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Urge otro 2 de septiembre

Los tiempos cambian, la rueda de la historia no se detiene. Pero es importante destacar lo que ocurrió hace 32 años en una modesta casa que queda frente al antiguo Estadio Dennis Martínez —ahora convertida en escuela para niños—, la que es parte de la historia política de Nicaragua.

En esa casa, el 31 de agosto de 1989 se llevaron a cabo las primeras deliberaciones de la Unión Nacional Opositora (UNO) y allí fue escogida, el 2 de septiembre la candidata presidencial. La casa se convirtió en centro de convergencia para la oposición. La espina dorsal del pueblo.

Los hoteles de 4 estrellas donde se concentran los opositores de hoy —como si se tratara de la entrega de los premios Óscar—, no se comparan con el modesto local de convergencia opositora democrática de hace 32 años. Esto lo señalo como comunicador que soy y sobre todo como nicaragüense, porque sueño en los cimientos de una coalición electoral compatible.

Cómo es posible que si en 1990, 14 partidos políticos se unieron y formaron la UNO —con un solo candidato presidencial—, en la actualidad haya 12 precandidatos, la mayoría sin partidos ni casillas. La división ha provocado la proliferación de candidatos y esto es grave para los intereses nacionales. Es la principal razón del declive de cada uno de ellos, además de las renuencias, desentendimientos y múltiples recriminaciones.

Los partidos que se consideran democráticos son los principales centros de discusión para firmar acuerdos de alianza, especialmente en tiempos electorales. Siento nostalgia por aquel agosto de 1989 cuando se unieron los partidos de oposición, y por aquel abril del 2018 cuando los jóvenes se revistieron de mucho coraje. Todos estaban unidos en un solo brazo, pero hoy lo que vemos es “la punta del iceberg” en el entorno político. Sigo insistiendo en que una oposición dividida favorece a Ortega. Si persiste esto que vivimos significaría la definitiva pérdida de confianza en ellos. La ya frágil economía, la Policía y Ejército son una desventaja política para el régimen, pero la oposición no sabe aprovechar este debilitamiento.

Con tantos candidatos en este país de apenas seis millones de habitantes, estamos como en Perú, donde se enfrentaron 18 candidatos presidenciales. Pero hay una gran diferencia con el país sudamericano, pues ahí el sistema electoral permite una segunda vuelta; en cambio, en Nicaragua, por puro capricho del dictador se cambió el sistema electoral para eliminar la segunda vuelta.

No se confíen del “aterrizaje suave” porque Ortega apuesta a permanecer en el poder, robarse las elecciones; su guarida es el Ejército y la Policía sandinista. ¡Ojo! Recordemos que en los años ochenta se puso muy de moda una canción de Pancasán, la retórica y estridente consigna de agitación contra el pueblo antisandinista: “Pueblo, Ejército, unidad: garantía de la victoria”. Hoy se está repitiendo la misma historia.

Lo digo de manera semántica: Reeditar aquel 2 de septiembre de 1989, cuando doña Violeta Barrios de Chamorro fue seleccionada como candidata presidencial de los 14 partidos de la UNO, no cuesta mucho. Hay que evitar la confrontación de ideas. Hay que motivar al pueblo. No se debe permitir que continúen cinco años más de dictadura. Con el trabajo integral de todas las organizaciones políticas y de la sociedad en general, ya es hora de poner la teoría en práctica. Los opositores deberían utilizar la razón por Nicaragua.

El autor es vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN).

Opinión Estadio Dennis Martínez Unión Nacional Opositora
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