La noche empezó rutinaria para Jonathan Loáisiga que tenía cuatro días sin lanzar desde que le tiró tres ponches a Anaheim. Llegó al Tropicana Field junto a sus compañeros, pasó por la sala de masajes para relejar su brazo, se colocó frente a su casillero, saludó a su “virgencita” (una pequeña imagen que resalta sobre el uniforme emperchado) y comenzó a entrenar.
Luego de 6.1 episodios, el mánager Aaron Boone volvió a ver al bullpen y pidió al nicaragüense cuando la situación se podía salir de control para el equipo de Nueva York. Ron Marinaccio estaba siendo sacudido y dejaba hombres en primera y segunda. Loáisiga debía apagar el fuego contra Yandy Díaz uno de los mejores bateadores de Tampa. Y solamente necesitó cuatro sinkers para obligarlo a batear para doble play y terminar con el peligro. Loáisiga lucía espectacular frente a 20 mil fanáticos en el Tropicana Field.
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En el octavo episodio continuó soltando el brazo frente al núcleo ofensivo, haciéndolos desfilar uno tras uno. Primero Manuel Margot en roletazo a la tercera base, luego Yu Chang por la misma vía y cerró contra el bateador más temido de la alineación de Tampa: Harold Ramírez, quien falló en un elevado al campo corto. ¿Esa era todo el peligro? Loáisiga está de regreso y desborda confianza hasta por los poros.
Luego de 1.2 entradas bajó su efectividad a 5.02. Los Yanquis no pudieron remontar y perdieron 2-1, a pesar del jonrón 52 de Aaron Judge que puso de pie a todo el estadio.