El 25 de febrero de 1990, la Unión Nacional Opositora (UNO) y su candidata Violeta Barrios de Chamorro derrotaron al FSLN y su candidato Daniel Ortega. La única alianza democrática de oposición que ha logrado ganar las elecciones y llegar al poder, en el largo camino para democratizar a Nicaragua.
La historia nunca se repite igual pero deja lecciones válidas para otro desafío electoral 31 años después, contra el mismo adversario.
Fui miembro del Consejo Político de la UNO, asesor principal de la candidata y presidente de la Asamblea Nacional en los primeros años del gobierno de la UNO. Conozco de primera mano las estrategias correctas que se siguieron para triunfar en 1990.
Se deben tomar las decisiones en el momento oportuno, acorde con la realidad política, no en momentos impuestos por influyentes personajes que no conocen cómo se logró el triunfo de 1990.
1. Un Plan de Nación claro y transparente, para que el votante no tenga duda de lo que va a ocurrir una vez logrado el triunfo electoral. Cualquier falta de transparencia en las intenciones es fatal.
2. Reformas electorales y del Consejo Supremo Electoral (CSE), necesarias para una contienda libre y justa. No sabemos si se llevarán a cabo, pero al régimen no le sirven elecciones que no sean legítimas ante el pueblo de Nicaragua y que el gobierno resultante, no sea reconocido por la comunidad internacional.
3. Si se efectúan las reformas electorales y del CSE y se invita a observación independiente, nacional e internacional, entonces con la transparencia del Plan de Nación ante el votante y la certeza de participación en las elecciones, debe efectuarse la elección del candidato a través de primarias, acordadas entre las plataformas opositoras. En el caso de la UNO, la fórmula presidencial se eligió cinco meses antes de las elecciones, equivaldría a junio de 2021.
Tratar de imponer candidato sin primarias acordadas, antes que haya certeza de participación en las elecciones, llevaría inevitablemente a la división en la boleta electoral, entre las plataformas opositoras que están construidas sobre casillas de partidos que serían convocados por el CSE.
Mientras tanto, debemos continuar exigiendo la salida de los presos políticos y el cumplimiento de los acuerdos del diálogo del Incae.
Seguir las lecciones del triunfo de la UNO en 1990 asegura la derrota del FSLN en noviembre del 2021. Quienes intenten forzar los tiempos serían los responsables de la división, que a su vez impediría la derrota del FSLN.
Nosotros en Unir no forzaremos los tiempos, seguiremos las lecciones exitosas de la UNO en 1990. Esperamos que las otras plataformas opositoras hagan lo mismo, para asegurar la derrota del FSLN el 7 de noviembre del 2021.
El autor es director de UNIR por el Partido Conservador (PC). Fue miembro del consejo político de la UNO en 1990.
