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Panchito tendría hoy 28 años de edad. Doña Ángela Potosme cree que su hijo sigue con vida. LA PRENSA

¿Dónde está Panchito? La búsqueda incesante de una madre

Un hombre le robó a su hijo porque ella ya no quería seguir en una relación amorosa con él. “Te voy a dar donde más te duele”, la amenazó. Ángela Potosme tiene 60 años, y los últimos 21 se los ha pasado buscando a su “Panchito”

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La última vez que doña Ángela Salazar Potosme vio a su hijo Francisco Sánchez Potosme estaba vestido con el uniforme de su colegio. Fue un miércoles. Ella misma lo había llevado a montarse a la buseta del recorrido que pasaba cerca de las 6:40 de la mañana frente a su casa.

Le dio un beso en la frente y la bendición para despedirse. Era 28 de marzo de 2001. El niño tenía seis años y medio de edad. Vivía con su mamá y sus hermanos en San Rafael Abajo de Desamparados, en San José, Costa Rica.

Doña Ángela es nicaragüense. Nació en Granada, pero la mayor parte de su infancia la vivió en Niquinohomo con la familia de su mamá. En los noventa, decidió irse a Costa Rica con sus tres hijos y su madre para trabajar.

Viviendo en Costa Rica, tuvo dos hijos más. Uno de ellos es “Panchito”, a como le decían al niño de cariño.“Era bien chispa ese niño. Bien hiperactivo”, lo recuerda doña Ángela.

El niño jugaba saltando de un sillón y le gustaba chinear a su sobrinita de un año. Todos en la casa tenían temor de que algún día la bebé se le cayera. Hoy, esa niña tiene 22 años y no recuerda a su tío Panchito. Las otras cinco nietas de doña Ángela no lo conocieron del todo.

“¿Cuándo vamos a conocer a mi tío Panchito?”, preguntan.

Ese 28 de marzo de 2001, fue la última vez que la familia vio al niño. El pasado 12 de octubre, Panchito estaría cumpliendo 28 años de edad, pero desde que tenía seis nadie de la familia lo ha vuelto a ver.

La abuela de Panchito, Josefa Dolores Potosme falleció en 2012 sin poder volver a ver a su nieto. “Va a aparecer Panchito”, dijo en su lecho de muerte.

Este es un afiche que doña Ángela pegó en varios municipios de Nicaragua para encontrar a su hijo. REPRODUCCIÓN. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

Venganza

Doña Ángela había conocido a Ronald José Alvarado Sandino en Niquinohomo, pero a Costa Rica llegó a encontrárselo mucho tiempo después e iniciaron una relación amorosa. “Por fuera parecía buena cosa, pero estaba podrido por dentro”, dice la señora.

Ella terminó con Alvarado porque la maltrataba. “Era muy agresivo. Me decía palabras desagradables. Tomaba mucho. Entonces decidí terminar esa relación con él”, cuenta. El tipo seguía insistiendo y como doña Ángela se seguía negando a regresar con él, un día la amenazó.

“Él me decía que si yo lo dejaba él me iba a dar donde más me doliera”, cuenta.

Como Alvarado trabajaba con el hijo mayor de doña Ángela, Raúl Sánchez, en un taller, ella pensó que iba a hacer algo en contra de él. “Yo pensé que me le iba hacer algo al mayor, pero algo como meterle algo en su bolso para acusarlo de ladrón o algo así”, supuso doña Ángela y por eso le advertía a su hijo que tuviera cuidado con él.

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Aquel miércoles, como todos los días, doña Ángela llevó a Panchito a que se subiera a la buseta. A mediodía, la señora esperaba a Panchito, pero la buseta pasó dejando a otros niños en la misma cuadra, pero no al suyo.

Ella le preguntó por su hijo a la muchacha que montaba a los niños y ella solamente le dijo que su papá lo había llegado a traer más temprano al colegio.

Doña Ángela inmediatamente se fue al colegio del niño y vio al dueño de la buseta, quien le dijo lo mismo que le había asegurado la muchacha de la buseta. El papá de Panchito estaba en Nicaragua, pero en el colegio pensaban que Ronald Alvarado era el papá del niño porque era quien acompañaba a doña Ángela a traer notas y también quien la había acompañado a matricularlo.

Desde el colegio, doña Ángela llamó a Alvarado al taller donde trabajaba para preguntarle por el niño, pero él dijo que no sabía nada y que le iba a ir a ayudar a buscarlo. Cuando llegó, la señora empezó a sospechar de él.

“Lo comían los nervios y su misma conciencia. Era como una máquina. Así, todo tembloroso. Cigarro que prendía, cigarro que apagaba”, recuerda. Lo veía nervioso y ansioso, además que, los compañeritos de Panchito le dijeron a doña Ángela, que Ronald había llegado temprano a traerlo con la excusa de que lo iba a llevar a una fiesta en Nicaragua.

Doña Ángela desconfió más del hombre. Le reclamó y empezó a presionarlo para que le dijera dónde estaba el niño. En ese momento fue cuando Ronald confesó. “Las últimas palabras que él me dijo fueron que ni las autoridades ni yo lo íbamos a hacer decir donde estaba Panchito”, cuenta la señora, 21 años después.

Dos años de prisión

Al hijo mayor de doña Ángela, Raúl, le pareció raro que Ronald llegara a las diez de la mañana al trabajo ese miércoles. Incluso, Alvarado le preguntó por Panchito, y por doña Ángela ese día, y le pidió el favor al encargado que le marcara la hora de entrada a las siete de la mañana.

Cuando Alvarado le confesó a doña Ángela que él sabía dónde estaba Panchito, la mujer puso la denuncia en la Policía y el hombre fue detenido y acusado de sustracción de menor de edad.

En el juicio contra Alvarado, varios compañeritos de Panchito declararon que habían visto al hombre irse con el niño aquel miércoles. Otro muchacho dijo que había visto a Ronald leyendo un periódico frente al colegio, minutos antes de que se llevara a Panchito.

Doña Ángela cree que Ronald tuvo un cómplice. “A alguien le pagó para que le tuvieran al niño y él irse al trabajo para que dijeran que él no había sido”, relata.

El juicio contra Alvarado se llevó a cabo en febrero de 2003. Según un reporte del diario Extra de Costa Rica, el hombre se declaró inocente. “Allá Dios y los hombres con lo que hagan porque yo estoy tranquilo conmigo mismo por el simple hecho de que soy inocente”, cita el periódico a Alvarado.

Al hombre se le encontró culpable por sustracción de menor de edad y lo condenaron a dos años de prisión.

“Yo qué hago con que este hombre vaya a la cárcel si lo que quiero es que me devuelva a mi hijo. Quiero saber dónde está Panchito. Por favor Ronald, decíme, dónde está Panchito”, le dijo doña Ángela en el juicio, pero el hombre no dijo nada.

Esta era la casa de doña Ángela en Costa Rica en donde vivía con Panchito. La mujer tuvo que mudarse porque Ronald Alvarado seguía amenazándola después de robarle a su hijo. REPRODUCCIÓN. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

“Falsos” Panchitos

Doña Ángela es una señora humilde, creyente de Dios y la fe cristiana. Se ganaba la vida vendiendo vigorón en las calles de San José, Costa Rica, pero eso tuvo que dejarlo a un lado para buscar a su hijo, después de que Alvarado no dijera nada en el juicio.

Como Ronald tenía familia en Niquinohomo, doña Ángela se fue a ver si lograba encontrar a su hijo ahí. Fue en más de una ocasión a Nicaragua. Incluso entró al país por Los Chiles, y se fue a pegar afiches con una foto de Panchito por San Carlos, Nueva Guinea, Muelle de los Bueyes y demás municipios de la zona.

Rodeó todo el lago Cocibolca hasta llegar a Peñas Blancas y no lo encontró.

En agosto de 2006, doña Ángela recibió la llamada de alguien de Managua diciéndole que había un niño que decía que llamarse Francisco Sánchez Potosme y que él era Panchito. La mujer se fue muy ilusionada a Nicaragua nuevamente. Habían pasado más de cinco años desde que vio a su hijo.

Cuando doña Ángela vio a aquel niño, se desilusionó. “Este no es mi Panchito”, dijo. Aunque ese niño decía que era Panchito, la mujer no encontraba ningún parecido con su hijo. Tampoco en las fotos que tenía del niño.

Aquel niño había sido encontrado deambulando solo en el mercado Roberto Huembes. Era originario de Diriamba y doña Ángela, aunque se hizo la prueba de ADN para determinar si ese era su hijo, ella sabía que saldría negativa.

A los pocos días apareció otra mujer llamada Manuela García reclamando la maternidad del niño. La prueba con García resultó positiva. El verdadero nombre del niño era Edgard García Núñez y doña Ángela cree que se hacía pasar por Panchito porque recibía maltrato en su casa, según lo que ella supo.

El niño que decía ser Panchito fue entrevistado por varios medios de comunicación. Óscar Navarrete. ARCHIVO

La mujer decidió regresar a Costa Rica con su familia, pero continuó buscando a su hijo. Mientras tanto, Ronald Alvarado ya había salido de la cárcel y pasaba por la casa amenazando con el dedo a las otras hijas de doña Ángela.

La familia decidió moverse de casa y ahora viven escondiéndose de Alvarado por temor a que les haga algo.

Tiempo después, en 2014, recibió otra llamada diciéndole que Panchito había aparecido y que se encontraba en el hospital regional Santiago de Jinotepe porque un vehículo lo había atropellado y había quedado con problemas neurológicos.

Doña Ángela fue nuevamente a Nicaragua y a diferencia de la otra vez, ella dice que este otro joven sí se parecía a Panchito.“Yo estaba contenta. Si yo andaba las fotos y se parecía a mi Panchito”. Para entonces, el hijo de doña Ángela ya tendría 19 años.

Incluso el padre biológico de Panchito creyó que ese era su hijo. “Mi corazón me dice que este es mi hijo. Él tenía una marca, cuando era niño se cayó de una bicicleta y le quedó una cicatriz en la nalga, se la buscamos y ahí la tiene”, declaró don Francisco Sánchez al diario Extra en aquella ocasión.

Médicos, enfermeras y todo el que vio a aquel muchacho le decía a doña Ángela que ese era su hijo. Ella también lo sentía así. Estuvo con él un mes y medio en el hospital, atendiéndolo, bañándolo, dándole de comer. Siendo una madre para él.

Doña Ángela pensó que este joven era realmente su hijo. REPRODUCCIÓN DIARIO EXTRA. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

Para salir de dudas, se practicó tres pruebas de ADN y el resultado de las tres fue negativo.

Él joven no podía hablar, pero podía escuchar y hacer movimientos limitados. “Un día me siento con él y le dije: si vos sos Panchito de verdad, apréteme la mano. Y él no me la apretó”, cuenta doña Ángela.

Llegó un momento en que ella se dio cuenta de que ya no tenía sentido estar ahí y que ese joven no era su Panchito. “Me dolió mucho. Yo venía llorando”, relata.

Casi 22 años después de que desapareció su hijo, doña Ángela todavía no sabe nada del paradero de Panchito, pero ella confía en que todavía está con vida. Todavía sigue viajando a Nicaragua de vez en cuando para ver si un día de tantos logra dar con él. “La tercera es la vencida”, dice y le envía un mensaje al hombre que se llevó a su hijo: “Ronald, yo ya te perdoné. Ya es tiempo de que me devolvás a Panchito”.

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