Nelson Bayardo Rizo González, de la comunidad de Valerio, La Concordia, recuerda que hasta hace poco sus cosechas nunca se desarrollaban, por mucho esfuerzo y dinero que él y su esposa Yara Zelaya pusieran para que no se secaran por el sol o no se llenaran de plagas.
“Nosotros padecimos mucho, no teníamos un motor para traer el agua hasta los cultivos, ahí íbamos al inicio jalando las baldadas como zompopos, mi mujer me ayudaba bastante y de balde en balde regábamos”, recuerda Nelson, quien a pesar de tener un río cerca de sus cultivos estos no lograban tener vida.
Rizo vive en parte del Corredor Seco de Jinotega, zona que ha llamado la atención de varias ONG que han tratado de mitigar la difícil realidad que pasan las familias de este sector poco visibilizado.
En La Concordia, ochenta familias son beneficiadas con diferentes programas para darles alternativas de autosostenibilidad ante el cambio climático. Dos de sus proyectos claves son la implementación de la permacultura, túneles invernaderos y sistemas de riego con energía de paneles solares.
El proyecto de permacultura y túneles invernaderos está dirigido a familias que carecen de terrenos amplios para trabajar la tierra. La permacultura consiste en tener cosechas de verduras, plantas medicinales y especias, en espacios pequeños para lo que utilizan latas, llantas o recipientes de plástico. Para complementar esta acción, el proyecto también abarca capacitaciones para que aprendan a crear su propio abono y fertilizante por medio de desechos orgánicos.|
Avodec con Grid Alternatives facilitó el sistema de riego autosostenible, que utiliza la energía del sol (a través de paneles) para bombear el agua hasta sus cultivos, los cuales han aprendido a cuidar mejor por medio de capacitaciones.
Según explicó el director ejecutivo de Avodec, Victorino Centeno, este proyecto es uno de los que tienen para mejorar la calidad de vida de las familias del Corredor Seco, en donde ellos y el productor ponen un diez por ciento de la inversión mientras que Grid Alternatives da el ochenta por ciento.
Estos paneles apenas los comenzaron a implementar este año y por ser una inversión grande tienen la meta de facilitarlo a tres familias cada año, por un período de 12 años. Sin embargo Centeno dijo que hasta el momento el método ha funcionado bien por lo que esperaba que otras organizaciones o incluso el Gobierno también lo implementen.
“Nosotros hemos venido trabajando en un proyecto de seguridad alimentaria, en alianza con La Cuculmeca y la Fundación Odorico D’Andrea, solo Avodec trabaja con ocho comunidades y ochenta familias de La Concordia, buscando soluciones a la problemática de la seguridad alimentaria”, dijo Centeno quien explicó que con diferentes organizaciones se ha logrado un cambio gracias a los proyectos implementados.
En macetas y botellas
En El Coyolito, de La Concordia, Yolanda Rivera y su esposo José Centeno tienen plantados una gran variedad de vegetales que crecen en macetas hechas de botellas y llantas.
“Aquí tenemos de todo, solo venimos a arrancar, del patio para la mesa, compartimos y sabemos que no nos va a hacer daño porque nosotros hicimos el abono, son verduras sanas”, dijo Rivera, quien junto con su esposo tienen más de veinte variedades de verduras, especias y plantas naturales sembradas en su patio, donde también tienen un túnel en el que desarrollan plántulas en cajillas para venderlos.
El esposo de Yolanda comentó que gracias a las capacitaciones ya los ingresos de la casa han aumentado, porque siembran y venden plántulas, hacen abono y también es un ingreso más. “Ya no tenemos la desconfianza que la verdura viene adulterada, comemos sabroso y sano”, dijo mientras hacía el abono que utilizan en su jardín.
En Colón Arriba
En Colón Arriba, Juan Pablo Herrera recuerda que el combustible era costoso para jalar con motor el agua, mientras que ahora siendo uno de los tres beneficiados con paneles solares y bombas de sistema de riego sostenible, ya no tiene ni problemas financieros ni de salud, pues el humo del motor le afectaba.
Colón Arriba, La Rinconada, Valerio y El Coyolito son algunas de las comunidades donde muchas familias han cambiado su situación por medio de los proyectos de permacultura y paneles solares. Boanerges Cruz Herrera es uno de los que más agradecidos se encuentra porque su comunidad está siendo visibilizada.
Cruz recuerda que la responsabilidad de mantener a su familia era mucho peor cuando tenía que alquilar un motor para regar sus plantaciones de legumbres y granos a cambio de la mitad de la ganancia de su cosecha, más el gasto de casi diez mil córdobas en gasolina, este testimonio de vida es común en todo el Corredor Seco jinotegano.
“Esta es una bendición, estoy agradecido”, dice Cruz.
En lo que sea
El mismo sistema de permacultura lo tiene Jacinta Cruz, de la comunidad de La Rinconada. Su patio está lleno de frutas y verduras en tierra y al aire (en maceteras). Cruz enseña a cada visitante sus maceteras hechas de botellas, donde tiene chiltoma, chile, cilantro y hierbabuena, justo en la puerta de su cocina. “Uno aquí pasaba penurias, ya nos ahorramos los gastos de comprar verduras, porque las arrancamos del patio, sembramos y damos a los vecinos y ellos también nos dan”, dijo Cruz.