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La pequeña Nicaragua bajo la sombra de la gran China

Desde finales del año pasado, el régimen de Daniel Ortega puso a Nicaragua bajo la sombra de China, igual o mayor que la que también Rusia proyecta sobre este pequeño y empobrecido país centroamericano.

El 10 de diciembre de 2021, el régimen de Nicaragua restableció las relaciones diplomáticas con la República Popular China, la dictadura más poblada del mundo. En el mismo acto las rompió con la democrática República China de Taiwán, cuyos gobiernos habían sido muy generosos con el pueblo nicaragüense sin importarles la clase de gobiernos que este tenía.

Poco después se anunció que China y Nicaragua habían adoptado un “mecanismo de consultas políticas”. Además, firmaron convenios para desarrollar infraestructura vial, portuaria, ferroviaria y hospitalaria.

Más adelante fueron enviados los primeros 30 becarios nicaragüenses a China y se informó que la gran potencia asiática invertirá aquí 60 millones de dólares para construcción de viviendas en distintos lugares del país. Y el 22 de junio el embajador de China, Chen Xi, fue recibido cálidamente por el hijo de Daniel Ortega, que maneja oficialmente la promoción de inversiones, comercio y cooperación internacional.

El mismo presidente comunista de China, Xi Jinping, ha valorado con mucho entusiasmo las nuevas relaciones de su poderoso país con la pequeña Nicaragua, atribuyéndoles una importancia mucho mayor que la que a simple vista se puede apreciar. En un mensaje personal enviado a Daniel Ortega el 30 de enero pasado, con motivo del año nuevo chino, Xi manifestó su disposición a “profundizar las confianzas políticas mutuas, promover las cooperaciones en diversos campos, así como estrechar las manos para construir una comunidad de destino de la humanidad…”

Sin duda que marcar con estas relaciones el destino de la humanidad es una aspiración grandiosa como suelen ser los discursos y proyectos de estos regímenes.

Pero los expertos en la política exterior china opinan que a pesar de la grandilocuencia de las declaraciones oficiales, no hay que esperar mucho de las relaciones con China. Remitiéndose a la experiencia de otros países latinoamericanos que rompieron con la pequeña Taiwán para asociarse a la gran China, advierten que los gobernantes de esta potencia solo piensan y actúan en pro de sus propios intereses, no en los de sus asociados.

Tal vez así sea. No se debe perder de vista que China tiene un régimen político comunista, pero su economía es capitalista del tipo más voraz. El gobernante Partido Comunista de China está lejos de inspirarse en los obsoletos principios del internacionalismo socialista y la solidaridad con los pueblos. Ahora se mueve solo por el afán de explotar recursos ajenos y producir riqueza para beneficio de la propia China.

“China es bifronte”, dice el escritor venezolano Carlos Canache Mata, gran conocedor de la realidad china, en un artículo de opinión publicado en el periódico El Nacional. “Es capitalista desde el punto de vista económico; y autoritario-comunista, de partido único, desde el punto de vista político”.

De manera que políticamente hay afinidad de China con Nicaragua. Lo que está por verse es si la sombra de esa gran potencia de doble cara que es China ayudará a que en Nicaragua se desarrolle una economía floreciente para beneficio de los nicaragüenses.

Editorial China Daniel Ortega
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