Está claro, uno de los objetivos del diálogo por parte de Ortega es maniobrar lo suficiente para mitigar, desviando la atención, que el próximo y primer aniversario de los ya míticos y heroicos 18 y 19 de abril, no trasciendan como tal. No es difícil aventurar arreglos antes del 31 de marzo.
Debería llamarse más bien monólogo, en que la Azul y Blanco por la autoridad del pueblo soberano que representa, declare que el gobierno ha sido usurpado y reclame por nuevas autoridades.
La solución cívica es de gente decente que construyen sociedades, de los que se obligan a ser respetuosos de leyes. El diálogo tiene que recibir el beneficio de la duda, no porque es lo último que queda, sino porque es de civilizados evitar más asesinatos.
Es una oportunidad que esperamos sea en libertad, no dominado por lo coercitivo, la fraseología, el teatro político y el menosprecio.
No es una concesión ni trueque de posiciones, es el ir de un pueblo a recuperar el derecho natural de construir su propio país.
Este diálogo debe trascender sin presos políticos, sin puertas cerradas, en presencia del periodismo nacional e internacional, sin paramilitares, sin exiliados, sin prohibiciones para manifestarse; no es el cocimiento de una receta secreta a puertas cerradas. Es el diálogo por la honra de los caídos y los que añoran libertad.
Ortega actualmente ha tratado de pisar cáscaras de huevo sin hacer ruido; primero se reunió con la OEA, sin duda, para informarle la apertura sin intervención de organismos, no pidió permiso ni pareceres; luego, con el poder económico, que al igual que la Iglesia son los únicos organizados, no por ser políticos sino por su génesis económica; hasta este punto, nada de civismo y política seria. La Iglesia sólo fue testigo. Así, preparó la mesa para dialogar con el diverso grupo de ciudadanos idóneos, nada de organizados, pero con un objetivo común de liberar Nicaragua.
La presión internacional ha sido importantísima y por ello, en buena parte, Ortega desea alejarse manipulando velas a su favor, aunque choca con su ego interno, que le dice, aún te la puedes con todos. Lo tiene claro, no hay tal 2021; el diálogo es para diseñar el protocolo de la entrega de los desechos constitucionales que ha provocado.
Los representantes Azul y Blanco no pueden soslayar el dolor de toda Nicaragua, en especial, de quienes han sufrido persecución, dolor y muerte; cada día que marchen de sus casas por las calles, recibirán todo el aliento que necesitan.
La humildad de los pueblos no puede ser pisoteada; su dignidad, cuidada con respeto. El tiempo de la justicia y la historia de la libertad están con Nicaragua Azul y Blanco.
El autor es ingeniero civil.