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El primer año de Biden

La prioridad es la pandemia, la nueva administración demócrata promete cien millones de inyecciones en los primeros cien días, y más de ciento cincuenta millones de americanos vacunados en el primer año. Para poder cumplir con la proyección de vacunados y combatir los efectos económicos de la crisis, la administración Biden le solicita al Congreso de Estado Unidos 1.9 trillones de dólares. Dicho dinero está supuesto a cubrir, entre otras cosas, un cheque de 400 dólares semanales por cada semana desde marzo a septiembre de este año para los desempleados, un cheque de 1,400 dólares para cada ciudadano, cerca de 200 mil millones de dólares para ayudar a los estados golpeados por la pandemia, como Florida y Nueva York, y por supuesto el costo logístico de vacunar a más de 150 millones de personas. Para ponerlo en perspectiva, de aprobarse esta propuesta de ley de 1.9 trillones de dólares, los Estados Unidos (EE. UU.) se gastaría 108 veces el costo total de la economía de Nicaragua en tan solo siete meses. Sin embargo, créanlo o no el principal obstáculo no es el dinero. Debido a su posición mundial y a una serie de ventajas que adquirió a través de viejos acuerdos que datan a la Segunda Guerra Mundial, como los acuerdos de Bretton Woods, los EE. UU. son el único país en el mundo que se puede dar el lujo de imprimir esa cantidad de dinero casi sin problemas.

El principal obstáculo es la política. “El país tiene que ser gobernado por sus dueños” son las palabras de John Jay, el primer presidente de la Corte Suprema de EE. UU., que hasta el día de hoy marcan la democracia de EE. UU. Es decir, según la visión de los fundadores del país la minoría opulenta debería ser la que administra al país. Para poder sostener este modelo se han creado una serie de herramientas para limitar la voz del pueblo. Entre las principales herramientas está el Filibuster y el Colegio Electoral. El Filibuster es una regla en el Senado que le permite a un partido en minoría requerir que para que un proyecto de ley pase a ser ley se necesiten por lo menos 60 votos, en vez de una simple mayoría (51 votos). En el fondo, el Filibuster es un acuerdo entre los dueños del partido republicano, la clase opulenta conservadora, y los dueños del partido demócrata, la clase opulenta liberal, de que hay que gobernar por consenso. Sin embargo, esto no son tiempos de consenso. La pandemia ha matado ya casi a medio millón de americanos, ha dejado a más 30 millones de desempleados en EE. UU., y el expresidente Trump enfrenta un juicio político en el Senado. Todo esto crea un ambiente muy favorable para que la regla del Filibuster sea limitada o eliminada.

Por su parte las minorías opulenta están extremadamente preocupadas, no solo de que pueda desaparecer el Filibuster, sino de que este ambiente político termine forzándolos a aceptar un nuevo acuerdo político social, como sucedió bajo la administración de Franklin Delano Roosevelt con el New Deal (el Nuevo Trato), en donde les incrementen sustancialmente los impuestos. Este es el plano político que Biden tiene que caminar internamente. Externamente la cosa no está fácil tampoco. La administración tiene que componer su alianza con Europa, continuar aislando a China, y salvar al sistema financiero mundial a través de la inyección de 6 trillones de dólares. ¿En toda esta agenda, de problemas insoslayables, pintaremos algo nosotros? No lo creo, es tiempo que resolvamos nuestros problemas con amor e inteligencia entre nicaragüenses.

El autor es abogado.

Opinión
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