Martha Gaitán Flores ha vivido durante 44 años en una casa de adobe ubicada en el barrio San Jerónimo, en Masaya, y pese a que sus enormes y gruesas paredes están maltratadas por el tiempo y la falta de mantenimiento, no teme a que un día caigan sobre sus hombros y la sepulten, porque cree que son resistentes. Lo que sí le preocupa es el viejo techo de tejas que tiene.
Es más, el hecho de que ella y su familia se fueran a vivir a la parte trasera y dejaran vacíos las espaciosas salas se debe al techo y no a las columnas que fueron levantadas con tierra en el siglo XX, tiempo en que dominó tal sistema constructivo en el país, hasta que ocurrió el terremoto de 1972 en Managua.
En efecto, fue a partir de la ocurrencia de ese fenómeno natural que el adobe quedó en desuso y que en el caso de la capital se prohibiera su utilización para levantar casas. No obstante, la implementación de este método constructivo podría resurgir en los próximos años, o al menos conocerse con certeza qué tan seguro es en zonas altamente sísmicas.
A esto apuesta una investigación que se prepara desde el Proyecto Fortalecimiento de las Capacidades Locales para la Gestión de la Construcción Segura, de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) con el apoyo de la cooperación suiza en América Central.
El arquitecto Federico Matus Vega, asesor académico en la Dirección de Extensión de la UNI, explica que el estudio será en adobe y otros tipos de edificaciones a base de tierra y que su período de elaboración será de ocho meses.
“Lo que se pretende con este estudio es probar científicamente que ella es segura y que se puede construir en zonas sísmicas. Y además mejorar las cualidades combinándolas con tecnologías modernas”, manifiesta Matus Vega.
Aunque la Dirección de Normas de la Construcción, del Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI), solo elabora las normativas con que se rigen los constructores, y son las alcaldías las que otorgan los permisos, a juicio de su director, el ingeniero Oscar Escobar, bien se puede utilizar el sistema constructivo de adobe, pero que sea reforzado (bloque de tierra y cemento).
“Resiste el terremoto de diseño que le llamamos nosotros, porque aquí el reglamento tiene un terremoto de diseño de 6.5 grados. Se supone que todas la construcciones deben resistir, que es lo mínimo y ese sistema te lo resiste”, reconoce Escobar.
Adobe demanda más tiempo
Cuando piensa en el adobe, el arquitecto Gerald Pentzke, exdirector de Urbanismo en la Alcaldía de Managua (administración 2005-2008), inevitablemente piensa en el tiempo que demanda este método de construcción, porque en comparación con otros sistemas, es más lento su avance “y en la construcción el tiempo es dinero”.
Para él, este tipo de construcción podría aplicarse en zonas rurales, pero en Managua estaría difícil por varios factores.
“En estos tiempos modernos no es una solución para el problema masivo de producción de vivienda, creo que se podría ubicar en áreas rurales, donde además hay material local. Serían para problemas puntuales y de lujo por el confort térmico que produce”, analiza Pentzke.
Pero al final, hasta que el estudio esté concluido se sabrá científicamente si es posible cerrar lo ojos y pensar que en un futuro cercano el adobe volverá a ser un sistema constructivo bastante utilizado en el país y que el miedo de que la casa se venga encima, sea solo del pasado.
Matus Vega adelanta que de acuerdo con ensayos suyos, una de las zonas donde se encuentra la tierra más recomendable para construir casas, está en San Fernando, Nueva Segovia.
Experiencia en Pantanal, Granada
En un asentamiento del barrio Pantanal, en Granada, desde el año 2012 se construyen viviendas de adobe para mujeres de escasos recursos. El proyecto lo desarrolla la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza y la Asociación Francesa Habitat-Cité. A la fecha suman 32 casas.
Las primeras construcciones fueron de adobe mejorado y desde el 2015 es de adobe reforzado, variando las especificaciones de las paredes.
El proyecto consiguió que se capacitara una parte de las mujeres beneficiadas en construcciones de tierra, que ahora replican los conocimientos para la construcción de fogones mejorados hechos de adobe.