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Coalición política, no alianza electorera

Con propósito de luchar unidos en la construcción de una Nicaragua con sólida institucionalidad democrática, para organizar el esfuerzo patriótico alrededor de un plan de nación que en su ejecución comprometa a todos, hasta asegurar la fortaleza de las nuevas instituciones y la defensa del Estado de derecho, los derechos humanos y la soberanía, se conformó la Coalición Nacional como una alianza política, asumiendo como parte de su misión el inicio del tránsito de la dictadura a la democracia mediante celebración de elecciones libres, transparentes, justas y observadas, a fin de devolver a los ciudadanos su derecho a elegir y ser electos.

El modelo de Coalición política desarrollado quiso apartarse de las tradicionales alianzas electoreras, de naturaleza temporal cuyo único objetivo es participar juntos en las elecciones, bajo la lógica de aprovechar los incentivos que el sistema electoral propicia para la formación de bloques, pero que se diluyen o se extinguen en el momento en que se conoce el resultado de las elecciones.

Las organizaciones de la sociedad civil, movimientos y partidos políticos que dispusieron trabajar juntos, lo hicieron conscientes de que Nicaragua no disfruta de democracia y que los derechos Constitucionales están suspendidos de facto por un régimen dispuesto a imponer por la fuerza su permanencia en el poder; ante tal realidad rechazaron involucrarse en una mera alianza electoral por la certeza de que primero se requiere trabajar unidos en exigir y arrancar al dictador una profunda e integral reforma electoral y condiciones habilitantes para disfrutar de un ambiente con posibilidades de reunirse, organizarse, movilizarse, expresarse en libertad, asegurando el respeto de los derechos ciudadanos y la liberación de todos los presos políticos.

Se coincidió en que, sin ese previo objetivo común, aceptar jugar bajo las reglas del dictador, sería contribuir a una farsa más y disponerse a desempeñar el repudiado rol del zancudismo. No unirse ya para obtener condiciones y esperar aliarse cuando el régimen convoque, bajo sus disposiciones, nunca fue una opción de los integrantes de la Coalición Nacional.

Ha sido determinante para las decisiones, la convicción de que es indispensable conformar una coalición plural, duradera y diversa, que reconozca los intereses coyunturales y estructurales de cada grupo, facilitando una acción común en pro del interés general, que en nuestro caso, con actores incluso enfrentados en el pasado, requería una etapa apropiada de acoplamiento, y, que la cohesión indispensable para incrementar el poder social y político colectivo, solo es factible aprendiendo a trabajar juntos, superando diferencias, conociéndose más y acrecentando los niveles de conciencia sobre los riesgos de la división y las dificultades de la empresa.

Históricamente las alianzas electoreras se han servido de la unidad para la obtención de un número de diputados, como una mera fábrica de curules, conformando sus propias bancadas, funcionando a veces como bisagra apoyando a los rescoldos del antiguo régimen a fin de proteger sus intereses, olvidándose que el daño hecho por la dictadura es de tales dimensiones que se requiere más de un gobierno para sanar y reconstruir nuestras instituciones, lo que solamente puede lograrse con un programa específico de acción política conjunta para el gobierno del país.

Los meses empleados del 25 de febrero al 25 de junio y los posteriores a la firma de los estatutos fueron aprovechados en la superación de las naturales desconfianzas y el compromiso honesto de quienes permanecen unidos en la compleja tarea de deshacernos de la dictadura; seguros de que solamente una coalición política y jamás una alianza electorera nos permitiría enfrentar los posibles escenarios de la lucha por la libertad pues, dada la naturaleza criminal de la dictadura y su obsesión de permanecer en el poder, estamos obligados a contemplar todas
las opciones cívicas de resistencia, firmes en el propósito unitario, aún y cuando prioricemos la salida democrática mediante la celebración de elecciones.

Las experiencias ganadas en el diseño, estructuración, organización y definición del plan de nación son garantía de que la Coalición está mejor preparada para defender un triunfo y un futuro gobierno que sin duda intentará ser saboteado por minorías violentas y obcecadas.

El autor es abogado, miembro de la Coalición Nacional.

Opinión
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