Mientras a lo interno del país, el presidente del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), Roberto López, hace populismo con la pensión reducida otorgada a los adultos mayores, la representación del Gobierno en la Organización de Estados Americanos (OEA) firmó con reserva general una convención sobre la protección de derechos humanos de los adultos mayores.
La objeción general establecida por Nicaragua fue que cuenta con un marco jurídico con base constitucional. Una reserva significa que los países están dudando que si la aplican o no la aplican, o están objetando la aplicación de un determinado artículo de la Convención, explicó la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, quien refirió que esto demuestra la dualidad del Gobierno en el tema de los adultos mayores.
La Convención aprobada en la OEA, Núñez la calificó de importantísimo, pues es un instrumento que no existe en los otros sistemas para proteger los derechos humanos de las personas mayores.
Por su parte, el director del Cenidh, Mauro Ampié, manifestó que el Estado se ha mostrado renuente a adquirir nuevos compromisos y los que están no los cumple y más bien se maneja en la lógica de la dádiva o del acto generoso de parte del ejecutivo.
Ambos asistieron a la XLV Asamblea General de la OEA, donde dijeron que la sociedad civil logró exponer sus planteamientos al nuevo secretario general Luis Almagro.
Ampié manifestó que también hubo reclamos a la OEA de mayor beligerancia en la defensa de la democracia, de la libertad de expresión en el Continente. Además señalaron las expectativas de que en la siguiente elección a los cargos tanto de la Comisión como de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, apliquen criterios de idoneidad, paridad de género e independencia que son fundamentales en el desempeño de las funciones.
A la doctora Vilma Núñez le llamó la atención la aparición de carteles, en los que la sociedad civil exigía que los candidatos a cargos a la Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos fueran idóneos. En la Corte Interamericana se rompió la hegemonía de los hombres, fue nombrada una mujer: la costarricense Elízabeth Odio. En la Comisión fue nombrada una panameña.
En la sesión de la Asamblea General faltó el acompañamiento de un país sede. Haití era el lugar designado pero no la pudo realizar, por eso fue en Washington.
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