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Antes yankis, ahora rusos

Cartas de amor a Nicaragua 

Querida Nicaragua: En pocos períodos de la historia hemos estado libres de intervenciones, lo cual significa que nunca hemos podido gobernarnos porque todo el tiempo, con ligeras excepciones, vivimos peleando unos con otros lo que ha provocado intervenciones extranjeras. Los que llegan al poder peleando por defenderlo y los opositores peleando por derrocar al mandamás. Una de las honrosas excepciones ha sido la época de los llamados treinta años conservadores. Tristemente al final de ese período recomenzaron las dictaduras y las intervenciones. Durante años al menor movimiento revolucionario de cualquiera de los partidos, enviaban los norteamericanos sus famosas cañoneras con el fin de que se rindieran los revolucionarios. Por supuesto que algún interés había en esas intervenciones, generalmente intereses económicos pues siempre tuvieron ellos negocios grandes en estos países a los que llamaban “banana republic”.

Zelaya perdió el poder cuando le enviaron la famosa Nota Knox y la correspondiente cañonera por haber fusilado a dos gringos en la zona del río San Juan. Al menos ese fue el pretexto pues Zelaya tenía demasiada influencia sobre los países centroamericanos y eso irritaba a los gringos. Además Zelaya era un dictador que llevaba 16 años en el poder y eso también los irritaba. Cayeron sobre el país interviniéndolo por casi veinte años. Al jefe de la revolución constitucionalista de 1926 general José María Moncada le enviaron otra cañonera, lo que detuvo el conflicto mediante el tratado del Espino Negro firmado en Tipitapa entre Moncada y el representante norteamericano Mr. Stimpson. De nuevo intervinieron en el país hasta que Sandino logró expulsarlos. Durante la era somociana tenían gran influencia aunque no una intervención abierta. Esta influencia la tenían en todos los países latinoamericanos hasta que triunfó en Cuba la revolución liderada por Fidel Castro.

Aquí comenzó la intervención soviética en Cuba. Castro engañó a medio mundo haciéndose pasar por demócrata. Comenzaron los problemas en muchos países americanos cuando Fidel entrenó militarmente a muchos jóvenes del continente enviándolos a Rusia, Bulgaria, Palestina, Libia y otros países terroristas preparándolos para imponer la dictadura del proletariado en todo el continente. A nosotros nos tocó lo peor, una mezcla explosiva de una supuesta Iglesia popular dirigida por sacerdotes comunistas reclutó a muchachos de la clase alta y los entrenó para tomar el poder. Veinte años después pudimos ver a Fidel en Managua celebrando el triunfo revolucionario del 79 con los muchachos que él había entrenado. La presencia rusa comenzó a sentirse.

Yo había leído el famoso libro La Nueva Clase, del disidente comunista yugoslavo Milovan Djilas, donde describe las horrendas torturas de los guardias de la KGB y comenta que los temibles guardias del Zar, montando briosos corceles y asesinando mujeres, ancianos y niños en la Plaza Roja eran “como angelitos del cielo comparados con la KGB rusa”. Lo dice el escritor Milovan Djilas, comunista de Yugoslavia, disidente y prisionero varias veces por varios años y que siguió siendo disidente hasta su muerte en Belgrado en 1995.

Esa es la plaga rusa que nos cayó en el 79 cuando el pueblo engañado apoyó una revolución creyendo que era democrática. Las intervenciones norteamericanas nunca torturaron a nadie, solo dieron entrenamiento; las rusas dieron armas en abundancia, cañones, tanques, aviones y naturalmente entrenamiento e indoctrinamiento comunista.

Aquellos vientos trajeron estas tempestades y contra ellas estamos luchando. En silencio, sin dar ninguna declaración, el orteguismo recibió a 40 entrenadores rusos. No se sabe pero se adivina a qué vienen y no sabemos cuántos cubanos, venezolanos, bolivianos están llegando. No lo sabremos, este es el reino del silencio.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

Opinión Fidel Castro rusos
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