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El Covid-19, una perspectiva

Según las más recientes cifras, el número de casos y de muertos del Covid-19 mundialmente anda por encima de 43 millones y 1,2 millones respectivamente. Pero ¿cómo se compara esta pandemia con otras pestes y enfermedades?

En este ensayo les ofrezco una perspectiva de la pandemia más devastadora en cien años.

Primero, desde que estalló en Wuhan el Covid-19, ha afectado a todo el planeta. La primera “pechada” del coronavirus pareciera que está pasando. Pero se teme que enfrentaremos nuevas olas y que la segunda ya está comenzando en el hemisferio norte donde se acerca el invierno que forzará la población a permanecer en espacios cerrados cuyos ambientes son más propicios para la peste.

En Estados Unidos, por ejemplo, se están dando más de 80,000 casos nuevos del Covid-19 diario y están falleciendo 1,000 cada día. Además los estados que son los nuevos focos de la peste —como las Dakotas y Utah— tienen gobernadores republicanos que practican la estrategia de inmunidad de rebaño que el presidente Trump favorece.

Para evitar una “segunda ola” catastrófica, los gobiernos de algunos países europeos y estados norteamericanos están recurriendo, de nuevo, a encerronas. Sin embargo la gente se opone a estas por su elevado costo económico y porque están hartos del Covid-19 y añoran un retorno a la “normalidad.”

Segundo, desde la perspectiva de la salud, la pandemia es serísima, pero se queda chica comparada a otras que ha sufrido la humanidad.

Históricamente, la peor peste fue la Plaga Negra o Bubónica que originó en el Lejano Oriente y llegó a Europa en 1350. Se estima que exterminó a más de 100 millones de personas, cifra igual al 20 por ciento de la población del planeta. En Europa, pueblos enteros quedaron despoblados y la mortandad fue tan elevada que la población europea no recuperó los niveles pre plaga hasta el siglo dieciséis.

En la época moderna, la Influenza Española ha sido la peor. Originó en febrero de 1918 en Estados Unidos y duró más de dos años. Tuvo tres olas y se estima que afectó a 500 millones de personas, la tercera parte de la población global. La influenza española —llamada así porque afectó al rey Alfonso XIII de España— mató al menos 50 millones de personas, 3 por ciento de la población global. Y contrario a la Coronavirus que ha golpeado más fuertemente a los adultos mayores, la Influenza Española diezmó a los jóvenes, incluyendo a soldados durante la Primera Guerra Mundial que coincidió con esa plaga.

Tercero, en 2020 la coronavirus matará a más gente que el SIDA, el cólera y el paludismo combinados. Sin embargo, estas enfermedades han dejado un saldo mucho mayor de muertos por ser más antiguas y continuar activas. La malaria, por ejemplo, ha estado matando a gente desde que los seres humanos existen, y el SIDA remonta a los años ochenta del siglo pasado. En el caso del SIDA, se calcula que 33 millones han muerto desde que debutó como patología. Este año las únicas enfermedades que serán más letales que la pandemia son el cáncer y problemas cardiacos.

Cuarto, algunos dicen que la gripe anual es igual de mortal que la Covid-19. Esto es falso. El número de personas que fallecen anualmente por el “flu” es aproximadamente 470,000. Para personas saludables, sin condiciones subyacentes, el Covid-19 es 10 veces más letal que la gripe ordinaria.

Quinto, la peste ha tenido un elevadísimo costo socioeconómico. Según cifras recientes del Fondo Monetario (FMI), la economía global sufrirá una contracción de 4,4% en 2020 en lugar de tener un crecimiento de 3% como se pronosticó para este año en 2019. Para poner estas cifras en perspectiva, el 2020 será el peor año en términos económicos desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado.

La contracción que proyecta el FMI para este año no ha afectado a la población mundial por parejo. Según el Fondo, con el pasar del tiempo los países del tercer mundo serán los más afectados por la pandemia. Y mundialmente el número de personas viviendo en extrema pobreza –es decir ganando US$1.90 por día o menos—habrá aumentado en 90 millones en tan sólo este año.

Y, sexto, el Covid-19 no desaparecerá en 2021 aunque se descubra una vacuna para la peste antes de finales de este año. Esto porque tomará tiempo producir el número de vacunas necesarias para las casi siete mil millones de almas en el planeta. Por supuesto los países desarrollados y las economías emergentes de Asia, como la China, serán los primeros en adquirir y distribuir las vacunas entre sus más de dos mil millones de habitantes. Entretanto, las personas en los países del tercer mundo tendrán que esperar su turno. En parto por esto, el FMI habla de que habrá una recuperación incierta, gradual y desigual en 2021. Según el Fondo, la economía de Estados Unidos –nuestro principal socio comercial—crecerá 3,1% en 2021. Esto suena bueno, pero hay que recordar que este año la Unión Americana está sufriendo una contracción de 4,3% y que tiene un alto nivel de desempleo. A este paso, los EEUU no recuperará los niveles de prosperidad que tenía en 2019 hasta 2022 o 2023.

Si hay un elemento positivo en el cuadro mundial es la China. No sólo ha reducido al coronavirus a su mínima expresión, sino que el FMI pronostica que su economía crecerá 8% en 2021. O sea que la China seguirá siendo la poderosa locomotora de la economía mundial mientras que las economías de otros países ricos, como Japón y Corea del Sur, seguirán renqueando con tasas de crecimiento, pero mucho más modestas.

El autor fue Director del Banco Mundial

Opinión contagios covid-19 Estados Unidos pandemia
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