La permanencia de la democracia en países como Nicaragua estaría en riesgo por la creciente brecha entre los pobres y los multimillonarios, alertó el organismo Oxfam en su estudio Privilegios que niegan derechos, cuyas cifras reflejan que el rendimiento anual de la fortuna que tienen los multimillonarios nicaragüenses con respecto a los ingresos de los más pobres es de los más elevados en América Latina, superado solo por Honduras.
“Mientras más aumenta la desigualdad menos confía la gente en el sistema democrático. No solo está en juego la calidad de la democracia, sino su misma permanencia. Por eso, los Estados deben tomar acciones urgentes para enfrentar la desigualdad”, advierte Simon Ticehurst, director regional de Oxfam en América Latina y el Caribe.
El organismo sostiene que en los países con alta tasa de desigualdad social, la democracia está secuestrada, lo que supone “la perpetua acumulación de riquezas, ingresos y poder en manos de las élites y la utilización del Estado para el beneficio de unos pocos”.
¿Cómo se manifiesta este secuestro de la democracia? “(…) Lobby ilegítimo y tráfico de influencias; corrupción, que se concreta, por ejemplo, en la asignación irregular y opaca de contratos, la sobrevaluación de obras o la entrega o venta de terrenos estatales subvaluados; y clientelismo, que se manifiesta en compra de votos, contratación de empleados públicos solo por su adscripción política, priorización de políticas asistenciales y otorgamiento de servicios públicos como favores. Algunas son ilegales, otras son legales, pero todas ellas son ilegítimas”, explica.
MUJERES MÁS AFECTADAS
Las mujeres y los jóvenes en Nicaragua son las principales víctimas de la “escandalosa” desigualdad. Según cifras de Oxfam, en Nicaragua, al igual que Bolivia, Perú, Honduras, Guatemala y Colombia, más del setenta por ciento del empleo de las mujeres es vulnerable (las personas ocupadas en trabajos familiares no remunerados y las personas con trabajos autónomos), superior al 31 por ciento, que es la media regional.
También Nicaragua tiene la tasa de desocupación juvenil (28 por ciento) más alta del hemisferio, comparada con el mínimo de 16 por ciento de Uruguay. Además, citando cifras de la Comisión Económica para América Latina, Oxfam menciona que en Nicaragua la tasa de asistencia escolar en personas de 13 a 19 años del segmento poblacional más rico es del 70 por ciento, mientras que en el extremo de los más pobres es del 50 por ciento.
NUEVAS ÉLITES
El diputado del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Enrique Sáenz, sostiene que muestra de la creciente desigualdad en el país es que la cooperación petrolera venezolana se usó para crear nuevas élites rentistas en lugar de invertirla en transformar la matriz productiva y social del país.
“Si esos recursos se hubieran utilizado, por ejemplo, para hacer una transformación en el sistema educativo del país, si se hubieran utilizado para impulsar una modernización tecnológica de pequeñas y medianas empresas y productores, si se hubieran utilizado para realizar inversiones en infraestructura clave para el país, como un puerto en el Caribe, realmente otro gallo nos estuviera cantando”, expresa Sáenz.
Según cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN), entre 2008 y 2014 la familia presidencial ha amasado 4,059 millones de dólares, provenientes de Venezuela.
Para el diputado del Partido Liberal Independiente (PLI), Eliseo Núñez, el Gobierno no ha trabajado en disminuir esta desigualdad, porque al no tener una clase media, los votantes pasan a ser “clientes”, gente que está esperando que el Gobierno los auxilie porque no tienen otro camino para sobrevivir. “Y te amarrás con la clase alta del país y con eso mantenés la estructura empresarial, entonces con eso los gobiernos se vuelven corporativistas”, apuntó.
Por eso, “aquí lo que encontramos es una gran clase popular muy pobre que tiene que depender de las dádivas del Estado para poder subsistir, porque subsiste con menos de dos dólares al día gran cantidad de ellos y otros con menos de diez dólares al día”.