Un día como hoy hace 31 años Daniel Ortega fue derrotado por doña Violeta Barrios de Chamorro. Contra los pronósticos de algunas encuestadoras la señora Chamorro ganó con 54.7 %.
Ortega fue a casa de doña Violeta para reconocer su derrota ante ella. Lo hizo llorando ante la presidenta electa. Después anunció que iba a “gobernar desde abajo”. Con ese mensaje intimidador alentaba a sus seguidores para crear caos al nuevo gobierno democráticamente elegido. (Como es su característica los sandinistas, organizaron asonadas y destrucción). En el período de transición los sandinistas aprobaron las leyes 85 y 86 para legitimar lo que se le conoce como la Piñata, y algunos se prepearon para saquear las instituciones del Estado. Hasta el presidente saliente Ortega vació la oficina presidencial.
Por todo lo anterior los nicaragüenses aún pagamos con nuestros impuestos, la indemnización a los dueños legítimos de las empresas confiscadas a los somocistas y otras propiedades usurpadas que hoy los sandinistas habitan.
Para algunos analistas, el triunfo de Violeta Barrios de Chamorro fue consecuencia, de una serie de eventos que estaban cambiando el mundo a finales de los años ochenta. Algunos la critican, pero lo cierto es que doña Violeta en el inicio de su gobierno logró avances notables como la paz y la reconciliación, lo que no gustó a algunos de la dirigencia de la Unión Nacional Opositora (UNO). No se debe dejar desapercibido también que cumplió su compromiso con el proceso de paz, que llevó a cabo hasta finalizar su período. Doña Violeta es una dama incólume moral, pero los medios para-oficialistas y oficialistas tratan de opacar con saña su imagen.
Doña Violeta no asigno tareas a su vicepresidente, doctor Virgilio Godoy Reyes, porque él mismo renunció a ellas. Godoy no ejerció su investidura porque su posición era radical contra los sandinistas y se contravenían con la reconciliación prometida por doña Violeta a la nación.
Sobre el particular quiero señalar algunos hechos bochornosos estilados por la señora Rosario Murillo, vicepresidenta de su marido Daniel Ortega Saavedra en sus alocuciones desde El Carmen. Ella pretende destruir moralmente a la hija de la expresidenta Barrios de Chamorro, Cristiana, Chamorro viuda de Lacayo.
Mientras, Cristiana en sus epístolas en el Diario LA PRENSA con altura y dignidad reta a Daniel Ortega y a Rosario Murillo a un debate público. Pero Ortega es alérgico a los debates públicos. Todo hace indicar que la figura de Cristiana Chamorro, aun sin ser candidata oficial, hace palidecer al dúo dictatorial.
Si Daniel Ortega, por medio de su esposa doña Rosario Murillo utiliza su cadena de televisión y radio para desacreditar a Cristiana Chamorro, hija del Mártir de las Libertades Públicas, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, es porque quizá ella va cabalgando. La pareja presidencial vive como en un campo de batalla lanzando improperios contra doña Violeta, quien habita en el modesto reparto Las Palmas y sus suburbios, mientras que la mansión de El Carmen, está rodeada de más de doce tranques, ahí corre mucha sangre y corrupción.
El autor es periodista, vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN).