Hoy celebra 95 años LA PRENSA desde su fundación. Felicito a los miembros de su Junta Directiva, especialmente a su presidente Jaime Chamorro Cardenal, al igual que a todo el personal y el Consejo Editorial de este Diario que es el decano del periodismo centroamericano y líder del nacional. También les ofrezco a continuación una breve historia de LA PRENSA y algunas reflexiones sobre los desafíos que el rotativo enfrenta.
LA PRENSA es identificada con la familia Chamorro y con mucha razón. Pero fue fundada por Pedro y Enrique Belli y Gabry Rivas en 1926. Su inversión en el rotativo fue C$5,000. Esta modesta cifra es igual a C$2.5 millones de córdobas hoy, ajustándola por inflación. Un detalle interesante es que Adolfo Díaz fue brevemente un importante accionista del periódico en 1927.
Pedro Joaquín Chamorro Zelaya compró la mitad de las acciones de LA PRENSA en 1930 y en 1932 compró el remanente y quedó como su director fundador. Bajo Chamorro Zelaya, LA PRENSA apoyaba al partido conservador y fue fuerte crítico de los gobiernos liberales de Juan Bautista Sacasa y de Anastasio Somoza García. También se dedicaba al periodismo histórico y contaba con redactores cuyas plumas eran extraordinarias. Uno de estos era Alejandro Cuadra M. cuyo artículo titulado El adiós de un presidente derrocado, el doctor Juan Bautista Sacasa, fue publicado el 30 de junio de 1936. Este reportaje debería de ser lectura obligada para los periodistas nuevos de LA PRENSA como ejemplo de periodismo excepcional.
En 1952 falleció Chamorro Zelaya y su hijo, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asumió la dirección del periódico. Durante sus más de dos décadas al timón de LA PRENSA, el Director Mártir hizo del periódico –que en ese entonces era vespertino— el diario más influyente y más leído del país. Recuerdo cómo todo el mundo esperaba su ejemplar de LA PRENSA, que solía llegar al anochecer en Managua, para informarse de lo que estaba pasando en Nicaragua y el resto del mundo. Era tan eficiente la distribución del rotativo que increíblemente la mañana del día siguiente ya circulaba en Moyogalpa y Altagracia, ¡ambos municipios en la Isla de Ometepe!
En ese entonces LA PRENSA ocupaba una posición hegemónica entre los medios de información nacionales. Su principal contrincante escrito era Novedades, el periódico de los Somoza. Pero pocas personas lo leían y recuerdo que su apodo popular era “No Verdades”.
LA PRENSA se oponía fuertemente a la dictadura somocista. Con valentía, destapaba continuamente escándalos gubernamentales, sobre todo durante los años en que Anastasio Somoza Debayle ocupaba la Presidencia. Curiosamente los Somoza toleraban al rotativo como parte de una gran estrategia de la familia por proyectarse internacionalmente como demócratas que respetaban la libertad de prensa.
LA PRENSA ha sufrido muchas vicisitudes durante su historia. Su planta física fue destruida dos veces por terremotos: el de 1931 y el de 1972. En el primer caso, tomó un año para que el periódico volviese a salir. Después del segundo, volvió a circular a los 69 días.
El golpe más duro que ha recibido LA PRENSA ocurrió el 10 de enero de 1978 cuando Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fue asesinado. Su muerte sacudió a Nicaragua. Para la vasta mayoría de los nicaragüenses el crimen lo había cometido Somoza Debayle o algún socio cercano de él. Su asesinato acabó con la poca legitimidad que le quedaba al régimen y sin duda fue un detonante que contribuyó poderosamente a la sublevación popular encabezado por el FSLN que derrocó a la dictadura dinástica en 1979.
LA PRENSA siempre ha mantenido una línea firme en pro de la democracia. Por oponerse al gobierno FSLN en 1980 hubo un cisma en la familia Chamorro Cardenal. Xavier —hermano de Pedro Joaquín— rompió con el periódico y junto con 80 por ciento del personal de LA PRENSA fundó El Nuevo Diario, un periódico cercano al Frente.
El actual gobierno maneja relaciones tirantes con LA PRENSA. Le negó, por ejemplo, acceso a importantes insumos importados, como papel y tinta, por más de 500 días después de los eventos de abril de 2018. A un alto costo financiero, LA PRENSA continuó publicando hasta que el bloqueo concluyó. Pero también supo aprovechar este tiempo para iniciar su transición hacia una medio cibernético. A pesar de las dificultades normales que ocurren con cualquier cambio, LA PRENSA ha logrado consolidarse en esta nueva frontera del periodismo. Más importante aún es que miles de sus lectores pagan por este servicio cibernético. Este es un logro que ha eludido a otros periódicos en el mundo hispanoparlante.
LA PRENSA nos brinda dos páginas de opinión. Esta es la sección que más me gusta. Su pieza angular es el editorial que refleja la posición del periódico en cuanto a temas importantes. Es una suerte de ventanilla hacia el alma del diario. También cuenta con la caricatura de Manuel Guillén, que es una suerte de “editorial ilustrado”, y los artículos de opinión de otros escritores que constituyen un ágora de ideas que tiene como objetivo, al menos en mi caso, brindarle al lector contexto para mejor interpretar temas que afectan su vida.
El lema de LA PRENSA es “Al servicio de la verdad y la justicia”. Y el desafío más grande que enfrenta el periódico es ofrecernos noticias veraces y no seleccionadas o distorsionadas para adelantar una agenda política. ¡Ojo con esto! Para que LA PRENSA siga siendo un respetado bastión del periodismo en Nicaragua tiene que procurar ser profesional y objetivo en sus páginas de redacción. Tiene que cumplir con su lema actual y con otro del pasado: “¡Si es verdad, LA PRENSA lo dice, y si LA PRENSA lo dice, es verdad!”
El escritor es historiador y frecuente contribuyente a nuestra Sección de Opinión