El mundo democrático que venía enfrentando diversos males en el campo de la política tales como el mal llamado “socialismo del siglo XXI”, el narcotráfico, el crimen transnacional organizado, al que se suma ahora el uso del ciberpopulismo que usa métodos de difusión y ejes de ataques contra instituciones y personas -baluartes en el mundo libre, pasa por una tremenda crisis ahora alimentada por la pandemia del coronavirus.
Nuestro país es un muy buen ejemplo de cómo al colapso de la institucionalidad democrática provocado por la dictadura, ahora se suman ventajosamente para ésta, los efectos que dejará la pandemia.
De manera jocosa los nicaragüenses dicen que peor que el coronavirus es el V2P, (el virus de dos patas) sostienen, en una clara alusión al dictador. En Europa han acuñado el término NRx al que llaman virus neorreaccionario, sosteniendo que su objetivo es desestabilizar los gobiernos democráticos y parten de las mismas premisas que comienzan a imponerse en estas latitudes: propiciar la emergencia de un caos que justifique la instauración o consolidación, en nuestro caso de la dictadura, atacando los valores de la libertad y del liberalismo, del pluralismo y la alternabilidad en el poder, pues, ¿para qué relevos de gobierno si este nos garantiza gracias a su centralismo, su control policial y parapolicial, su ejército y su “masa bruta” políticamente llamada base, un país “seguro” frente a los males que azotan a la humanidad?
Usan ahora las variables salud y miedo, que hábilmente manejan para mantener a las naciones en una suerte de “modo de espera” que podría paralizar las pretensiones en nuestro caso, de recuperar la libertad, la democracia y por ende la paz o que, en su caso, busca debilitar la confianza y credibilidad en las instituciones democráticas para propiciar su sustitución por regímenes centralistas, verticalistas bajo el expediente que “gestionan mejor las crisis” pues los gobiernos democráticos “son ineficientes por definición” y hace falta la mano dura del comandante, el general, el dictador. Y cuidado que algunos caerán bajo ese simplismo que para Nicaragua significaría la muerte, no solo de las víctimas del coronavirus, sino de nuestras aspiraciones por un país libre, ya que se daría paso al nacimiento de una dictadura institucionalizada que podría ser eventualmente constitucionalizada.
Ya sabemos cuál podría ser la herencia nefasta del paso de la pandemia por nuestro país: muertos, más pobreza y una consolidación del autoritarismo respaldado por las armas. Pongamos atención a fin de evitar que junto a la pandemia, la próxima maniobra del régimen esté dirigida a desembarazarse de los pocos y debilitados compromisos que en materia de democratización y justicia se venían apenas insinuando.
El autor es miembro del cen del Partido cxl.