David Bergin no sabía dónde estaba, si en el campo o en el purgatorio. Un debut deprimente con cinco ponches, y mayor aún, cuando tenía el tercer out del noveno episodio en sus manos, pero el destino le hizo ser la figura negativa con un umbral de pesadez en el partido, erró en tiro y sepultó a los Indios del Bóer, quienes cayeron ante unos Orientales del Granada enérgicos, 8-5, en el inicio de la XI Liga de Beisbol Profesional Nacional (LBPN).
Todo se resume a un episodio, el que anunciaba las trompetas del entierro. Con imparable de Ofilio Castro, se robó la segunda en una jugada discutida, avanzó a la tercera por roletazo de Raúl Reyes, pero Elvin García dominó a Juan Carlos Torres y evitó que Ofilio se fuera al plato; pero cuando hizo lucir débil a Juan Oviedo con roletazo a las manos de Bergin, ocurrió la tragedia capitalina. Tomó, se perfiló y falló. Anotó Castro y arribó la debacle.
Dos imparables consecutivos (Moisés Flores y Everth Andino) produjeron las dos carreras del final del juego. Y en el cierre del partido el Bóer colocó dos corredores sobre las almohadillas con dos outs y al bate Bergin ¿Qué ocurrió? Adivinen. Fue su obra maestra de ponches para terminar el desafío.
Ganó Jason Laguna, el pelotero de la organización de los Bravos de Atlanta que hacía su debut en el circuito nica, en relevo; perdió Elvin García y Darwin Cubillán se apuntó salvado.
ORIENTAL IRRESPETA
Will Morris trajo su brazo en un congelador y su enfoque en el ojo de un huracán. En solo el primer episodio golpeó a José Campusano, el expelotero del Bóer que buscaba venganza y enseguida un doble de Renato Morales empujó la primera anotación del Oriental.
En la segunda entrada Juan Oviedo abrió con un roletazo que el destino le dio un giro al rebotar de más por la dureza del terreno, frente al campo corto del Bóer, Vladimir Frías. Luego Moisés Flores conectó otro imparable hacia el jardín central y posteriormente el muchacho matagalpino Everth Andino clavó el tercer inatrapable consecutivo de los Orientales. Anotó Oviedo y en una laguna mental que evoca a su parte infantil, Arnol Rizo tiró innecesariamente al pentágono, cediendo una base extra a los corredores. Un rodado al piso de Iván Marín impulsó a Flores y un batazo para doble play de Campusano colaboró para la cuarta carrera y el adiós de Morris.
LA RESPUESTA DEL BÓER
En el cuarto episodio, después del ponche a David Bergin, de la nada surgieron dos imparables consecutivos en los maderos del receptor Wilfredo Giménez y Juan Carlos Urbina, sin embargo, el zurdo Rodney Rodríguez parecía haber tomado el control de la situación al dominar a Jilton Calderón en una línea a las manos de Ofilio Castro.
No obstante, Sandor Guido quebró el diamante hasta partirlo en dos. Con el conteo 2-2 una recta alta sirvió para dar hit y regresar la motivación a los capitalinos. 4-2 el juego con un final de incógnita.
Entretanto, los Orientales alargaron su ventaja después de ver desperdiciada una oportunidad valiosa en el tercer episodio, con dos a bordo sin out, el mánager del Bóer, Eduardo Denis, pidió al muchacho derecho leonés Fidencio Flores, que respondió sin nervios ni desorientación. Sacó tres out con sello de gladiador. Pero en el sexto Flores flaqueó con una base a Moisés Flores, sacrificio de Andino y hit impulsador de Marín.
DOS TRANCAZOS
Cuando parecía que un sepulcro se había abierto para “La Tribu”, en el séptimo episodio Arnol Rizo ligó un cuadrangular en línea sobre el jardín derecho ante un lanzamiento de Roger Marín a la altura de la rodilla, con Jesús López en la primera almohadilla, eso despertó a los pocos aficionados y en el inning siguiente Jilton Calderón como si fuera una repetición de Rizo, envió la pelota al mismo lugar de las tribunas, nada más que al zurdo Mainor Mora, haciendo añicos la teoría del zurdo contra zurdo. Con el partido 5-5 era la apertura de un juego nuevo.
Ganó Granada justamente y Raúl Marval debutó como timonel en la profesional con triunfo.