En Cuba es muy difícil que ocurran protestas populares, por la ausencia absoluta de derechos y libertades, la eficacia del espionaje sociopolítico gubernamental y la dureza de la represión policial.
Por eso fue el impacto universal de las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, que se extendieron por todo el país, sacudieron al régimen comunista y fueron sofocadas con violencia despiadada y desmedida. Como consecuencia de la represión en Cuba no hubo tantos muertos, como en Nicaragua en 2018, pero sí una enorme cantidad de personas presas que fueron condenadas a largas penas de prisión.
Ahora bien, las protestas persisten en Cuba, aunque no con la magnitud de las del año pasado. A pesar de la fuerte represión policial, en agosto recién pasado hubo 361 manifestaciones de protesta contra el régimen, en diferentes provincias cubanas. Así lo informó el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC), una ONG independiente.
Por la grave y crónica crisis económica que sufre el pueblo cubano, se explica que alguna gente salga a la calle para protestar, a pesar de la represión. Lo que llama la atención es que según el informe del mencionado organismo cívico, la mayor parte de las protestas ocurridas en agosto fue por reclamo de derechos políticos y civiles, por libertad y democracia.
El informe de la OCC reveló que 219, de las 361 protestas ocurridas en agosto, fueron por motivos políticos, y 142 por los problemas económicos y sociales. “Esta relación ha invertido la tendencia de los últimos 3 meses (mayo a junio) en la que la proporción de las protestas por derechos económicos y sociales se mantenía en mayoría. Este giro, en un mes en que la situación económica del ciudadano empeoró por el nivel de inflación y los cortes de electricidad, es significativo”, se dice en el informe.
Cabe mencionar las diferentes modalidades de las protestas en Cuba: cacerolazos nocturnos, piquetes callejeros, actividades artísticas relámpago en lugares públicos, misas contestatarias, hackeos de sitios oficiales y campañas en redes sociales.
Agrega el informe de la OCC que “es de destacar que las demostraciones en que se acusa directamente al gobierno por su mala gestión se duplicaron, de 85 en julio a 172 el mes pasado. Pero no solo resalta el aumento cuantitativo: aunque muchas de las protestas exigieron un cambio del gobierno de Díaz-Canel, también han demandado un cambio de sistema: no más socialismo”.
El periodista independiente Reynaldo Escobar dice que el cubano común y corriente tiene tres opciones: obediencia al régimen, fuga y rebeldía. Esta última es muy difícil, por la terrible represión, pero se está manifestando, y cada vez más, aunque sea en pequeñas y aisladas demostraciones.
“El precio de la rebeldía en estos 63 años —escribe Escobar en el periódico digital 14ymedio— ha sido elevado: fusilamientos, largas condenas de cárcel, ataques a la reputación, prohibiciones de salir del país, la imposibilidad de ejercer la profesión. El premio se reduce, por el momento, a la satisfacción de saber que se está haciendo lo correcto”.
Pero al mismo tiempo se fortalece la esperanza y la convicción de los cubanos, de que tarde o temprano serán libres, por fin, después de más de seis décadas de tiranía comunista.