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Daniel Ortega es el líder de la militancia sandinista, pero se encuentra entre dos bandos. ARCHIVO/LA PRENSA

La pugna entre la vieja guardia y los “chayistas” en el Frente Sandinista

La militancia del Frente Sandinista está enfrentada y el principal motivo es Rosario Murillo, dicen desde adentro algunos combatientes históricos que la acusan de meter al partido a jóvenes “que no saben nada de la Revolución”, y de cambiar la bandera rojinegra “por un trapo rosado”.

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En el Frente Sandinista hay dos bandos: el de los viejos, y el de los más jóvenes. Estos bandos están enfrentados el uno con el otro. “El problema es Rosario (Murillo)” dice el combatiente histórico Marlon Gerardo Sáenz Cruz, mejor conocido como “Chino Enoc”.

El Chino Enoc tiene 62 años y considera que los jóvenes del partido “no saben nada de la Revolución. Solo son repetir “chicheñol”. No razonan. Le tapan las cagadas a Rosario”, comenta. Es por eso que él llama “El Chayotal” a los más jóvenes 

Por su parte, un miembro de la Juventud Sandinista que prefiere omitir su nombre y al que llamaremos “César”, opina que ya es hora de que los sandinistas más viejos como El Chino Enoc les de la batuta del partido rojinegro.

“A los combatientes históricos les tenemos mucho respeto, mucho aprecio, pero su aporte al partido ya lo hicieron venciendo al somocismo. Ahora nos toca a nosotros echar adelante todo por lo que ellos lucharon”, dice César de 24 años.

Los combatientes históricos son todos aquellos que combatieron en la guerrilla del Frente Sandinista contra la dinastía somocista y que posteriormente estuvieron en la guerra de los años ochenta. En esta definición también entran los colaboradores que ayudaron con dinero, casas, escondiendo guerrilleros y armas o que sirvieron como correos, según los estatutos del Frente Sandinista.

Marlon Gerardo Cruz, mejor conocido como “Chino Enoc” junto al avión de la Fuerza Aérea somocista que guerrilleros sandinistas derribaron en 1979, en Condega. El Chino Enoc dice que él participó en el derribamiento. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Los jóvenes en cambio, explica César, se definen “con ideales revolucionarios y lealtad al comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo”, y como los “sucesores” del sandinismo.

La tercia entre los sandinistas más viejos y los más jóvenes se ha convertido en un problema dentro del partido rojinegro y en el cual hasta Daniel Ortega ha tenido que intervenir. En uno de sus últimos discursos, Ortega hizo referencia a este conflicto reconocido por él mismo como “confrontación”.

El pasado primero mayo, frente a un grupo de jóvenes a la derecha y viejos a la izquierda, Daniel Ortega dijo dirigiéndose a los de su derecha que “en sus manos va quedando ya la bandera de la patria, de la soberanía, del pueblo trabajador”.

“El relevo va llegando en armonía, se va dando en armonía y no en confrontación, porque el que alimenta la confrontación, entonces atenta contra la unidad de la familia sandinista, de la familia nicaragüense y de la patria. Queridos jóvenes, ya saben, ese es el reto que tenemos, caminar juntos, desde los niños hasta los de la tercera edad, todos juntos caminando hacia nuevas victorias”, señaló Ortega.

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Pero el Chino Enoc no considera del todo que los sandinistas estén caminando juntos como dice Ortega. “Claro que hay división. Ahorita están preparando el congreso de la Juventud Sandinista y dicen que todos son iguales, que todas las generaciones y van a hacer un congreso nacional de jóvenes. ¿Por qué ellos si pueden hacer su congreso y los sandinistas históricos no? Es ella (Rosario Murillo) la que promueve la división. Es mentira la tal unidad. Ese es el partido paralelo de Rosario, la juventud”, reclamó el Chino Enoc en uno de sus videos el pasado 13 de mayo.

El principal motivo

Siempre que se habla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se hace como un partido en donde no cabe la división, las críticas, la disidencia o los enfrentamientos entre sus militantes, sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años y la razón, según el Chino Enoc, tiene nombre y apellido: Rosario Murillo.

El Chino Enoc explica que desde que Ortega regresó al poder en 2007, Murillo se ha encargado de relegar a los combatientes históricos y darle espacios, “incluso cargos en el gobierno a gente que solo ha llegado a enriquecerse”, señala.

Los sandinistas históricos consideran que Rosario Murillo los ha apartado no solamente del gobierno, sino de la dirección del partido. Ellos sienten que tienen más méritos que la misma Murillo y que los jóvenes que ella ha integrado al partido.

“Rosario ha querido apartar al sandinismo histórico porque hay algunos como yo que les señalamos sus errores, pero el Chayotal no lo hace”, explica el Chino Enoc, quien dice que no está en contra de los jóvenes, pero si se opone a que no les den formación política.

Celebración del 35 Aniversario de la Revolución Sandinista en 2014. Los jóvenes forman parte del escenario en los actos oficiales. Óscar Navarrete/LA PRENSA.

El Chino Enoc dice que Daniel Ortega ni cuenta se da de las intenciones de su esposa, porque “tiene años de estar aislado. Ya sabemos que está enfermo”, mientras que César indica que los jóvenes sandinistas sienten el respaldo de Ortega.

“Él (Ortega) mismo lo dijo en uno de sus discursos recientes, que nosotros los jóvenes estamos ya recibiendo el relevo del partido”, argumenta el joven.

El exfuncionario del Poder Judicial, Yader Morazán, presenció la llegada de los sandinistas jóvenes a los puestos de gobierno.

“A raíz de que Rosario Murillo hace un montón de cambios e incluso quiso cambiar la bandera rojinegra, prácticamente desplaza a la forma en que se venía tratando al Frente Sandinista dentro de las instituciones y una persona que anduvo 10 años en la guerra, que quedó lisiado, que perdió los mejores años de su vida, no le va a gustar que venga un chavalo y que solamente por ser más servil y que no tiene preparación ideológica y sin mística revolucionaria, de pronto le esté dando órdenes”, explica

Dentro de los trabajadores del Estado, la vieja guardia tiene muy poca presencia, dice Morazán, precisamente porque los más jóvenes han ido desplazando a los más viejos, “porque eran más obedientes”, alega.

Eso le pasó a Rafael Solís, el magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que renunció a inicios de 2019 y que fue padrino de bodas de Daniel Ortega y Rosario Murillo, cuenta Morazán.

Según el exfuncionario judicial, quien solía tener mucho mayor poder, a pesar de no ser el presidente de la CSJ, era Rafael Solís, pero su poder se vio limitado por Alba Luz Ramos, la actual presidenta de la Corte.

“Rafael Solís era más insubordinado, entonces creaba tercias. La Alba Luz Ramos conquistó a los sindicatos y trataban de someter a la vieja guardia haciendo el alboroto desde los sindicatos y eso no le convenía a nadie porque un pleito que trascendiera a la Secretaria General (del partido, Daniel Ortega), no iba a ser bien visto”, explica Morazán.

“Un trapo rosado”

El Chino Enoc no concibe en su cabeza que Rosario Murillo haya intentado reemplazar la bandera rojinegra, “por un trapo rosado”. Se refiere a la nueva línea de colores que impuso Murillo cuando el Frente Sandinista regresó al poder en 2007.

Para aquellos años, Murillo ya era la jefa del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del gobierno, y desde esa posición pintó al Estado, y al partido, con una línea de color rosado chicha. Para el Chino Enoc, muchas tradiciones partidarias se han perdido por Rosario Murillo, como el hecho de que en los actos sandinistas ya no suene el himno del Frente Sandinista. 

Jóvenes del Frente Sandinista con pancartas color chicha en 2009. Desde años atrás, la línea de colores de Rosario Murillo ya había sido impuesta. La Prensa/Óscar Navarrete.

“En el aniversario de muerte de Tomás (Borge), Daniel habló de todo y de Tomás solo como unos dos minutos. No pusieron el himno (del Frente Sandinista) tampoco. Si ya no lo ponen y todo el Chayal te aseguro que no se lo sabe”, critica el Chino Enoc.

Por su parte, César dice que los sandinistas viejos “mucho ofenden” a los más jóvenes y que estos merecen respeto porque dentro del partido, “no puede haber división. La familia sandinista tiene que estar unida y ahora que el sandinismo histórico fue desactivado, estamos más unidos porque ahora estamos bajo la misma bandera”, señala el joven. 

Esta afirmación no le hace mucha gracia al Chino Enoc, pues explica que, según los estatutos del Frente Sandinista, nadie puede desactivar al sandinismo histórico, y, por tanto, una carta que circuló con fecha del 28 de marzo y firmada por Leopoldo Rivas en la que se manda a “desactivar” las estructuras del sandinismo histórico, no tiene efecto.

“Ni Daniel que es nuestro único líder puede desactivar el sandinismo histórico porque así lo dicen los estatutos”, dice el Chino Enoc, quien también le molesta que en los puestos de gobiernos haya personajes que estuvieron ligados al somocismo, como Wilfredo Navarro.

Un sociólogo que nos pide anonimato por temor a represalias, indica que el reclamo del Chino Enoc es de “un partido que ya no existe”, porque no funcionan sus instancias como el congreso o las comisiones. 

“Nadie tiene voz en ese partido, sea viejo o joven, los que mandan son Daniel Ortega y Rosario Murillo”, explica.

El FSLN tiene muchos años sin organizar un congreso nacional de su partido. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Diferencias entre viejos y jóvenes

Los sandinistas viejos suelen tener 60 años o más y padecen de enfermedades crónicas comunes a su edad. Algunos son lisiados de guerra como el Chino Enoc, quien dice que cuando combatía al somocismo en su juventud, una bala le entró como a una pulgada del pene y le salió por atrás arrancándole la nalga derecha. “Yo no tengo la nalga derecha”, comenta.

Los viejos cuadros usan bastones para caminar, andariveles y sillas de ruedas en algunos casos. Panzones por el sedentarismo y muchos conservan boinas del Ejército Popular Sandinista (EPS), artículos de la Cruzada Nacional de Alfabetización de los ochenta, camisetas alusivas a la Revolución Sandinista y demás.

Mantienen su admiración por las figuras del sandinismo. Desde Augusto C. Sandino, Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge, hasta el mismo Daniel Ortega y Lenín Cerna.

Muy pocos utilizan redes sociales, pero el Chino Enoc es casi una excepción. Dice que tiene 10 años en las redes sociales y desde su perfil de Facebook transmite casi todas las noches y habla por dos horas ante un público de entre 40 a 60 espectadores.

Habla sobre el sandinismo histórico, lo que para él es ser sandinista, la corrupción en el Estado, pero, sobre todo, señala los errores de Rosario Murillo y dice recibir ataques de “El Chayal”. Esas críticas le han valido que hoy tenga “casa por cárcel. Desde el 18 (de abril) la policía ahí está afuera y no me deja ni ir a cobrar mi pensión”, dice.

Muchos de los combatientes históricos sirvieron como paramilitares en 2018 y actualmente se encuentran “a disposición” para sumarse nuevamente a la represión contra opositores.

Los sandinistas jóvenes, en cambio, están entre los 16 y los 40 años. A veces un poco más. No todos son chavalos. Algunos son profesionales y trabajan en el Estado. Otros son miembros de la Juventud Sandinista o parte de otras agrupaciones como la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) o la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES).

Antes de 2018 era utilizados como grupos de choque para reprimir a opositores. Ahora, normalmente se les ve como parte del ambiente durante los actos oficiales. A veces detrás de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y otras veces sentados al frente.

También son llevados a marchas y por años se les vio en manifestaciones en las rotondas de Managua, y por lo cual la población empezó a llamarlos “rotonderos”.

Se saben todas las canciones nuevas del Frente Sandinista, las que salieron de los noventa hasta la fecha y en los actos oficiales, las corean y cantan alegremente. Según el Chino Enoc, rinden pleitesía a Rosario Murillo y no saben nada de la Revolución y de sus figuras.

-Si conocemos, pero no vamos a andar como ellos (los viejos) hablando de eso a cada rato – se defiende César

– ¿Sabés quien fue German Pomares? 

-Sí, un combatiente histórico

-Y podrías nombrar, ¿quiénes fueron los nueve comandantes de los ochenta?

– Estaba el comandante Daniel, su hermano Humberto, Lenín Cerna creo. No me acuerdo del resto 

Entre los sandinistas jóvenes caben algunos trabajadores del Estado, pero no todos, señala el exfuncionario judicial, YaderMorazán. “Existe una clasificación dualista que son la vieja guardia y los “chayistas”, que son los más jóvenes”, explica, pero él también hace una subclasificación entre los más jóvenes para caracterizar a los trabajadores del Estado.

De acuerdo a Morazán, “es un error creer que en un Estado tan amplio y complejo todos son iguales, pese a que ingresaron de diferentes formas, en diferentes tiempos y bajo diferentes razones”. 

En base a su experiencia, el exfuncionario indica que hay al menos 14 tipos de trabajadores del Estado y los describe de la siguiente manera:

El sapo: Este espécimen es el más bajo de la manada. Su mediocridad lo obliga a sobrevivir a punta de servilismo y cuecho. Sabe que depende de cómo resalte su “disposición” sobre los demás que también compiten de la misma forma. ¡Al fin encontró la manera de ser tomado en cuenta!

El sapón: Este es el “vivo” que siempre ha estado organizado en estructuras políticas en su barrio, como en las casas de campañas y CLS de las instituciones. Mangonea a las jerarquías institucionales y trabajadores. Casi no trabaja, porque se dedica a actividades políticas.

El casi sapo: Este no es que sea sapo, sino que por el contexto comprendió a tiempo que Chales Darwin tenía algo de razón al afirmar que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”, es decir, sapo por conveniencia.

El kamikaze: Este es el más radical, reparte plomo hasta en su propia casa. Pide desde cárcel, hasta cadena perpetua para opositores o disidentes. Por ello, es utilizado incluso para actividades paramilitares y “misiones” secretas al margen de la ley.

El Revolucionario: Este es el que conocemos como la vieja guardia. Por nostalgia o romanticismo se resiste a creer que su esfuerzo durante una década de guerra fue en vano. Le cuesta aceptar que un “chayista” muchas veces de familia opositora sea quien lo mande.

Celebración del aniversario de la Revolución Sandinista en 1997. Hoy en día, los sandinistas ya no celebran sus fechas importantes con actos masivos, si no con un reducido grupo de jóvenes escuchando un discurso de Daniel Ortega. ARCHIVO

El desertor: Rompió filas a partir de la masacre de 2018. Se aguanta por necesidad o miedo, esperando cualquier oportunidad para desahogarse o rebelarse. A pesar de que filtra información, no quiere que lo vinculen con grupos opositores.

El rebelde: Estos están en peligro de extinción o se extinguieron. Fueron obligados a renunciar, “trasladados” o despedidos de forma arbitraria por sublevarse, promover rebeliones o desmantelar la narrativa oficialista.

El paramilitar: Este ingresó después de 2018 como pago por su vínculo con la Operación Limpieza. Le gusta ir a caballito, amenaza la estabilidad de los demás, y alardea de su relación directa con los superiores. Es insubordinado laboral porque dice cumplir misiones políticas.

El invisible: Este en algún momento fue tomado en cuenta, pero actualmente es desplazado y dirigido por El Sapo. Trata de ser profesional y hacer carrera. Aunque no lo diga, quiere un cambio que dignifique su esfuerzo. No es de confianza y no se le asignan tareas turbias

El Fresa: Este entró por la empresa privada o familias con poder económico. No se involucra en actividades políticas porque le da vergüenza que lo relacionen con la “chusma.” Es políticamente correcto y no suma ni resta. Está emparentado y se codea con el poder.

El religioso: Muchos de estos entraron por la iglesia o sus estructuras. Aunque actualmente no pueden participar en ellas, no pierden su vínculo que lo ejercen solapadamente. Saben que son vigilados, y sufren en silencio los ataques que hacen en contra de sus líderes espirituales.

El pasivo: Este no opina ni a favor ni en contra. Es más, es miedoso para dar su punto de vista sobre temas cotidianos o de contexto para no correr el riesgo de ser mal interpretado. Sin cuestionar, tiene la facilidad de hacer la tarea a la que lo manden. Es “buenachon”.

El camaleón: Este no se complica. No tiene dignidad ni ideología. Ha bailado desde el “Himno de la alegría”, pasando por “Yo tengo fé” y “El comandante se queda”. Sin embargo, es el digno representante de la Revolución, como Wilfredo Navarro, Moisés Absalón Pastora, Francisco Rosales y otros.

El opositor: Este pudo haber llegado antes de 2006, producto del pacto o captación. Se conoce su posición contraria al oficialismo, incluso a veces antisandinista por tradición familiar, aunque no la manifieste. No coopera, pero ha sido sometido recientemente

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