14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¡Otra fecha infame!

El 8 de diciembre de 1941, Franklin Roosevelt, el entonces presidente estadounidense, pronunció un breve discurso antes el Congreso. En el instó a los parlamentarios a que declarasen guerra contra el Imperio del Japón por su devastador y sorpresivo ataque el día anterior a la flota norteamericana anclada en Pearl Harbor, Hawái. La frase más recordada de ese histórico discurso fue que el 7 de diciembre de 1941 sería “una fecha que pasaría a la infamia”. Y así lo fue. Aún ahora —a casi 80 años— los estadounidenses conmemoran lo que ese día ocurrió.

Adelantándonos al presente, el 6 de enero de 2021 miles de furibundos incondicionales del entonces presidente Donald Trump invadieron al Capitolio alegando que se le había robado la elección a Trump. Su misión, por ende, era revertir la certificación de los resultados de la elección de noviembre por parte del Congreso. Normalmente esta certificación es ceremonial. Pero esta vez no lo fue por el intento descabellado y violento de Trump y su gente de interrumpir el conteo y así teóricamente negarle la victoria a Joe Biden, quien la había ganado por un amplio margen tanto en votos populares como electorales.

El intento de Trump y su turba fracasó. Después de horas de caos, saqueo y sangre —que todos vimos atónitos en videos— el Capitolio fue liberado por una combinación de policías de Guardias Nacionales. Y los congresistas al igual que Mike Pence, el vicepresidente que presidió la ceremonia, pudieron cumplir con su deber constitucional al certificar los resultados de la elección.

Estados Unidos sobrevivió exitosamente una severa prueba. Pero no antes de que su imagen de país estable y democrático se viera manchada. Y esta mácula es tan mayúscula que el 6 de enero de 2021 debería de pasar a la historia norteamericana ¡como otra fecha infame!

Los eventos del 6 de enero resultaron en la impugnación de Donald Trump por la Cámara de Representantes y, subsiguientemente, en su juzgamiento por el Senado. Trump es solo el tercer presidente en ser impugnado y juzgado en los casi 250 años de la república norteamericana. ¡Pero es el primero en ser impugnado dos veces!

En su expediente en contra de Trump, el equipo de “gerentes” demócratas de la Cámara Baja formuló un poderoso caso en contra del exmandatario. También contaron con “fuego de apoyo” en la forma de declaraciones de destacados gobernadores republicanos incluyendo a Mike DeWine de Ohio, quien manifestó un especial interés en Nicaragua durante sus años como senador.

El Wall Street Journal —el más influyente periódico conservador estadounidense y el único de los grandes medios escritos que había respaldado a la presidencia de Trump— también se pronunció fuertemente en contra de los eventos del 6 de enero. En un editorial del 10 de febrero, el Journal culpó a Trump se ser el responsable del vergonzoso ataque al Capitolio que ocurrió ese día por haber instado a sus correligionarios a que se uniesen a una manifestación justamente cuando el Congreso estaría contando los votos electorales. Para alborotarlos más, les aseguró que esta sería salvaje (“wild”). No hay defensa, remató el Journal, para la conducta de Trump. Y añadió que su legado sería manchado para siempre por la violencia del 6 y por haber traicionado a sus seguidores al no haberles aclarados que Biden había ganado la elección. “Los republicanos deberían de recordar esta traición, si Trump decidiese postularse otra vez para la Presidencia en 2024”, concluyó el Journal.

El juicio en contra de Trump terminó el sábado, 13 de febrero, y la votación fue 57-43 a favor de su condena. Trump fue absuelto porque la carta magna estadounidense establece el apoyo de las dos terceras partes de los senadores como umbral para condenar al enjuiciado. Es decir 67 votos. El resultado no sorprendió a nadie ya que estos juicios tienen una poderosa dimensión partidaria. En el caso de los dos primeros presidentes en ser impugnados —Johnson en 1868 y Clinton en 1998— ambos fueron absueltos al contar con el apoyo de todos los votos de sus correligionarios. Esta vez, sin embargo, la votación en contra de Trump fue bipartidaria ya que siete republicanos se sumaron a los 48 demócratas y a los dos independientes que votaron por condenar al expresidente.

El actuar de estos siete republicanos fue histórico y también heroico porque corren el riesgo de ser destituidos en futuras elecciones. Esto debido al control absoluto que Trump ejerce sobre las bases republicanas. Él es, no olvidemos, un caudillo con un fuerte instinto autoritario parecido a muchos en la historia latinoamericana.

Fue interesante el discurso que pronunció Mitch McConnell, el líder de la bancada republicana, al cerrarse el juicio. McConnell votó por absolver a Trump alegando que su condena no era aplicable porque Trump ya había terminado su período como presidente. Sin embargo, reconoció que Trump había provocado “en la práctica y moralmente” el asalto al Capitolio. Y ominosamente notó que su conducta se abría a una acción por parte del sistema judicial estadounidense. En “cristiano” McConnell justificó la absolución de Trump en base a una “tecnicidad de procedimiento”, pero reconoció que Trump era responsable de los eventos del 6 de enero.

Trump y sus admiradores sacarán pecho por este fallo. Pero fue una victoria pírrica para el expresidente. E históricamente, lo importante de este capítulo es que demostró tanto la debilidad como la fortaleza de la democracia estadounidense. Fue lo que en inglés se llama un “close call” que sacudió al estado de derecho norteamericano. Y demostró que la democracia es una obra en marcha que requiere de paciencia y perseverancia para prosperar, ¡en todas partes del mundo!

El autor es estudioso de la historia y política estadounidense.

Opinión Capitolio

COMENTARIOS

  1. Hace 4 años

    Al contrario, aquellos que votaron por la absolución de Trump son los que están en peligro de perder la próxima vez que se postulen. Cincuenta cinco por ciento (55%) de los estadounidenses querían que Trump fuera encontrado culpable por la cámara del senado. No hay que equivocarse, la base de Trump es la extrema derecha la cual se desprestigió con el asalto al Capitolio. El FBI ha arrestado más de 200 sujetos y cada dia siguen los arrestos. El Partido Republicano está a punto de dividirse ya que se han dado cuenta que la extrema derecha es peligrosa y que lo que quiere es una dictadura estilo Nicaragua.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí