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Moncada, Sandino y don Magdaleno

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Ignoro la razón por la que los señores de cierta edad, digamos de cincuenta años o más, a los andares, o pasos moderados de las bestias caballares o mulares, les llamaban y les llaman todavía “paso escotero”.

Imagino que varios navegantes de esos aventureros que vinieron en la Colonia usaron ese vocablo que tiene su origen en la confección de un nudo especial que une las puntas de dos gruesos cordeles. A ese nudo los marineros le dicen “escota” y de ahí la relación con “escotero”.

Siempre me gustó platicar con los más viejos y don Magdaleno Sevilla tenía más o menos sesenta y pico. Yo no llegaba a treinta años y lo conocía bien. Lo encontré un día llegando a San Nicolás, en Nueva Segovia. Lo saludé y me dijo: “Yo camino a paso escotero”. Llegamos a la finca y ahí le propuse que me contara de la guerra constitucionalista donde Moncada y Sandino peleaban la misma causa.

Don Magdaleno había peleado en muchas escaramuzas contra los gringos y los guardias conservadores. Tenía en la nuca una herida impresionante, una condecoración que le dejó un combate en Yalagüina. Estaba vivo de milagro pues aquella bala, me dijo, “me quitó como una pulgada del músculo ese que no sé cómo se llama. En esa ocasión no dejamos ni un gringo vivo, por eso tanto mi general Moncada como mi general Sandino me querían mucho y platicaban conmigo. Cuando vino un tal Estinson y firmó un acuerdo de paz con Moncada, Sandino me preguntó: Quién va a ganar esta guerra, Moncada o yo. Yo le dije: Mire mi general, Moncada camina a paso escotero, piensa primero lo que debe hacer, va despacio pero seguro. Usted general no va a paso seguro, va corriendo desbocado en su caballo dividiendo a la tropa y por lo tanto debilitándola’. Moncada a paso escotero se ha ganado a los gringos, irá a elecciones supervigiladas por ellos, tal como usted quería hacerlo cuando lo declaró públicamente. En ese tiempo iba usted con su caballo a paso escotero, pero luego se desbocó y empezó a correr con su caballo desbocado. Si sigue así se la va ganar Moncada que sigue caminando a paso escotero”.

Don Magdaleno Sevilla era un campesino guerrillero de gran experiencia y dotado de mucha inteligencia, tal pareciera que adivinaba el futuro como un don natural sin tener estudios de ninguna clase. Les dio consejos sanos a sus dos generales amigos pues siempre quería que ganara el partido liberal y que los “machos”, como les decían entonces, abandonaran Nicaragua.

Cuando la intervención terminó y quedó Nicaragua libre de invasores, Sandino fue invitado por el presidente de la República, don Juan Bautista Sacasa, a una cena para firmar la paz. Cuando don Magdaleno lo supo se acercó a su general y le dijo que no debería ir a esa cena. Sandino le dijo: “Qué te pasa Magdaleno, ahora voy montando potro seguro y caminando escotero”. “Pero esta vez no vaya mi general, no le conviene, algo veo en el futuro que no le conviene, veo una sombra negra tras el presidente Sacasa”. Sandino no hizo caso, le dijo que iba a terminar la obra que había iniciado, “ya saqué a los ‘machos’, ahora voy a firmar una paz que me permitirá no abandonar a mi tropa. Ellos se convertirán en exitosos productores del campo en la zona de Nueva Segovia. Amigo querido, Magdaleno, por unas premoniciones no dejaré que mi tropa quede abandonada y sin recursos, ellos manejarán sus cooperativas en el norte. La suerte está echada”.

Don Magdaleno vivió muchos años más. Tuve el honor de haber sido su amigo.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de la República de Nicaragua en 2011.

Opinión Augusto C.Sandino Nueva Segovia
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