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Victoria Cárdenas, esposa de preso político: “Estamos en el punto de pedir prueba de vida”

Victoria Cárdenas relata el drama que vive su familia con su esposo, Juan Sebastián Chamorro, preso, y ella misma en el exilio, confiscada y con orden de captura. “Tienen a mi familia quebrada”, dice.

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Victoria Cárdenas cuenta cada día. 67… 346… 422… Cuando esta entrevista se publique habrá dicho “516” al despertarse. 516 días sin ver ni oír a su esposo, Juan Sebastián Chamorro. La historia de Victoria Cárdenas y su esposo preso es posiblemente la historia de muchas personas en Nicaragua. Esta historia comenzó hace 32 años, cuando Victoria Cárdenas, una jovencita de 16 años conoció a Juan Sebastián Chamorro, de 19. Fue su primer novio formal pero a los pocos meses estaban terminando porque él iba a estudiar su licenciatura en Estados Unidos. Aun así, le aseguró que se iban a casar algún día. “Yo le dije, estás medio loco, porque la situación era que estábamos terminando y él hasta andaba con otra novia”, relata.

El noviazgo tendría, sin embargo, una segunda etapa y ocho años después Victoria y Juan Sebastián se reencontraron, y dos años más tarde se casaron. Desde entonces llevaron la vida normal de un matrimonio, con una hija que ya tiene 20 años, y Juan Sebastián Chamorro destacó como un perfil técnico en altos cargos de gobierno, de organismos y empresas. Hasta 2018 cuando la vida de los Chamorro Cárdenas dio una vuelta de calcetín.

“Cuando vino la crisis del 18, Juan Sebastián se metió al dialogo. Pero nunca pensé que esto iba a ser tan intenso y tan difícil. Horrible”, dice Cárdenas. “No me asustó para nada cuando lo vi meterse en política porque desde que lo conocí él tiene su espina política, creo que le viene de su familia”.

Victoria Cárdenas, 48 años, relata en esta entrevista su historia personal y cómo lleva el drama de tener a su esposo preso en las cárceles de la dictadura. No se trata de que una historia sea más importante que otras, sino de contar a través de una, muchas historias que viven los familiares de presos políticos en Nicaragua.

1998. Boda de Victoria Cárdenas y Juan Sebastián Chamorro.

¿Qué explicación dio Juan Sebastián Chamorro para meterse en política?

Que no podía quedarse al margen, que no podía ser indiferente a lo que estaba pasando en Nicaragua. Decidió dejar todo para ser parte de este cambio. Le gustó porque era un cambio pacífico.

Hay un momento sí que la situación se vuelve peligrosa.

Se volvió violento casi desde el comienzo. Mi vida cambió totalmente después de abril de 2018. Una vez que comenzó el diálogo ya todo cambio. Comenzó el hostigamiento, la represión. Nunca volvió a ser lo mismo. Obviamente, cuando él se lanza de candidato es que ya se vuelve mucho peor. En septiembre del 2020 ya no lo dejan salir de Managua. Mi hija creció en sus últimos años del colegio bajo una sombra de represión, de hostigamiento, de falta de libertad.

¿Cuánto cambiaron las rutinas familiares?

El cambio más drástico fue que nuestra vida dejó de ser como la de otras familias nicaragüenses. Para nosotros, los Chamorro Cárdenas, desapareció la vida cotidiana que teníamos. Todo se volvió político en la casa. Nuestra privacidad se perdió. Ya cuando salíamos era un problema. Ir a lugares públicos era un problema. Yo lo sentí por mi hija. Ella me decía: mis amigas tienen una vida normal y yo no. Después del 18 de abril nunca volvimos a tener una vida normal.

¿En qué momento que las posibilidades de caer presos fueron muy altas?

Desde el comienzo era un temor de Juan Sebastián y de toda la familia. Por eso desde el comienzo nos dieron medidas cautelares (de la CIDH). Siempre estábamos pensando que en cualquier momento él podía caer detenido, y al final, ya en el contexto electoral, detienen a los de la Fundación (Violeta Barrios), después detienen a Cristiana (Chamorro), luego a Arturo Cruz, y el mismo día que detienen a Juan Sebastián detienen a Félix (Maradiaga) en la mañana. Ya era algo inminente. Lo que pasa es que a esa hora ya era muy tarde. No había mucho que hacer. Era ver venir los días más difíciles.

A él le mandan la citación y no esperan a que llegue a la Fiscalía. Se lo llevan en la noche, de una manera arbitraria, sin orden de allanamiento y de una manera violenta.

Y se vino un coctel de desgracias, porque les han quitado o están queriendo quitarle sus propiedades, usted tuvo que irse al exilio y tiene orden de captura.

Esto comenzó como parte de la represión contra mi esposo. Vino el tema de la alcaldía (de Managua) contra mi familia, yo decidí hacerlo público porque era absurdo lo que nos estaban haciendo y tuve en ese momento orden de captura. Después que a Juan se lo llevaron preso, en mi primer viaje, me acusaron de traición a la patria. Además de que tengo a mis esposo preso, tuve que dejar mi país, mi vida, mi casa, mi familia, mis amistades y no puedo volver porque correría la misma suerte que mi esposo.

“He decidido dedicar mi vida adenunciar”, dice Victoria Cárdenas.

¿Cómo llevan esta situación?

Tengo 516 días sin ningún tipo de contacto con Juan. Ni mi hija ni yo. Se han violado todas las leyes nicaragüenses y no nos permiten ni una carta, ni una llamada, ni una foto, absolutamente nada, por más que lo hemos solicitado y a pesar que la ley otorga ese derecho. Tienen a mi familia quebrada. La próxima semana Juan cumple un año y cinco meses de estar secuestrado ilegalmente y solo se han permitido 10 visitas. Él estuvo desaparecido 84 días y ahorita estamos en el punto, otra vez, de pedir prueba de vida ya que hoy son 72 días desde la última visita, más de dos meses y no sabemos absolutamente nada de él. Esta incomunicación nos aumenta la preocupación, la angustia, nos pone en un estado de desesperación. No sabemos si no los enseñan porque están enfermos o porque pasó algo dentro de la cárcel. Es solo imaginarte lo peor. Estamos otra vez a punto de pedir pruebas de vida porque no sabemos nada de ellos y cada día echan presas a más personas. Además de eso mi esposo esta en indefensión total, condenado a trece años y, en estas condiciones inhumanas como se encuentran en esa cárcel, no aguantará 13 años. Él es una persona relativamente joven, 51 años, entró sano pero no sé cómo está ahorita. Y no solo físicamente sino emocionalmente. Tememos que esto tenga repercusiones irreversibles en la vida de él.

¿Por qué considera que Juan Sebastián Chamorro está preso?

No te lo podría decir porque no me puedo meter en la mente de las personas que hacen esto. Por pensar diferente, por querer una Nicaragua pacífica, democrática, con elecciones, que es a lo que él apostó. ¿Porqué lo mantienen preso? Es totalmente innecesario e inhumano. Ya las elecciones de Nicaragua pasaron. Es un irrespeto a la dignidad humana. Eso es a lo que apelo. Y esa es mi denuncia constante. Yo decidí dedicar mi vida a denunciar, ya que no puedo hacer nada en la parte legal porque no se nos permite, pero trato de alzar mi voz todos los días y que el mundo entero se dé cuenta de la arbitrariedad y la ilegalidad, la violación de todos los derechos humanos que sufren las más de 220 personas presas políticas en Nicaragua. No hay razón para que él esté preso, porque es inocente. Ama a Nicaragua. No ha cometido ningún delito. Todo lo que hacía era público. Sus declaraciones eran públicas, su actuar era correcto. Y eso es lo que mantiene con esperanza. Que la verdad al final va a prevalecer.

¿Tiene esperanza en alguna negociación que saque a los presos políticos de la cárcel?

Es un tema de voluntad. Sí, tengo esperanza en una negociación y que estas personas salgan libres porque son inocentes. Es la única manera que nos queda. Hemos tratado de todas formas. No vemos apertura, pero sí creo que la negociación, la voluntad de parte del Estado de Nicaragua, y que nos ayude la comunidad internacional.

Y si no es por negociación ¿qué alternativa hay de que ustedes vean a sus familiares libres?

Lo que demandamos nosotros como familiares es la libertad inmediata, incondicional y con garantías porque son inocentes. Nunca debieron estar presos. Yo no debería estar en el exilio, mi familia no debería estar separada y mi hija no debería estar en el sufrimiento permanentemente y yo consolándola. Pero al no darse, al ir pasando el tiempo, las horas, los días los meses, los años, lo que yo espero es que tal vez con una negociación, con diálogo, con un apertura, pero lo que necesitamos es voluntades para que se sepa que este es un tema humanitario, este no es un tema meramente político y se trata de salvar vidas. Ya hemos perdido vidas en las cárceles de Nicaragua y queremos evitar esta tragedia. También que no lo saquen cuando ya es demasiado tarde porque hay personas que las están sacando “casa por cárcel” pero ya están demasiado enfermas y con daños irreversibles. Queremos llamar la atención que esto es algo urgente y como nicaragüenses, como familiares de presos políticos, necesitamos el apoyo del pueblo de Nicaragua. Todos podemos hacer algo. Una denuncia, lo que sea que esté a nuestro alcance. La comunidad internacional que no sea indiferente al sufrimiento y a la violación de derechos humanos en Nicaragua.

Juan Sebastián Chamorro, preso político, y Victoria Cárdenas.

¿Qué explicación le encuentra al régimen carcelario que les han dado a los presos políticos? Ustedes han denunciado que hay saña contra ellos.

Totalmente cruel, inhumano y degradante. Es quebrarles el espíritu a ellos y a nosotros como familiares. ¿Por qué lo han hecho? No puedo decirlo, pero eso es lo que han hecho. Eso es lo que hemos sufrido y eso es lo que estamos viviendo. Es demasiado doloroso. Yo nunca había vivido algo así. No sé ni cómo catalogar la situación en que me encuentro. Yo no soy viuda, no soy divorciada, no soy separada, mi esposo está vivo y aun así no lo puedo ver, no puedo saber de él. Esta angustia es permanente. Tanto que ha bajado de peso. ¿Cómo sobrevive sin contacto con otras personas? Hay reglas internacionales, hay leyes en Nicaragua que cuidan la integridad del ser humano y en Nicaragua no se están respetando. Yo sé que todos estamos sufriendo, las personas que están en el exilio, las personas que están dentro porque Nicaragua es una gran cárcel, pero el sufrimiento que tenemos quienes tenemos familiares encarcelados, ya no se diga las personas que tienen familiares fallecidos, es un dolor innecesario, la crueldad con que los están tratando a ellos y a nosotros.

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