Este lunes 10 de octubre se ha celebrado el Día Mundial de la Salud Mental, el cual fue instituido en el año 2002 bajo los auspicios de la Federación Mundial para la Salud Mental (FMSM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El propósito de esta celebración es sensibilizar, concienciar y llamar la atención sobre los problemas de salud mental, que afectan a la gente en todas partes del mundo. Nadie, cualquiera que sea su nacionalidad, idioma, color de piel, ubicación geográfica, condición social y económica, estatus cultural, etc., está a salvo de los problemas de salud mental. Muchas personas no los sufren directamente, pero sí de manera indirecta porque algunos de sus familiares o amistades cercanas sí los padecen.
Para dar solo unos datos ilustrativos, según la OMS una de cada cuatro personas padece o padecerá alguna vez problemas de salud mental. El 12.5 por ciento de todos los problemas de salud que sufre la gente son trastornos mentales de cualquier clase, lo que es más que los cánceres y las afectaciones cardiovasculares. Unos 450 millones de personas en todo el mundo son afectadas por algún problema de salud mental. Más de 300 millones viven con una depresión, cuya incidencia aumentó en los últimos años con la pandemia de covid-19.
De acuerdo con la definición científica médica, un problema de salud mental “es una alteración de tipo emocional, cognitiva (relativa al conocimiento) y/o del comportamiento en la que quedan afectados procesos sicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, el aprendizaje o el lenguaje. Eso dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en el que vive, y crea alguna forma de malestar subjetivo”.
Es fácil comprender que en los países donde ocurren grandes catástrofes naturales, o políticas como las guerras, revoluciones, rebeliones, represiones intensas y violaciones masivas de los derechos humanos, las afectaciones a la salud mental son más graves y generalizadas que donde la vida cotidiana es tranquila y segura.
Por eso es que Nicaragua los problemas de salud mental de la gente aumentan y se agravan cada cierto tiempo, por las recurrentes crisis sociopolíticas y económicas, revoluciones, contrarrevoluciones y otras formas de inestabilidad gubernamental y social.
El medio de comunicación independiente que se publica en línea, Nicaragua Investiga, reportó en un trabajo periodístico publicado en mayo de este año que los suicidios provocados por problemas de salud mental han aumentado. Señala que la OMS ha destacado “que en el país hay poca concientización sobre la salud mental, ya que en Nicaragua no existe ningún plan para la prevención de la salud mental en el trabajo, ni prevención de salud mental en el entorno familiar”.
En realidad, en marzo de 2020 el Ministerio de Salud (Minsa) de Nicaragua anunció el lanzamiento de un Plan Nacional de Salud Mental. Pero según el mapa de salud del mismo Minsa, en el primer semestre del presente año había 20,554 nicaragüenses padeciendo problemas de salud mental. Esto es 2,296 más que los 18,258 reportados en la primera mitad de 2021.
O sea que la salud mental de los nicaragüenses, igual que la política, económica y social, empeora en vez de mejorar. Por eso no es de extrañar que el Día Mundial de la Salud Mental pasara desapercibido oficialmente.