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La economía anda bien pero más nicaragüenses están mal

LA PRENSA informó en su edición de este jueves 13 de octubre que el Fondo Monetario Internacional (FMI) “elevó de 3.8 por ciento a 4 por ciento las proyecciones de crecimiento de Nicaragua para este año”.

Agrega la información que este dato del FMI “estaría en línea con las expectativas del Banco Central de Nicaragua”, el cual “informó que en el primer semestre de este año la economía  se había expandido 5 por ciento.

     Una tasa de 4 por ciento de crecimiento económico no es la gran cosa, pero no es desdeñable. Esto considerando que, según los expertos, si crece el Producto Interno Bruto (PIB) es porque hay un aumento de la actividad productiva y, consecuentemente, más puestos de trabajo para la gente.

     Sin embargo, también hay que reconocer que aunque ese crecimiento económico sea bueno para el país y dé satisfacción a los gobernantes, no lo es igual para la población en general y menos para los que casi no tienen acceso —o no lo tienen del todo— a la distribución de la masa de riqueza que se produce.

     Por cierto que en la misma buena noticia del crecimiento económico, del 4 por ciento según el FMI o del 5 por ciento de acuerdo con lo que dice el régimen por medio de su Banco Central, se incluye la información de que la inflación ha aumentado hasta el 9.9 por ciento, la más alta de Centroamérica. Lo cual, dice justamente LA PRENSA, “es mala noticia para el  bolsillo de los nicaragüenses porque significa mayor costo de vida”.

     Según la definición del diccionario de la revista española elEconomista.es, la inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios durante un periodo determinado, normalmente un año. La inflación refleja la disminución de la capacidad adquisitiva de la moneda. Al mismo tiempo los salarios y sueldos permanecen básicamente estancados.

El vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Emilio Jaramillo, y el director general de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones para América Latina y el Caribe, Robert Taliercio O´Brien, abordaron este problema en un artículo publicado en abril pasado en el blog de esa  institución financiera multilateral.

 Los alto funcionarios financieros del mundo reconocen que “especialmente preocupante es el impacto negativo (de la inflación) sobre los hogares más pobres y vulnerables ubicados en áreas urbanas, que dedican un porcentaje grande de su ingreso total a adquirir alimentos y otros recursos básicos. Ellos son los que más sufren los efectos de la escalada de precios.”

Jaramillo y O´Brien indican que la pobreza está definida como “vivir con menos de 5.5 dólares al día”, o sea 200.75 córdobas al cambio del momento en Nicaragua. Aquí, solo los miembros de la alta burocracia civil, militar  y policial, que ganan mucho dinero y viven muy bien. La inmensa mayoría de los nicaragüenses no alcanzan el mínimo de ingresos que mencionan los economistas del Banco Mundial. Y con el aumento de la inflación muchos más se hundirán en la pobreza extrema.

Eso a pesar de las cifras del crecimiento económico que se alardean en los medios oficiales y oficialistas.

Editorial Banco Mundial burocracia Economía Inflación pobreza
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