Les resumo la navidad roja de 1982 cuando miles de indígenas miskitos fueron desplazados y masacrados por temor del Ejército Popular Sandinista (EPS) a que se formara una fuerza de combatientes invencibles de esos hermanos nicaragüenses.
Esos crímenes no han sido juzgados y hay países cómplices que pudieron darle paso a la demanda en los años 90. Todo quedó en silencio, el desplazamiento forzado, ejecuciones, desapariciones etc…
¿Qué ha pasado desde el 18 de abril en Nicaragua? Represión, secuestro, desapariciones, ejecuciones, presos políticos, exilio. Una de las barbaries más grandes de la historia de Nicaragua ha sido la negación de la atención médica, la muerte de compatriotas debido a esto y sumado a las ejecuciones en los hospitales, hecho por administrar agua en vez de suero, o dejar al herido desangrarse, y en una cirugía de cráneo cometer cualquier crueldad.
Estos, igual que los de 1982, son crímenes de lesa humanidad y tendrán que ser enjuiciados como tales por la Corte Internacional o en Estados Unidos con la Nica Act. Los médicos somos testigos de todo esto, por eso somos perseguidos en hospitales públicos (incluidos los hospitales de la Policía y el Militar, por ser del Estado) obligados a rotondear, ir a fuerza a actividades partidarias porque si no, son despedidos, los residentes pierden la oportunidad de completar una especialidad.
En un juicio por la Corte Penal Internacional estoy seguro iríamos todos a testificar y exponer en detalle cómo han asesinado a nuestro pueblo, cómplice el Ministerio de Salud, una entidad supuesta a proteger la salud del pueblo.
Navidad 2018 es roja como en 1982, manchada de sangre de más de 600 patriotas, por los torturados, desaparecidos, ejecutados y presos políticos. La verdadera reconciliación comienza por aceptar el genocidio y abrir paso a la justicia, entregar el poder y rendirse ante el pueblo. Esto no tiene retroceso, aunque los batracios digan que zekeda. A todos los luchadores por la democracia, la libertad y la justicia les llegará el día de la redención, ese día los justos verán a sus verdugos desfilar hacia la cárcel. Somoza era un principiante ante Daniel Ortega y Livia Drusila una santa ante la despiadada Chamuca. Por último, el Ejército y la Policía Sandinista han hecho de sus hospitales sitios donde se somete y reprime a los propios militares y policías que respetan la ley y a los civiles que trabajan ahí, porque sapos hay en todos lados. Pero la ley les caerá a todos estos neonazis y el médico también tendrá justicia. La Nica Act Nos garantiza esto.
El autor es cardiólogo-pediatra en el exilio, secretario de la Asociación Médica Nicaragüense, miembro fundador del Consejo Nueva Nicaragua.