Debido a los recortes al Presupuesto, más la baja ejecución del Programa Productivo Alimentario (PPA), conocido como Hambre Cero, en cinco años 12,183 familias campesinas no se beneficiaron del programa de reducción de la pobreza del Gobierno.
Los datos se desprenden del estudio sobre el impacto de las reformas al Presupuesto General de la República de 2009 al 2013, realizado por Joaquín Bárcenas, investigador de Gobernanza del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp).
La investigación se centra en los efectos a los programas Casas Maternas, los subsidios a las viviendas de interés social y al Bono Productivo Alimentario (BPA).
DAÑO POR BAJA EJECUCIÓN
Bárcenas concluye, con base en datos oficiales, que dada la baja ejecución de Hambre Cero se acumularon entre 2009 y 2012 alrededor de 2,285 bonos no entregados.
Hambre Cero se dirige a las familias en zonas de pobreza a las que se les entrega en concepto de bono productivo aves de corral, cerdas y alimentos y se complementa con asistencia para enseñarles a crear granjas y ser autosostenibles financieramente.
Según el Informe de Liquidación del Presupuesto 2009, el nivel de ejecución del PPA fue apenas el 36 por ciento. Aunque se mejoró levemente la ejecución al 63 y 87 por ciento en 2011 y 2012, respectivamente, no se cumplieron sus metas, cientos de familias pobres quedaron fuera.
PASARLO AL MEFCCA COMPLICÓ MÁS LAS COSAS
Hambre Cero fue manejado desde su creación en 2007 hasta 2012 por el Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor), pero en 2013 pasa al nuevo Ministerio de Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (Mefcca).
En el estudio del Ieepp se determina que solo por ese cambio del Magfor al Mefcca el presupuesto de Hambre Cero se recortó en 140 millones de córdobas que equivalieron a 4,168 Bonos Productivos Alimentarios (BPA) no entregados.
Esto nos da un acumulado de 6,453 BPA o familias que no fueron beneficiadas durante el quinquenio 2009-2013, afirma el estudio.
REFORMAS AFECTARON MÁS
Pero el número se eleva a los 12,183 al sumarle los 5,730 bonos que fueron suspendidos de entregarse debido a las modificaciones de partidas que sufrió el PPA por las reformas presupuestarias de 2009 al 2013.
Uno de los recortes más drásticos fue del 49.26 por ciento al presupuesto de Hambre Cero en 2009. Inicialmente se le aprobó 311.6 millones de córdobas, pero debido a la crisis económica y la cooperación internacional que se retiraba el Gobierno redujo el monto a 158.1 millones de córdobas.
En 2010 el recorte fue del 11.40 por ciento a los 208.9 millones de córdobas aprobados al PPA. No se tocaron los 201.66 millones de córdobas asignados para 2011; en 2012 fue cuando hubo más dinero por 274.86 millones de córdobas.
Sin embargo, en 2013 el monto bajó a 148.34 millones de córdobas, a los cuales se quitaron 15 millones en la reforma presupuestaria de ese año, dejando a Hambre Cero finalmente 133.34 millones de córdobas.
Bárcenas critica en el estudio que no coinciden los montos aprobados en el Presupuesto y los que reflejan los informes de liquidación publicados por el Ministerio de Hacienda.
Hay una grave falta de transparencia debido a que Hacienda modificó los presupuestos de los programas sin explicar dónde se reasignaron las partidas faltantes, afirma Bárcenas.
Un ejemplo es de 2010, cuando luego de la reforma al PPA se asignan 185 millones de córdobas, pero el Informe de Liquidación del Presupuesto dice que fueron 158.31 millones de córdobas. ¿Dónde están los más de 26 millones que faltan? Eso no se explica y lo mismo sucede los años siguientes, afirma Bárcenas.
El Programa Productivo Alimentario o Hambre Cero se centra en las zonas rurales del país y su instrumento principal es el Bono Productivo Alimentario (BPA). Según el Ministerio de Economía Familiar, el programa se enmarca en el compromiso del Gobierno de cumplir con el Objetivo del Milenio de erradicar la pobreza extrema y el hambre.
El documento base del PPA plantea como objetivo general erradicar el hambre, la desnutrición crónica, la pobreza extrema y el desempleo en 75,000 familias rurales pobres mediante el incremento cuantitativo y cualitativo de la producción y el consumo de alimentos proteicos.
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