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Héctor Mairena fue miembro del Frente Sandinista en los ochenta. Hoy, es opositor a Daniel Ortega y al partido rojinegro. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

Héctor Mairena: “La dictadura puso en marcha un operativo integral y de gran envergadura para aniquilar a la UNAB”

Desde su exilio en Costa Rica, Mairena habla en esta entrevista sobre su paso por el Frente Sandinista, además de la reciente polémica por la salida de algunas organizaciones juveniles que acusan a la UNAB de “adultismo”.

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En los años ochenta, Héctor Mairena era miembro de la Dirección de Agitación y Propaganda (DAP), del Frente Sandinista. Hoy, es uno de los dirigentes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), opositora a Daniel Ortega y al partido rojinegro.

En esta entrevista, Mairena analiza la situación de los exiliados nicaragüenses en Costa Rica, la oleada migratoria hacia Estados Unidos y las acciones de la comunidad internacional frente a la represión de Daniel Ortega.

¿Cómo ve la situación de los nicaragüenses exiliados en Costa Rica?

Realmente hay un drama. Hay más de 200,000 solicitantes de refugio. Hay un drama porque ciertamente Costa Rica no es un país desarrollado, tiene sus limitaciones. Yo reconozco que el gobierno ha hecho sus mejores esfuerzos. Están bajo una situación económica realmente dramática porque ya se ha rebasado la capacidad del gobierno costarricense para brindar ayuda. Yo sostengo que la principal causa de la migración forzada obedece a cuestiones políticas, porque si bien la mayoría de los que deciden migrar es por razones económicas, esto se debe a que la crisis política ha agravado la crisis económica.

Los nicaragüenses están migrando hacia el norte también

Es porque hay una saturación. El flujo hacia el sur ha sido tan grande que oficialmente las autoridades costarricenses están rebasadas. Yo creo que antes la población nicaragüense que migraba hacia Costa Rica era la de menores recursos económicos, pero ahora se da que hacia el norte va gente que aún puede pagarse un boleto de avión y los que se suman a las caravanas y van sufriendo todas las limitaciones y riesgos que significa entrar por la frontera sur de Estados Unidos de manera irregular.

¿Cómo valora las acciones de la comunidad internacional frente a la represión de Daniel Ortega?

La comunidad internacional ha mantenido los ojos sobre la crisis de Nicaragua pese a que hay otros focos críticos en el mundo. Ciertamente la velocidad con que actúa la comunidad internacional no nos satisface a los nicaragüenses porque estamos ante un drama verdaderamente grave. Ahora, ¿ha hecho la comunidad internacional todo lo que pueda hacer frente a la represión de Ortega? Yo creo que no. La comunidad internacional todavía tiene un repertorio de acciones políticas y diplomáticas para presionar el régimen de Ortega. Las sanciones individuales han sido efectivas tanto así que Ortega se ha quejado de las sanciones, pero eso no es suficiente.

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Últimamente hemos escuchado a voceros de la comunidad internacional planteando un dialogo. este diálogo en nuestra opinión no puede ser incondicional. En las actuales circunstancias, obviamente, la demanda absoluta, impostergable, que nosotros tenemos es la libertad de los presos políticos, que están en una situación dramática y su vida está en riesgo y esto no es retórica. Lo primero que tiene que hacer Ortega para ese eventual diálogo es liberar a los presos políticos y cumplir con lo que se comprometió en marzo de 2019 en ese fallido diálogo. Si vemos en las fotografías de quienes estaban en el INCAE en representación de la oposición y de la ciudadanía, hoy están presos.

¿Con quién podría dialogar Daniel Ortega en las actuales circunstancias?

Primero hay que decir que el diálogo no está planteado en la agenda inmediata, pero yo tengo la convicción de que la oposición, que es diversa, como toda la sociedad nicaragüense tiene puntos de coincidencia fundamentales como por ejemplo la demanda de libertad de los presos políticos. Dado el momento, yo estoy seguro que la oposición, entre ellos la Unidad Nacional Azul y Blanco, la Alianza Cívica, el Movimiento Campesino, los jóvenes, estaremos de acuerdo en exigir al régimen, si se plantea sobre la agenda un dialogo con condiciones y tendríamos la capacidad de definir interlocutores para dialogar con el régimen.

¿En qué puntos no pueden coincidir los opositores?

Yo creo que las diferencias obedecen a visiones tácticas, pero todos expresamos nuestra voluntad de unirnos. No es cierto que vayamos a lograr una unidad absoluta. El modelo de la unidad opositora estará por verse. La lucha contra la dictadura somocista nos dejó muchas experiencias en cuanto a las formas de las acciones unitarias de la oposición y la coincidencia en la demanda. Es innegable que existen diferencias entre los grupos opositores. También hay sus líneas rojas. Nosotros en la Unidad Nacional Azul y Blanco no vamos a promover ningún acercamiento con quien promueva la lucha armada. Para nosotros eso está fuera del plan. No cabe en Nicaragua. Y la otra línea roja es que no vamos a promover acercamientos o una eventual unidad con quienes están al servicio del régimen, partidos o personas que se están prestando al régimen. luego de eso podemos discutir cualquier cosa. La lucha contra Ortega tiene que ser inclusiva.

¿CxL cabe en esa definición de funcionales a Ortega?

¿Qué está haciendo CxL? La señora Kitty Monterrey, que es su presidenta, según entiendo, ha expresado muy claramente que ellos no reconocen este ejercicio de noviembre (elecciones municipales) como unas elecciones, que son una farsa. Si esa actitud y esa posición es la que va a mantener el partido CxL, pues bienvenida. Hay que recordar que en julio de este año el régimen Ortega Murillo ocupó la sede de las alcaldías que eran de CxL, y liquidó lo que quedaba de la autonomía municipal. Hasta este momento, CxL ha mantenido una actitud de condena por lo cual yo diría que no son funcionales a Ortega.

Héctor Mairena ha trabajado como comunicador y abogado, y es miembro del partido UNAMOS y la Unidad Nacional Azul y Blanco. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

En estas semanas han salido varias organizaciones de jóvenes de la UNAB

En este año particularmente desde septiembre, la dictadura puso en marcha un plan, un operativo integral y de gran envergadura, para aniquilar a la Unidad Nacional Azul y Blanco en el territorio, y en particular al partido UNAMOS. Ese es un contexto importante. Algunas organizaciones estudiantiles y juveniles reivindicando su autonomía decidieron irse, sin embargo, más allá de interpretaciones que se han hecho o versiones que han hecho algunos en particular, la verdad es que en las comunicaciones oficiales y en los encuentros formales que hemos sostenido con ellos antes de que se fueran, las razones que dieron es que ellos querían funcionar de manera autónoma como organizaciones juveniles para reivindicar sus agendas. Seguramente en el camino vamos a coincidir nuevamente.

Por otro lado, en las estructuras territoriales que hay dentro de Nicaragua, hay una participación importante de jóvenes, trabajadores, estudiantes, que no necesariamente son de estas organizaciones. Nosotros lamentamos, pero a la misma vez entendemos.

Los acusan de adultismo

Pues, adultismo hay en la sociedad nicaragüense, pero lo que te puedo decir es que en los documentos fundacionales de la Unidad Nacional Azul y Blanco se reivindica y se establece la inclusividad. En la UNAB yo todavía veo jóvenes, y que han disentido de ese criterio de que hay adultismo. Juan Diego Barberena, que es un joven político de 26 años, planteaba en contraposición del supuesto adultismo que a lo mejor existe algo llamado “juvenismo”. No sé si existe ese calificativo, pero lo que te digo es que si eso fuese así tampoco es causa para irse porque eso se debate, eso se critica y se buscan soluciones constructivas.

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¿Cree que la salida de estos jóvenes tiene que ver con ese esfuerzo de la dictadura para aniquilar a la UNAB como usted dice?

Yo no quisiera atribuirlo a eso. Sin embargo, creo que en el contexto de los ataques y lo que está haciendo la Unidad Nacional Azul y Blanco sobre todo a través de redes sociales y los troles del orteguismo, ellos hacen campaña diciendo que la UNAB desapareció, que la UNAB está en pedazos, y no descartaría, no en el caso de las organizaciones juveniles y eso lo que quiero subrayar, sino en casos individuales, y de otros que podamos desconocer, acción de inteligencia del régimen.

¿Cómo valora la represión en estos meses previos a las elecciones municipales?

La represión es consustancial al régimen. Desde 2018 lo que hace es reprimir, no gobierna. La represión es parte sustancial de la dictadura. Lo que va a haber no es una elección, es una farsa. Ortega lo que busca es afianzar su control en todos los gobiernos municipales. Sin duda va a dar algunas migajas a los partidos funcionales y va a cerrar espacios a cualquier expresión independiente del gobierno municipal.

¿Existe comparación entre la represión previa a las elecciones de 1990 con la de hoy?

Yo debo decirte que hubo restricciones y había limitaciones para las actividades de la oposición, pero en el momento cumbre cuando se supieron los resultados de la votación se respetó la decisión ciudadana y en gran parte porque había un Consejo Supremo Electoral independiente y con personas honorables como el doctor Mariano Fiallos Oyanguren, y el mismo Frente Sandinista de ese momento optó por respetar la voluntad ciudadana, lo que no quiere decir que durante la campaña electoral no hubiesen habido restricciones. Eso quiere decir, en mi opinión, que con condiciones mínimas que no existen hoy en Nicaragua, es posible conquistar la democracia por la vía democrática.

Héctor Mairena fue miembro de la Dirección de Agitación y Propaganda del Frente Sandinista. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

En ese tiempo, usted estaba en la otra acera

En ese tiempo yo era militante del Frente Sandinista, y hay que reconocer lo que te señalaba que había restricciones, pero que prevaleció la sensatez, la sabiduría de que había que respetar la voluntad ciudadana, y eso con el respaldo en el Consejo Supremo Electoral de una persona como Mariano Fiallos. Las grandes enseñanzas de lo que fue los 80 y el resultado de las elecciones del 25 de febrero de 1990, algunos las aprendimos, pero otros no. Otros siguen anclados soñando de verdad o mintiendo como lo hace Ortega de que el drama que vive en Nicaragua es una continuidad de lo que fue la Revolución Sandinista.

Usted estuvo en la Dirección de Agitación y Propaganda (DAP) del Frente Sandinista, ¿no cree que fue un error?

El Frente Sandinista como partido político tenía sus estructuras administrativas y mucho se ha dicho, tergiversando, que los aparatos de propaganda del Frente Sandinista censuraban y esas cosas, pero la verdad es que la Dirección de Agitación y Propaganda era un aparato partidario y que con toda legitimidad orientaba a sus medios, los que obedecían al Frente Sandinistas. La censura estaba en manos de la dirección de medios del Ministerio del Interior que era una entidad estatal y que presidía Tomás Borge.

De la DAP salieron varias consignas como: “el que no brinca, es contra”

No recuerdo. No te sabría decir, no me recuerdo francamente, pero el trabajo del DAP, como todo trabajo de propaganda de partido político tiene que ver con difundir las posiciones de ese partido político y obviamente sin duda hubo errores desde la labor, pero se inscriben dentro de los errores de la etapa de los ochenta y lo bueno es aprender de sus errores.

La Prensa Domingo Costa Rica jóvenes Nicaragua oposición UNAB

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