autoridades superiores”, expresó el preso político.
Urbina Lara, quien es abogado de profesión y tiene una larga trayectoria de opositor cívico al régimen actual, asegura que a todos los 17 presos políticos que hay en ese penal les limitan el agua potable, les reducen sus alimentos y les niegan el derecho de recreación y tiempo para el sol.
Según la información, Urbina Lara es acompañado en la huelga de hambre por otros cuatro presos políticos: Alcides Zeledón, Jordani García y los hermanos Oliver y Dorling Montenegro. Ellos aseguran que mantendrán su protesta de sacrificio humano personal hasta que las autoridades reconozcan sus derechos penitenciarios.
La huelga de hambre, dice la jurista española Elena Atienza Macías, en la Enciclopedia de bioderecho y bioética, es en rigor “la acción consistente en dejar de tomar alimentos para presionar a las autoridades y/o movilizar a la opinión pública y lograr así algún objetivo de carácter político…” Y explica que la finalidad política de la huelga de hambre “permite distinguir esa acción del ayuno, en cuanto a acto privado que obedece a motivaciones religiosas, dietéticas, etc.”
Pero no siempre los presos políticos que se declaran en huelga de hambre logran lo que se proponen. Eso depende fundamentalmente del carácter del sistema político imperante, del mayor o menor grado de sensibilidad humanitaria de las autoridades y del respaldo público a los huelguistas de hambre fuera de la prisión.
En algunos casos, cuando la salud de los huelguistas de hambre se ha deteriorado al extremo y corren el riesgo de morir, las autoridades los fuerzan a recibir alimentación de manera artificial. Lo hacen con el argumento de que la vida humana es un bien superior que se debe proteger de cualquier manera.
Sin embargo, la Asociación Mundial de Médicos establece en su Declaración de Malta que “la alimentación forzada nunca es éticamente aceptable y la presión es una forma de trato inhumano y degradante”.
Se conoce que el huelguista de hambre más famoso del mundo y la historia ha sido Mohandas Gandhi (llamado Mahatma, que significa Alma Grande), quien recurrió a la huelga de hambre en 17 ocasiones, en su lucha personal por la independencia nacional de la India, hasta que la logró.
Gandhi es ahora el padre simbólico y moral de la lucha no violenta por las grandes causas de la humanidad: la libertad, la democracia, la reconciliación, la tolerancia, la no discriminación de ninguna clase y la inclusión social.