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El Congreso Nacional Mariano y la fe católica en Nicaragua

Los obispos católicos de Nicaragua han convocado para mediados de agosto próximo al Congreso Nacional Mariano que tendrá como lema una frase de San Juan Bosco: “María madre de la esperanza, quien confía en María nunca será defraudado”.

Del 11 al 15 de agosto, fecha en que la Iglesia católica celebra la festividad de la Asunción de la Virgen María, se realizarán distintas actividades religiosas relacionadas con dicho congreso, en todas las diócesis del país. Al final de la jornada, que será los días 14 y 15 de agosto, una réplica de la imagen de la Virgen de Fátima —que concluye una peregrinación en Nicaragua que ha durado treinta meses—, será entronizada solemnemente en cada una de las diócesis y en la Arquidiócesis de Managua.

La celebración del Congreso Nacional Mariano tiene una gran significación para la Iglesia católica. Primero por la gran tribulación que está sufriendo actualmente, junto con el pueblo nicaragüense. Segundo, por el arraigo y la extensión en este país de la devoción a la Virgen María, Madre de Dios.

El culto a la Virgen María comenzó con la misma llegada de los españoles a lo que ahora es Nicaragua, después de que fue descubierta por Cristóbal Colón en su cuarto y último viaje, el 12 de septiembre de 1502. Al respecto el historiador Ricardo Zúñiga relata en su libro Historia Eclesiástica de Nicaragua, que el sacerdote Diego de Agüero “acompañó a Francisco Hernández de Córdoba (y) estuvo presente en la fundación de Granada”. El conquistador informó después a Pedrarias Dávila, quien estaba en Panamá, que el padre Agüero bautizó a numerosos indios e hizo muy popular entre ellos la imagen de Nuestra Señora. “Y entre ellos fomentó la devoción a la Cruz y a la Madre de Dios”.

Por otra parte, el también historiador Clemente Guido dice en el libro digital Historia y Tradiciones de la Devoción Mariana Nicaragüense (1528-1559), que en Nicaragua la Virgen María fue entronizada por primera vez en San Jorge, Rivas, en el año 1528. La entronizó el fraile Francisco de Bobadilla, quien convirtió un templo indígena que estaba situado en la plaza de Totoaca, en una iglesia católica en cuyo altar colocó la imagen de la Virgen.

Cabe recordar que el 8 de diciembre de 2011 dijimos en otro editorial de LA PRENSA titulado El culto mariano en Nicaragua, que a lo largo de la historia “la fe en la Virgen María ha ayudado a los nicaragüenses a resolver graves dificultades personales y afrontar grandes tragedias naturales y sociales”, entre ellas las políticas.

Es cierto. El vínculo de la Virgen María con el pueblo nicaragüense es tan cercano y directo, que inclusive hay en el país la advocación de la Virgen de Cuapa, quien según la tradición de la Iglesia católica apareció en Nicaragua en los años ochenta del siglo pasado, cuando se sufría otra gran tribulación.

Ahora los católicos nicaragüenses manifiestan su fe en que Ella los volverá a consolar. Y sin duda que participarán fervorosamente en el Congreso Nacional Mariano de mediados de agosto próximo.

Editorial Nicaragua
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