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Loanny Picado, la nica que se prepara para ser entrenadora de futbol profesional

El futbol y el periodismo deportivo la han llevado a viajar por el mundo. Si no es la única, es de las pocas periodistas nicaragüenses que han podido acreditarse para cubrir tres mundiales de futbol diferente.

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“Ya no me da el tiempo ni las rodillas” para jugar futbol, se queja, pero Loanny Picado sigue jugando en un equipo amateur en Holanda. El equipo se llama SC´tGooiVrouwen,y son las actuales campeonas del torneo en el que compiten.

Loanny es una mujer intrépida, hablantina, bastante extrovertida y apasionada por el deporte. Justo antes de hablar con DOMINGO, veía un partido. “Le metió cuatro el Napoli al Ajax”, comenta.

Es evidente cuál es su deporte favorito: el futbol.

Vive en Holanda con su familia y desde allá escribe sobre los latinos que juegan en la liga profesional de ese país. También escribe columnas de opinión. La Asociación Internacional de Prensa Deportiva (AIPS) la ha situado en dos años consecutivos en el top diez de las mejores columnas a nivel mundial.

Si no es la única, es de las pocas mujeres periodistas nicaragüenses que ha cubierto dos mundiales de futbol, además de ser la reportera más joven en esos eventos.

Loanny Picado durante la cobertura del mundial de Sudáfrica 2010. CORTESÍA

Un viejo balón ponchado en el Reparto Shick

El futbol ha estado en la vida de Loanny Marcela Picado López desde que era muy chica. En las calles del Reparto Shick fue donde dio sus primeros pelotazos junto a los niños de la cuadra. Un viejo balón ponchado y dos piedras que improvisaban una cancha fueron su felicidad en los primeros años de su vida.

Aunque nació en Matagalpa el 16 de febrero de 1985, vivió y se crió en Managua. Su familia se había movido a la capital en busca de un mejor nivel de vida. Loanny es la novena de los doce hijos que tuvieron don Juan Marcelino Picado y doña Francisca López. Ambos originarios de San Isidro, municipio de Matagalpa.

Se trataba de una familia con valores, comenta Loanny. Nunca recibió maltrato y en su casa jamás le faltó comida, vestimenta o estudio gracias al trabajo duro de su padre en el aeropuerto, y a la administración del dinero que hacía su madre en casa.

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“No éramos ricos, pero me acuerdo que mi mamá hacia milagros. Era como Jesucristo del milagro, porque yo no sé cómo hacía para distribuir el salario de mi papá”, cuenta.

A la pequeña Loanny casi no le gustaba jugar con muñecas. A pesar de que estaba muy pequeña, todavía recuerda que a finales de los ochenta, el gobierno sandinista de la época regalaba juguetes a los niños de los barrios.

“Era una muñeca rubia, ojos verdes, pero con el vestido del Frente Sandinista. Yo la odié a esa muñeca. Lo primero que hice fue descabezarla y mi mamá estaba enojada porque estaba el bloqueo. Yo tengo vivo ese recuerdo todavía”, relata.

Loanny prefería jugar con unos teléfonos que tenían rueditas y forma de camión. También con balones de futbol junto a sus hermanos y demás niños de la cuadra. A su madre no le gustaba que ella jugara con los varones del barrio, pero a su papá sí.

“Prefiero que ande detrás de la pelota que detrás de los chicos”, era lo que decía su padre, relata. Ella cree que esto se debía a que muchas jóvenes del barrio quedaban embarazadas a muy temprana edad, y su padre veía que ella no tenía interés en los muchachos todavía.

Además, Loanny se jacta de haber sido una buena estudiante. No solamente ella, si no que varios de sus hermanos también estuvieron becados en colegios religiosos. Ella estudió en el Colegio Adventista del Séptimo Día y cuenta que sus notas iban de 90 para arriba, a excepción de matemáticas, que normalmente rondaba los 87.

Loanny durante la cobertura de la Eurocopa en Austria y Suiza 2018. CORTESÍA

En el año 2000 se bachilleró a los 16 años de edad y entró a la Universidad Centroamericana (UCA). Loanny no tuvo el dilema que suelen tener muchos jóvenes cuando se bachilleran y les toca escoger una carrera, pero no se deciden entre dos o más opciones. Ella sí sabía lo que quería: Comunicación Social, con énfasis en prensa escrita.

El profesor Alfonso Malespín fue quien le enseñó a escribir para ser periodista, cuenta. Era un maestro duro, perfeccionista, exigente, pero se aprendía. “A veces uno decía: “ay este viejo”, pero después vos decías: “tenía razón el profe cuando decía que podía ser mejor de lo que le presentaba”, relata Loanny.

También recuerda a otros maestros que fueron importantes para ella en su proceso de formación como Silvio Sirias, Gonzalo Norori y una profesora llamada Tatiana de quien no recuerda su apellido.

Los mundiales

La primera vez que Loanny estuvo en un mundial de fútbol fue en el de Corea-Japón 2002. Era casi un sueño cumplido para aquella muchacha haber visto a los mejores futbolistas del mundo, y de los que ella vestía camisetas con sus nombres en la espalda.

En ese entonces, Loanny estaba estudiando en la UCA y participó en un curso que auspició la Confederación Sudamericana de Futbol (CONMEBOL) para jóvenes periodistas. Gracias a ese curso fue que pudo viajar a ese mundial.

Dos años más tarde, la joven había empezado a trabajar en la sección de deportes del periódico Hoy, y pudo ir a la Eurocopa organizada en Portugal en 2004 y después al mundial de fútbol de Alemania 2006. Tenía 21 años y para ese mundial recuerda que era la periodista más joven de todos los reporteros que se encontraban dando cobertura al evento.

Loanny Picado era la única mujer en el equipo de Deportes del diario LA PRENSA. ARCHIVO

Pero el mejor mundial de futbol para ella fue el de Sudáfrica 2010. Para ese entonces ya tenía 25 años y trabajaba en la sección de deportes de La Prensa. Nadie creía en el periódico que ella pudiera ir a aquel mundial, sobre todo porque el costo del pasaje de avión era de más de 3,000 dólares.

Loanny cuenta que unas tres semanas antes de que empezara el mundial habló con los representantes de una empresa para que patrocinaran el viaje a cambio de publicidad. La empresa le pedía que en La Prensa se publicara un afiche y una columna escrita por Loanny. Los directivos del periódico aceptaron y finalmente, la joven pudo viajar a Sudáfrica.

“Fue el mejor mundial para mí. yo soy bien muerta de hambre y probaba de todo. Me dio una diarrea horrible después”, relata.

Para ese mundial, ella tenía 25 años y volvía a ser la periodista más joven de todos los reporteros acreditados para cubrir el evento. De hecho, Loanny comenta que es la única mujer nicaragüense que ha podido acreditarse para tres mundiales de futbol. Uno como estudiante y dos como periodista.

La única mujer del equipo

Su llegada a La Prensa fue en 2004. Era la única mujer que escribía en la sección de deportes del diario. El editor era Edgard Rodríguez, a quien todavía le guarda mucho aprecio, y recuerda las discusiones que se daban en el equipo sobre los partidos, estadísticas, y también cuando le pedía más espacio para sus notas en el periódico.

Casi siempre cubría sobre futbol, porque era su especialidad. Hacía análisis de competiciones europeas y le gustaban las investigaciones sobre corrupción en el futbol nicaragüense.

En diciembre de 2010, Loanny renunció a La Prensa y se fue a Holanda porque tenía a un novio holandés que había conocido en su viaje a Sudáfrica meses antes.

Su vuelo hacía conexión en Ámsterdam, la capital holandesa, y como debía esperar más de 24 horas para el próximo avión, un amigo le recomendó que no pagara un hotel y en su lugar, que se quedara con un amigo holandés que podía alojarla.

En esa ocasión quedaron como buenos amigos, y luego se hicieron novios hasta que se casaron en 2012 y nació su primera hija.

Loanny junto a su esposo en su casa en Holanda. CORTESÍA

Para aquellos años, La Prensa inició un proyecto llamado La Prensa TV, que era un canal digital de noticias. A Loanny la llamaron para consultarle si le interesaba participar y ella aceptó. Hacía un segmento llamando “Solo futbol con Loanny Picado”, recuerda con gracia.

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Ahí le tocó hacer de todo, cuenta. Grababa los partidos, presentaba, escribía y luego llegaba a editar el video. Tenía sus seguidores y algunos jugadores de los equipos nicaragüenses ya empezaban a reconocerla. “Gracias por venir a vernos”, le decían cuando llegaba a cubrir los partidos.

En 2014, Loanny salió de La Prensa por un recorte de personal que tuvo que hacer el periódico. Se sintió frustrada en ese momento. Para ese entonces vivía con su esposo y su segundo hijo estaba recién nacido, pero su padre le había enseñado que no debía depender de nadie. “Me sentía como una inútil y tenía la depresión posparto”, señala.

Poco tiempo después consiguió un trabajo como mesera. “Tenía una jefa explotadora. Ahí yo aprendí a tenerle aprecio a los que trabajan en servicio”, relata. En su familia, ni sus padres ni su esposo estuvieron de acuerdo en que trabajara como mesera.

“Lo peor es que era un restaurante donde llegaban un montón de periodistas que me conocían”, recuerda.

Para entonces, ya se acercaba el mundial de Brasil 2014 y el productor de Canal 10, Armando Quintero, la contactó para que narrara unos partidos de ese mundial. Inmediatamente renunció al restaurante y regresó a lo que le apasionaba.

Loanny entrevistando a Sergio Goycochea, uno de los mejores porteros que ha tenido la selección Argentina. CORTESÍA

El gol del nica y el mundial que no disfrutó

A Loanny le tocó narrar el gol que Óscar Duarte, el jugador costarricense nacido en Nicaragua, le anotó a Uruguay en la fase de grupos de ese mundial.

No iba a narrar ese partido. Quintero la llamó hora y media antes de que empezara el juego porque el comentarista al que le tocaba narrarlo no iba a poder llegar.

A Loanny le habían asignado algunos partidos de la primera fase de ese mundial. “De esos que nadie ve”, describe, así que aceptó comentar el partido y lo hizo tan bien que Quintero le dijo que se iba a quedar narrando hasta el final del mundial.

Para Rusia 2018, Loanny ya estaba acreditada para ir a cubrirlo, pero el estallido de la crisis política no se lo permitió. “Yo vivía en Villa Tiscapa, ahí por el estadio de béisbol y yo denunciaba de que ahí era un bunker de policías”, cuenta. Por sus comentarios en redes sociales, recibió muchas amenazas.

Su esposo se fue para Holanda ese año con su hija mayor y ella se quedó en Nicaragua finalizando unos trámites migratorios para poder viajar con su otro hijo. Para junio de 2018, Canal 10 la llamó para narrar el mundial y ella aceptó.

Recuerda que la mañana del sábado 16 de junio de ese año, le tocó narrar un partido entre Argentina e Islandia, mientras una familia junto con dos niños, se estaban quemando vivos en una casa del barrio Carlos Marx, incendiada por paramilitares.

“A mí se me salieron las lágrimas. Me fui a llorar al baño porque me entró una impotencia. Yo tengo un niño de esa edad”, comenta. Recuerda que llegó a narrar el partido sin ganas.  “Y para colmo me tocaba narrar con Octavio Sevilla a la par, ¿vos sabés? Semejante sapo (orteguista). Fue horrible. Narrar ese mundial fue feo. Yo no disfruté nada de ese mundial”.

Loanny es entrenadora de un equipo de niños en Holanda. CORTESÍA

En 2019, Loanny pudo salir de Nicaragua hacia Holanda. Iba con su hijo cuando fue retenida e interrogada en el aeropuerto, cuenta. “Que qué iba a hacer, si iba a financiar un golpe, que porqué yo era golpista. Puras estupideces me preguntaron”. Casi pierde su vuelo, pero su papá, quien trabajó muchos años en el aeropuerto, habló con sus conocidos para que la dejaran abordar.

“No regrese”, fue lo que le dijeron en el aeropuerto cuando le sellaron la salida en el pasaporte. Ella cree que la dejaron salir gracias a su padre. “Fue el último favor que me hizo mi papá”, cuenta.

Don Juan Marcelino Picado falleció el 12 de mayo de 2020 padeciendo síntomas relacionados al C ovid19. Loanny no le pudo cumplir la última promesa que le hizo: regresar a verlo a Nicaragua.

Desde 2019, Loanny vive en Baarn, una pequeña ciudad holandesa. Desde ahí, está dedicada a seguir escribiendo sobre futbol como freelance y para su blog llamado Zona de Penal.

Tiene una maestría en periodismo deportivo. En 2011, estudió gestión deportiva en el Instituto Johan Cruyff, con miras a convertirse en directora técnica algún día, y hoy dirige a un equipo de niños. Tiene a su cargo a cuatro pequeños refugiados de Ucrania que llegaron con sus familias huyendo de la guerra.

Como ella habla inglés y holandés, da las instrucciones técnicas en ambos idiomas. Su meta es ser entrenadora de futbol profesional. “Me quiero formar aquí para llevar todo ese conocimiento y mejorar el fútbol de mi país”, apunta.

Dice que no cubrirá el mundial de Catar 2022. “Catar nunca debió ser sede de un mundial. Yo nunca voy a apoyar un país donde ser homosexual es un delito, donde los derechos de la mujer son limitados, además con toda la explotación laboral que hubo en Catar”.

Más bien espera cubrir sus primeros juegos olímpicos, los de París 2024, y si sus posibilidades se lo permiten, espera ir el mundial de México, Estados Unidos y Canadá, de 2026.

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