A un argentino el café le hizo indigestión, otro no ha dicho una palabra por el shock de la derrota, se dice que por las calles de ese país rondan los lamentos, el ánimo se desplomó, nadie quería trabajar, empezaron a odiar a Qatar por organizar un mundial tan lejos, a Arabia Saudí por jugar con líneas adelantadas, a la FIFA por aprobar ese calendario y a todo el mundo porque sí. Se dice que cada argentino ha necesitado electrochoques para reaccionar. Y es que una selección catalogada como candidata para levantar la Copa del Mundo cayó víctima de un estilo de juego árabe arriesgado, pero eso no fue todo, sino que lo más preocupante se reflejó en la incapacidad para reaccionar cuando el duelo se puso patas arriba.
Ya España 12 años atrás demostró que se puede perder el primer partido y luego ganar seis consecutivos para ser campeón. Aún no es tiempo para cerrar el ataúd, Argentina sigue siendo favorita para ser líder de grupo con el empate de México y Polonia, sin embargo, el cataclismo psicológico podría ser más profundo del sucedido en el campo y más con declaraciones como las brindadas por Messi: “estamos muertos”.
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México recobró la sonrisa en el Mundial. Su despedida contra Suecia antes de la Copa del Mundo había dejado un sabor amargo tras la derrota, sin embargo, los aztecas dominaron por completo a Polonia, incapaz de encontrar a Lewandowski, mientras Memo Ochoa se erigía como el súper héroe del encuentro al pararle el penalti a Lewandowski. Ochoa dejó un sello que podría significar el boleto a la siguiente etapa. Lozano brilló con México, pero es evidente la carencia de un delantero que marque diferencia en el país de los tacos.
