La Iglesia anglicana consagró a su primera obispa el lunes poniendo fin a 500 años de exclusividad masculina en la conducción de la institución.
La reverenda Libby Lane fue consagrada octava obispa de Stockport en una ceremonia en la catedral de York, tras una disputa larga y enconada que terminó el año pasado cuando se aprobó la elevación de mujeres al obispado.
“En realidad esta ceremonia de mi consagración no trata sobre mí”, dijo. “Con resonancias de la práctica establecida desde hace cientos de años en la iglesia, es un recuerdo de que estoy a punto de embarcarme en algo compartido por los obispos que me rodean, los que me precedieron y los que vendrán después”.
Se escuchó una sola voz de protesta, la del reverendo Paul Williamson. Cuando se le preguntó a la congregación si querían que Lane fuese consagrada, él dio un paso al frente, dijo “¡No!” y argumentó que no había precedentes de obispas en la Biblia.
Lane escuchó la protesta estoicamente. El arzobispo de York, John Sentamu, rechazó la objeción con una declaración preparada y procedió con la ceremonia.
Se preguntó a la feligresía si estaba de acuerdo. La respuesta fue un sí atronador.
Decenas de obispos rodearon a Lane, le colocaron las manos sobre la cabeza —o sobre los hombros del obispo que tenían adelante— para crear un enorme círculo teñido del rojo de las vestiduras.
Williamson deploró luego que no se escuchara su intervención.
“Hubiera sido magnánimo y cortés que me permitieran decir lo mío”, dijo. “Pero no”.
Lane ha rechazado la crítica de que su nombramiento es un gesto simbólico al afirmar que aunque sea “la primera, no seré la única”.
Saxofonista, amante del fútbol, Lane fue una de las primeras mujeres consagrada como sacerdote de la Iglesia anglicana, en 1994.Su esposo, que también es sacerdote, estaba a su lado.