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Este reportaje fue publicado en el diario HOY el 30 de junio de 2018
Santos Modesta Solano Guzmán celebraba en una fiesta el primer día del año 2012. La mujer de 31 años estaba con su hermano Elías Camilo Solano Guzmán, y la madre de ambos, Jacoba Guzmán Oporta, de 50 años.
Pero la alegría del Año Nuevo se esfumó cuando en la celebración se apareció Clotilde López Tórrez, de 42 años, quien se llevó por la fuerza a Santos Modesta, su esposa.
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Cuando llegaron a su casa, el hombre la acuchilló varias veces en el abdomen y el brazo izquierdo, y la mató.
Como si la familia de la mujer lo sospechara, Elías Camilo, de 25 años, salió de la fiesta y fue a buscar a su hermana.
La casa estaba ubicada a tres cuadras del hospital de Nueva Guinea.
Pero López ya había cometido el crimen y regresaba de la vivienda. Elías solo fue a encontrar la muerte, porque Clotilde le asestó varias cuchilladas.
Aunque el joven fue llevado al hospital, dos horas después murió, cuando era preparado por los doctores para ser trasladado al hospital de Juigalpa.
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Pocos minutos después de que Elías Camilo fue atacado, su madre, doña Jacoba, también se dirigía a la casa de su hija. Tuvo el mismo recibimiento que sus dos vástagos: fue acuchillada.
Después de cometer los crímenes, Clotilde huyó y tomó Gramoxone para envenenarse. Pero, fue hallado por la Policía, quienes lo llevaron al hospital. Horas después fue trasladado al centro asistencial de Juigalpa.
Al día siguiente del crimen, el 2 de enero de 2012, ambos hermanos fueron enterrados en la misma tumba en el cementerio de Nueva Guinea.
No quería hablar
Tres días después, Clotilde López, ya recuperado, fue llevado a los Juzgados, donde fue acusado de parricidio, homicidio y homicidio frustrado.
Cuando los periodistas le preguntaron a López por qué había cometido el doble crimen, este no quiso hablar y solo movía la cabeza en negación.
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La Policía ordenó que ningún vehículo circulara frente al complejo judicial ni entraran particulares, para evitar que lincharan a López.
Pero el 11 de enero de 2012, cuando le tocaba la audiencia inicial a López, este admitió haber cometido los crímenes y hasta se mostró arrepentido ante los periodistas y el juez.
“Ella me celaba hasta con mi misma suegra. Me buscaba a cualquier hora de la noche en la finca donde trabajaba, y al momento que muere estábamos forcejeando, e intentó sacarme el puñal de la cintura donde yo lo andaba y eso provocó que yo la lesionara”, dijo López.
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En su relato, López dijo que al encontrarse a su cuñado, este le dijo que si había matado a su hermana, él lo mataría y, pidió un machete, por lo que Clotilde tuvo que matarlo primero.
“Yo no quería hacerles daños, pero sucedió lo que tenía que suceder”, dijo López ya sin mostrar nerviosismo.
Pero la familia de los fallecidos, incluida una hija de Santos Modesta, dijo que su padrastro tenía cuatro años de convivir con su madre y que en diciembre del 2010 la lesionó gravemente, pero después de varios meses se volvieron a juntar. “Yo le tengo temor”, había dicho la menor de edad.
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Su comportamiento violento también era de conocimiento de la Policía, ya que el comisionado Ramón de Jesús Castillo, jefe de la Policía de Nueva Guinea, manifestó que Clotilde estaba recibiendo terapia psicológica en la Comisaría de la Mujer, por ser considerado “muy peligroso”.
Se hizo la muerta
Jacoba Guzmán, madre de los dos fallecidos, sobrevivió porque se hizo la muerta.
Un año después de la tragedia, en 2013, declaró: “Este y todo los fines de año para mí serán tristes y desesperantes, porque a la cero horas del año 2012, justo cuando nosotros como familia pobre planeábamos pasar felices, no nos percatamos que Clotilde mataba a mi hija, salió mi hijo Elías y también corrió la misma suerte, salí yo a ver qué pasaba, pero este sujeto me acuchilló”.
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“Yo me salvo porque me hice la muerta y en eso este sujeto se corrió, pero lo más triste es que no tengo dinero para celebrar el aniversario (de muerte), porque tengo que mantener a siete nietos pequeños que dejaron mis dos hijos y yo trabajo chapeando potreros y rajando leña”, dijo Guzmán.
50 años de cárcel para Clotilde
Clotilde López Tórrez fue condenado a la pena máxima por los tres delitos que fue acusado.
El juez de Distrito Penal de Audiencias de Nueva Guinea, Santiago Matus, aplicó el castigo solicitado por el Ministerio Público: 25 años por parricidio, 15 por homicidio y 10 por homicidio frustrado, para un total de 50 años.
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Pero, según la justicia nicaragüense, solo cumplirá 30 años de cárcel, que es la pena máxima a cumplir por un reo.
“La pena debería ser eterna, porque ese hombre no se merece la cárcel. Mis hijos nunca volverán”. dijo doña Jacoba.
El hecho conmocionó a la población de Nueva Guinea, en el Caribe Sur del país.
Cuando leyeron la sentencia a López, este dijo que “ese día ambos estábamos en estado de ebriedad y mi esposa (Santos Modesta) me reclamaba porque andaba con otras mujeres. Yo andaba un cuchillo, estoy arrepentido de lo que hice”.
En la orfandad quedaron siete niños, tres hijas de Santos Modesta y cuatro hijos de Elías Camilo Solano Guzmán.
La sobreviviente del ataque, doña Jacoba Guzmán, quedó al cuido de los nietos. En Nueva Guinea realizaron un hablatón para ayudarle, días después de los crímenes. Y un año después de la tragedia, un canal local recogió ayuda para la familia.