El papa Francisco inició ayer una histórica visita a Cuba, llamando al gobierno comunista de la isla a una apertura hacia la Iglesia Católica y a EE. UU., país que será la segunda etapa de su periplo americano.
En la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de La Habana, Francisco instó a EE. UU. y Cuba a avanzar en la normalización de relaciones, tras haber restablecido lazos diplomáticos el 20 de julio, gracias a una mediación secreta del propio pontífice argentino.
El llamado directo del papa a la normalización de las relaciones bilaterales es hasta cierto punto una sorpresa, en particular después de que por semanas el Vaticano aseguró que no esperaba que el pontífice hiciera referencias políticas explícitas durante su viaje pastoral.
“Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino”, declaró el papa ante el presidente Raúl Castro y el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, que le recibieron en el aeropuerto.
“El mundo necesita reconciliación, en esa atmósfera de Tercera Guerra Mundial, por etapas, que estamos viviendo”, añadió Francisco, quien había declarado a los periodistas durante el vuelo de 12 horas desde Roma que “el mundo tiene sed de paz”.
El Vaticano ha dicho que espera que el acercamiento se traduzca pronto en el levantamiento del embargo que Washington mantiene sobre la isla desde hace más de cinco décadas.
Francisco, de 78 años, visitará a partir del martes EE. UU., con una agenda que incluye una cita en el Congreso, otra en la Casa Blanca, y una intervención ante la asamblea general de Naciones Unidas.
CUBA, UNA “LLAVE”
El pontífice dijo que por su ubicación geográfica, Cuba es “un punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad”.
Antes, Raúl Castro había agradecido al papa su apoyo para el acercamiento con EE. UU., pero advirtió que la normalización pasa por resolver otros problemas y reparar lo que calificó de “injusticias”.
El mandatario dijo que el embargo estadounidense “debe cesar” y lo calificó de “cruel, inmoral e ilegal”. También señaló que EE. UU. debe devolver a los cubanos la base naval de Guantánamo.
RESPETO POR FIDEL
En sus primeras palabras, Francisco pidió transmitir a Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, sus “sentimientos de especial consideración y respeto”.
El papa podría reunirse con Fidel en La Habana, posiblemente hoy, en lo que sería un encuentro emblemático entre dos figuras latinoamericanas de gran envergadura, que además se formaron con los jesuitas. Francisco pidió también que la Iglesia en Cuba tenga “los medios necesarios” para trabajar “con libertad”.
“Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad (con el gobierno comunista) para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones, con libertad y con los medios necesarios para llevar el anuncio del Reino (de Dios) hasta las periferias existenciales de la sociedad”, dijo.
Tras la bienvenida, Francisco se dirigió a la Nunciatura Apostólica, situada en el barrio diplomático de Miramar, recibiendo en su recorrido de 18 kilómetros saludos de miles de personas que alzaban banderitas cubanas.
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