14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El debate estadounidense

Esta noche será el primero de tres debates entre el presidente Trump y el exvicepresidente Biden. A continuación comento la historia de los debates y le brindo ciertos insumos sobre de esta noche.

El debate más destacado en la historia estadounidense se dio en 1858 entre dos candidatos para el senado del estado de Illinois: Abraham Lincoln y Stephen Douglas. El contraste entre los dos no podía ser más grande. Lincoln medía más de seis pies y Douglas a duras penas superaba los cinco pies. Además, Douglas era un moderado en cuanto al tema del momento —la esclavitud en la Unión Americana— mientras que Lincoln pensaba que debería de desaparecer. Douglas lo ganó, en el sentido de que salió electo para el escaño. Pero Lincoln se dio a conocer, y en 1860 enfrentó, de nuevo, a Douglas, esta vez para la presidencia, y sin debate. Lincoln ganó la elección y meses después estalló la Guerra Civil, el conflicto más cruento en la historia estadounidense.

Los debates presidenciales son un fenómeno relativamente reciente. Los primeros ocurrieron en 1960 cuando se enfrentó el entonces vicepresidente Nixon (republicano) contra el senador John F. Kennedy (demócrata). Fueron transmitidos por radio, pero también por televisión, un medio nuevo, en blanco y negro.

Con el pasar del tiempo, los debates presidenciales se han institucionalizados en las contiendas presidenciales. Pero no son mandatados ni constitucionalmente ni por ley. El número de debates ha oscilado entre dos y cuatro por ciclo electoral. Este año habrá tres, que se ha vuelto la norma.

El primer debate es el más visto y el más importante. ¡Primeras impresiones cuentan! Se estima que 66 millones de televidentes vieron el primer debate entre Kennedy y Nixon, igual al 63 % de la población de ese entonces. Otro primer debate que fue visto por muchos fue el de Carter contra Reagan en 1980. Ochenta millones lo vieron, igual al 35 % de la población. En 2016, el debate entre Trump y Clinton estableció un nuevo récord de televidentes: 84 millones. Pero como porcentaje de la población fue bajo: solo un 25 % de la población. Sin embargo, millones más lo vieron por internet, un medio que no era relevante a finales del siglo pasado.

Los debates entre los candidatos a la vicepresidencia son mucho menos importantes que los presidenciales y suelen atraer una teleaudiencia más modesta. Pero esto depende de los candidatos. Por ejemplo, en 2008 el debate entre Sarah Palin (republicana) y Joe Biden (demócrata) despertó mucha curiosidad por la curiosidad que despertó la gobernadora Palin. Setenta millones de televidentes lo vieron, ¡cifra que superó al número que vieron debatir para la presidencia a Obama y McCain pocos días antes!

Se dice que los debates presidenciales son significativos porque les ayudan a los electores decidir por quién votar. Pero estudios hechos por Pew Research, una investigadora renombrada estadounidense, demuestran que el número de televidentes que los encuentran “muy útiles” solo oscila entre 25-30 por ciento. Pew Research también ha concluido que los debates pueden ser determinantes en el caso de los votantes indecisos. Este año, ese número es bajo: entre 6 y 10 %.

Enfocando al debate de esta noche, será en Cleveland, Ohio, estado que tradicionalmente ha sido “campo de batalla” en las elecciones estadounidenses. En 2016 Trump derrotó a Hillary Clinton por un margen de 8% del voto en Ohio. El estado es importante por su gran bolsón de votos electorales (18) y porque el que triunfa allí ha ganado la Casa Blanca en todos los comicios ¡desde 1964!

El debate será televisado en Nicaragua a las 7:00 p.m. Durará 90 minutos y el moderador será Chris Wallace, un politólogo de mucho prestigio de Fox News. Él no solo conducirá el debate sino que se especula por su estilo que podría llamarles la atención a los candidatos cuando sus respuestas a las preguntas desvíen exageradamente de la realidad.

Los temas acordados con ambas campañas serán (i) el récord de los candidatos; (ii) el Covid-19; (iii) la economía; (iv) el racismo y la violencia en las ciudades norteamericanas; (v) la integridad de estas elecciones; y (vi) la Corte Suprema. Asumo que también se incluirá a última hora las delicadas finanzas de los negocios de Trump y el hecho que ha evitado pagar impuestos sobre ingresos en 10 de los últimos 15 años. Todos estos temas son altamente relevantes, pero son demasiados numerosos dado la corta duración del debate. Hay dos que despertarán especial interés. Uno es el de la integridad de las elecciones porque el presidente Trump ha alegado que él solo puede perder las elecciones si se las roban. El del reemplazo de la finada juez de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, es el otro por la decisión republicana, cuestionada por muchos, de confirmar a un reemplazo conservador a pocas semanas de las elecciones.

Cierro con dos reflexiones. Primero, se están promocionando estos debates como los más importantes de la era moderna. Este año no es una exageración. Y, segundo, poca gente le pondrá mente, o recordarán, lo que dicen los candidatos. Pero sí recordarán su “lenguaje corporal”, comportamiento y apariencia y esto sí incidirá en su votación.

Esto se vio en el debate Kennedy-Nixon de 1960 cuando Kennedy se proyectó como alguien seguro de sí mismo, atractivo y enérgico mientras que Nixon sudó mucho y no fue “simpático”. Interesantemente los que escucharon el debate por radio consideraron que Nixon lo había ganado. Pero los que lo vieron por televisión concluyeron que Kennedy barrió. ¿Quién ganó la elección? Kennedy, aunque por un margen minúsculo, en gran parte cortesía de la televisión.

El autor es un estudioso de la política estadounidense.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí