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Una semana tétrica

Esta semana el coronavirus alcanzará un deprimente hito: los 2.5 millones de muertos. Y aunque el número de nuevos casos y fallecidos pareciera estar bajando, la pandemia sigue fuera de control.

Cada día se reportan entre 450,000 y 500,000 casos nuevos y entre diez y quince mil muertos globalmente. En total, se estima el número total de casos del Covid en 111 millones, una cifra igual a la población de Francia y España combinadas.

El lunes, Estados Unidos (EE. UU.) —el país más afectado por el Covid en números absolutos— también rompió su propia barrera triste: la de medio millón de fallecidos. Esta cifra, al igual que las que menciono en el párrafo anterior, es difícil de comprender. Pero en un intento de ponerla en perspectiva, el Washington Post estima que el número de fallecidos en Estados Unidos hasta la fecha llenaría a una caravana de buses de casi 100 millas de largo. ¡Es decir desde Nueva York hasta Filadelfia!

Con el descubrimiento de varias vacunas —como la Pfizer, Sputnik V, AstraZeneca y Moderna— hay esperanza de que se podrá lograr controlar la pandemia para finales de este año en los países del primer mundo. Pero el panorama para los subdesarrollados es mucho menos alentador. Es cierto que se han juntado varios países e instituciones, como la Organización Mundial de la Salud, para crear un mecanismo conocido como Covax con el fin de promulgar el desarrollo, la producción y, sobre todo, la distribución de vacunas en los aproximadamente noventa países más pobres del mundo, incluyendo a Nicaragua. Pero la realidad es que la vasta mayoría de las vacunas hasta la fecha se han distribuido en países industrializados. Y aún en estos se está racionando, dándole prioridad a los segmentos más vulnerables de la población y a trabajadores esenciales.

En EE. UU. ya se han inyectado aproximadamente 44 millones de vacunas. Esta cifra parece alta, pero menos de la tercera parte de sus ciudadanos prioritarios han sido vacunados, la mayoría de estos solo han recibido la primera de dos dosis y el 85 por ciento de la población todavía no ha recibido ninguna. Con una cobertura como esta, no debería de sorprendernos que pasarán meses para que las vacunas comiencen a distribuirse de una manera masiva en los países subdesarrollados.

Cierro con una nota positiva. El 19 de febrero hubo una reunión virtual de los líderes del G-7, un “club” de países democráticos con gran peso económico. Estos incluyen a EE. UU., Alemania, Japón, Francia, el Reino Unido, Italia y Canadá. Conscientes del especial desafío que representa hacerle frente al Covid mundialmente, estos se comprometieron a aportar US$7,500 millones para financiar un programa de vacunación equitativo, es decir que beneficiará a los países pobres. EE. UU., representado por el presidente Biden, prometió poner US$4,000 millones de este monto este año y el próximo. El G-7 también aseguró que las instituciones financieras internacionales —como el Fondo Monetario y el Banco Mundial— también apoyarán este esfuerzo para controlar la pandemia, a como ya lo han venido haciendo.

Este compromiso subraya el hecho de que hoy en día el coronavirus representa el peligro más grande que enfrenta el planeta. Y que controlarlo y “regresar a la normalidad” es la tarea más importante para la humanidad.

El autor fue director del Banco Mundial.

Opinión coronavirus COVAX covid- Pfizer
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