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“Herramientas” de seguridad nacional estadounidense

En este tercero y último escrito relacionado a la Estrategia Interina de Seguridad Nacional Estadounidense, abordaré las “herramientas” que la Administración Biden utilizará para garantizarle al pueblo estadounidense vivir en paz, prosperidad y democracia. Estas serán, en primera instancia, la diplomacia y la ayuda financiera. Y en segundo lugar, la fuerza militar.

En el campo de la diplomacia, Biden pondrá fin a la ausencia norteamericana del concierto de naciones que heredó de la Administración anterior. En vez de ser una suerte de llanero solitario, Estados Unidos (EE.UU.) actuará conjuntamente con sus aliados y socios para que su diplomacia sea más eficaz. Para esto, tendrá que revitalizar los lazos que tradicionalmente ha manejado con sus aliados —especialmente la OTAN— y países como Japón, Corea del Sur y Australia. Además Biden piensa restablecer el liderazgo norteamericano en la constelación de instituciones internacionales que Washington ayudó a crear pero que la Administración Trump desestimaba. La estrategia reconoce que algunas de estas tienen grandes debilidades y que a veces hasta han perjudicado intereses norteamericanos. Por eso se dedicará a reformar varias de ellas como la ONU, la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la de Salud (OMS).

Esta estrategia de compromiso global ya se está traduciendo en acción. Por ejemplo, EE. UU. ya se reintegró al Acuerdo de París para combatir el cambio climático. También ya acordó aportar US$4 mil millones para combatir al Covid mundialmente a través de Covax, un mecanismo cuyo objetivo es promulgar la distribución de vacunas a países pobres, incluyendo Nicaragua. Y se reflejará en un presupuesto más robusto para el Departamento de Estado para revertir los recortes draconianos que se dieron en 2017.

Pasando al tema del desarrollo económico, la Casa Blanca plantea que un mundo más próspero favorece al bienestar económico norteamericano y, por ende, a su seguridad nacional. Por eso la estrategia argumenta que está en el interés nacional restaurar financiamiento para el desarrollo económico mundial después de que el presidente Trump lo diezmó en su primer año. Washington también trabajará más estrechamente con las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario y el BID.

En cuanto al poder militar, Biden no excluye su uso, pero tendrá que ser conjuntamente con la diplomacia y solo cuando Washington enfrente una situación que perjudique vidas estadounidenses y/o los intereses vitales de la nación. Añade que su uso siempre tendrá que ser consistente con las leyes y valores norteamericanos —como la democracia, el Estado de derecho, libertad de prensa y respeto para derechos humanos—. El informe también promete no más “guerras eternas” como la de Afganistán cuyo inicio remonta al 2001.

Cierro con un par de “perlas”. Primero, la estrategia prevé que Washington promulgará dos reuniones internacionales. Una de naciones “peso pesados” para reducir la emisión global de carbón. Y la otra una cumbre global para impulsar la democracia. Pero no indica cuándo serán. Tampoco menciona la Novena Cumbre de las Américas que está programada para este año. ¿Seguirá en pie?

La segunda es que si bien esta estrategia es un marco conceptual relacionado a cómo quiere Washington manejar sus relaciones internacionales, no será una camisa de fuerza. Siempre habrá margen de maniobra cuando flexibilidad se amerita. Un ejemplo de esto lo vimos recientemente cuando la Administración Biden no castigó al príncipe heredero de Arabia Saudita por su rol en el asesinato en Estambul de Yamal Jashogyi, un periodista del Washington Post, en 2018. Esto claramente fue una grotesca violación de derechos humanos. Sin embargo, Washington optó por una respuesta consistente con las realidades de este caso. Y la Arabia Saudita —el más grande exportador de petróleo del mundo y el mayor comprador de armamentos estadounidenses— ¡es una poderosa realidad!

El autor fue canciller de la República y embajador en Washington.

Opinión Casa Blanca
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