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Lineamientos estratégicos importantes

El 3 de marzo la Casa Blanca dio a conocer un documento titulado “Lineamientos Estratégicos Interinos de Seguridad Nacional”. Es firmado por el presidente Biden y refleja no solo sus reflexiones sobre la seguridad nacional estadounidense sino que también las de su talentoso equipo de seguridad nacional, encabezado por Antony Blinken, el nuevo canciller estadounidense; Jake Sullivan, el nuevo asesor de Seguridad Nacional; Avril Haines, la Directora de Inteligencia Nacional, y otros miembros claves del equipo Biden, incluyendo Wendy Sherman, propuesta para el cargo de vicecanciller. Acuérdense de estos nombres. Son los “adultos que supervisarán” la ejecución de la política externa de Estados Unidos (EE. UU.) Ninguno es un novato. Todos son veteranos de la política, tanto interna como internacional, y gozan de formaciones académicas de primera y de una amplia experiencia en gobiernos demócratas del pasado.

Este breve documento de tan solo 23 páginas está muy bien escrito y franco. Ofrece una visión global de los desafíos que EE. UU. enfrenta y las prioridades que estos arrojan para EE. UU. Aunque es “interino” y no una Estrategia de Seguridad Nacional definitiva y más extensa, claramente indica cómo la Administración Biden abordará estos desafíos. Es más, explícitamente estipula que todo el aparato gubernamental estadounidense tiene que internalizar estos lineamientos y alinear sus acciones desde ahora mismo con esta visión. Es decir, va más allá del análisis. ¡Es operativo!

El documento sostiene que la Administración Biden enfrenta un mundo que se encuentra en un punto de inflexión como el que los gobiernos estadounidenses vivieron a finales de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la “guerra fría” y después del colapso de la Unión Soviética cuando supuestamente dejó de existir el mundo bipolar y EE. UU. quedó como el único jugador global hegemónico.

Los desafíos que identifica el informe incluyen la pandemia, la crisis climática, el peligro de proliferación nuclear, el terrorismo y el cambio tecnológico. Pero para mí lo más novedoso es que el documento no solo aborda peligros internacionales sino que hace hincapié en amenazas internas a la seguridad nacional. Estas incluyen la corrupción, el racismo sistémico, el populismo, debilidades en el Estado de derecho nacional, la desigualdad y el terrorismo doméstico. Claramente la Administración Biden tiene muy presente el espectro de los años de Trump y pretende usar los próximos cuatro años para corregir debilidades serias en su propio tejido social.

El documento es muy cándido al reconocer que algunos temas domésticos que alimentaron al “trumpismo” estaban bien fundados y continúan siendo importantes desafíos para la seguridad nacional de la república. ¿Cuáles son algunos de estos? La manera en que obreros estadounidenses han sido perjudicados, por ejemplo, por tratados de libre comercio que favorecían más a otros países que a EE. UU. Y políticas económicas que han beneficiado a los “pocos privilegiados” en lugar del pueblo.

El informe también identifica un par de tendencias que la Administración Biden revertirá. La primera es la creencia que EE. UU. es una potencia en decadencia y que ahora está en una competencia especial con una China “asertiva”. Y la otra es que la democracia está siendo cuestionada no solo alrededor del planeta sino que en casa. En este sentido, de nuevo, el informe es extraordinariamente franco. Al mismo tiempo afirma que los EE. UU. volverá a asumir un papel de liderazgo a nivel mundial con “confianza y fuerza” e insiste en que la democracia es la piedra angular que le dará prosperidad, seguridad y libertad a los pueblos del mundo, incluyendo al norteamericano.

En mi próximo escrito, aterrizaré en las prioridades geográficas que identifica este importante informe, al igual que en las herramientas que EE. UU. utilizará para impulsar una agenda global compartida.

El autor fue canciller de la República y embajador de Nicaragua en Estados Unidos

Opinión Antony Blinken
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