La Junta Directiva del Diario LA PRENSA, además de denunciar la confiscación —o robo— de las instalaciones de este Diario, de su propiedad material y patrimonio cultural; y de condenar semejante fechoría, agradeció las innumerables muestras de solidaridad nacional e internacional que ha recibido.
En su comunicado fechado el jueves 24 de agosto corriente, la Junta Directiva de LA PRENSA ha expresado lo siguiente:
“Agradecemos las copiosas y enormes muestras de solidaridad que hemos recibido en estos días aciagos. El cariño que nos ha llegado desde los más diversos rincones de Nicaragua y el mundo nos fortalece y nos compromete. Nuestra eterna gratitud a todos los leales amigos de LA PRENSA”.
Pero también desde la redacción de LA PRENSA, del colectivo que hace posible su publicación todos los días en la plataforma digital, desafiando y venciendo los obstáculos impuestos por el régimen que quiere matar la verdad informativa y silenciar a quienes la sacamos a luz, debemos agradecer toda esa solidaridad tanto de personas como de instituciones, de Nicaragua y de otros países.
No mencionamos en lo particular a ninguna de esas personas e instituciones, porque son muchas y no queremos correr el riesgo de omitir a algunas. Pero a todas y cada una de ellas les patentizamos nuestro agradecimiento por su cariño y solidaridad, desde lo más profundo de nuestros corazones y de nuestra voluntad de periodistas libres e independientes.
Agradecemos inclusive las expresiones de respaldo a LA PRENSA, de quienes con todo su derecho nos critican porque nuestras opiniones en algunos casos no concuerdan con las suyas. Su solidaridad también significa mucho para nuestro trabajo y nuestra causa.
“Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”, dice Homero definiendo de esa manera la solidaridad que es una virtud esencial del ser humano. Desde sus orígenes en la más remota antigüedad, la solidaridad ha sido un valor superior de la gente buena, un sentimiento y una práctica que hermana a las personas en una buena causa común.
Solo en esa calidad de personas puede haber solidaridad. Entre los malvados de cualquier condición, lo que hay es complicidad, confabulación, asociación ilícita para promover, cometer y justificar el mal.
La solidaridad por sí misma no resuelve los problemas de quien o quienes la reciben. Pero fortalece su ánimo y su resiliencia, su capacidad para afrontar las vicisitudes y superarlas.
Nos conforta la solidaridad. Nos fortalece la convicción de que el robo de la propiedad material y del patrimonio cultural de LA PRENSA no puede impedir que este periódico se siga escribiendo y difundiendo. Como tampoco puede impedir que nos mantengamos fieles a la historia casi centenaria de LA PRENSA, al legado del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y su convicción de que Nicaragua volverá a ser República.